El que perdona lo suele acabar pagando, y muy caro. Le pasó al Deportivo en la anterior jornada contra la SD Logroñés, que logró rescatar un empate en el último suspiro después de que el equipo coruñés fallara ocasiones suficientes para sentenciar, y ayer se repitió la misma historia, solo que multiplicada. Ver para creer lo que ocurrió en el Stadium Gal, donde el Dépor creó más oportunidades que en las seis jornadas anteriores juntas, pero solo fue capaz de perforar una vez la portería de un rival, el Real Unión de Irún, que sí supo sacar el máximo provecho de sus contadas llegadas. Tres intentos, dos goles. Máxima eficacia irundarra, que contrasta con la escasa pegada del conjunto blanquiazul.

El Deportivo derrochó personalidad para vivir permanentemente en campo contrario y embotellar al equipo txuribeltz. Generó numerosas ocasiones, de sobra como para haberle dado la vuelta al tempranero tanto de Bravo, el primero de los dos que anotó. Pero una y otra vez se estrelló, unas veces contra el portero Irazusta, el héroe irundarra con sus paradas, y otras porque le faltó precisión a la hora de finalizar. Solo Noel, nada más entrar en el terreno de juego, fue capaz de batir al arquero vasco para devolver las tablas en el marcador que, poco después, Bravo deshizo de nuevo con su segunda diana.

En los dos tantos locales pifió el Dépor. En el primero, al cometer un error grave en la salida de balón; y en el segundo, al conceder un tres contra dos en una contra que nadie supo frenar. Dos lunares defensivos que el rival aprovechó para marcar y quedarse con los tres puntos. En la anterior jornada volaron dos. Ayer los tres. El Deportivo encadena de esta manera tres jornadas sin ganar, con un balance de un punto de nueve posibles. Una mala racha que intentará cortar en el estadio de Riazor el próximo sábado, a las 19.00 horas, contra el San Sebastián de los Reyes.