Hace casi un siglo de las cuatro Copas del Real Unión de Irún y dos décadas desde el último título oficial conquistado por el Deportivo, la Supercopa de 2002, pero los trofeos siguen pesando, sobre todo para el equipo coruñés, cuya desastrosa trayectoria de los últimos años hasta caer en el tercer escalón del fútbol nacional era impensable cuando no hace tanto se codeaba con los grandes no solo de España sino de Europa. Dos históricos frente a frente que mañana se medirán en el Stadium Gal (17.00 horas), con tres puntos en juego y esos diez títulos que suman entre los dos planeando sobre el campo txuribeltz. Las gestas de otras épocas no ganan partidos pero sí sirven para recordar el pasado glorioso de los dos clubes, actualmente luchando por objetivos diferentes en la Primera RFEF.

El Real Unión de Irún, sobre el césped del Stadium Gal. | // GIO BATISTA

El conjunto vasco conquistó su primera Copa en 1913, todavía como Racing Club de Irún. Después llegaron otras tres, ya como Real Unión, en 1918, 1924 y 1927. Casi setenta años después llegó el primer título para el Deportivo, la Copa del Rey de 1995, a la que siete años después sumó otra más, la del Centenariazo en 2002. Una Liga (1999-2000) y tres Supercopas (1995, 2000 y 2002) completan los seis títulos que sitúan al club coruñés entre los diez más laureados de España. Ahora es otro Dépor mucho más modesto que por segunda temporada consecutiva compite en la categoría de bronce del fútbol español. Hace un año partió como el gran favorito al ascenso de los 102 clubes que disputaron la última edición de la Segunda B, marcada por un formato exprés en plena pandemia y con grandes restricciones de aforo en los estadios. El Dépor fracasó al apostar por jugadores en teoría de superior categoría. En la práctica no lo demostraron y ni siquiera fueron capaces de clasificarse para el play off. Ahora, con una plantilla mucho más curtida en el listón de la Primera RFEF, trata de regresar al fútbol profesional en su segundo intento.

Diferente es la meta del Real Unión pese al impulso que ha supuesto la entrada de la familia Emery en el club irundarrra, Unai como máximo accionista e Igor, su hermano, como presidente. De momento, mira hacia la permanencia a la espera de retos mayores por los que pelear en el futuro inmediato. En las últimas décadas ha sido un clásico de la Segunda B, con un breve paréntesis de una temporada, la 2009-10, en la que dio el salto y compitió en la categoría de plata. Se estrenó con buen pie en la Primera RFEF, con dos victorias consecutivas ante DUX Madrid y Valladolid Promesas, pero luego encajó cuatro derrotas seguidas frente a Celta B, UD Logroñés, Badajoz y Rayo Majadahonda. Le urge volver a ganar, igual que al Dépor tras sus dos tropiezos seguidos.