Mario Losada (Madrid, 1997), ahora delantero del Zamora, llegó hace dos años a A Coruña para ser el referente ofensivo del Fabril y coquetear con el primer equipo y se topó con una de las temporadas más convulsas de la historia del Dépor. Cayeron técnicos, directivas, hasta el club se fue a Segunda B con una pandemia por el medio. Aún así, conserva un grato recuerdo de A Coruña y del Dépor, al que analiza como equipo, entidad y potencial vivero de jugadores

Estuvo solo un año en el Dépor y en A Coruña. ¿Le marcó?

Totalmente. Mantengo amistades, volví este verano por allí. Hablo de la ciudad como si fuera mi casa porque la llevo en el corazón y me encanta. Es un diez sobre diez.

¿Aún choca ver al Dépor en estas categorías o ya se normaliza?

No, no. Sorprende. Estoy convencido de que está de paso y que el año pasado no se pudo dar porque fue complicado. No es fácil subir tras descender y menos con aquel formato. Era todo muy rápido y no te dejaba adaptarte a la categoría. El Dépor va a volver a estar en Primera. Es, ha sido y siempre será uno de los grandes. Lo siento así y es lo que sentí cuando estuve allí de toda la gente, de toda su masa social. Este año está en Primera RFEF y no tardará en subir a categorías profesionales.

Jugó en el Fabril en la temporada del descenso del primer equipo a Segunda B. Tanta inestabilidad acabó afectando al filial, ¿no?

Fue todo un cúmulo. Muy inestable. Cambió el entrenador, la directiva. Y todo eso llegó abajo porque va en cadena. Cuando hay otra situación, pues el entrenador del primer equipo te ve un tiempo y se decide. Fue difícil para la entidad y nosotros lo hacíamos de la mejor manera posible para tocar a la puerta, pero no era un buen momento para hacerlo.

Salvo Villares, a toda aquella generación con la que compartió vestuario en Abegondo le está costando asentarse arriba. ¿Por qué?

Me alegro muchísimo por Diego, que ya era un jugadorazo con nosotros. Es top. Cuesta llegar, sí. El Dépor es un club enorme, con exigencia máxima y no hay ese proceso de adaptación. Tienes que llegar y no tocar la puerta, sino derribarla. Si no estás al nivel... Va en la exigencia del club, del equipo. Pero hay chicos, como es el caso de Noel, que a mí particularmente me gusta mucho. Viene gente por detrás, los juveniles campeones. El Dépor tiene madera, siempre la tendrá. Luego depende de que se puedan asentar, de la exigencia.

Y de la cultura de cantera...

Hay que tener paciencia y confianza en lo que se tiene. Tras ese año en el que estuve, ya hubo un cambio, también influyó el descenso. Vienen ahora jugadores que hay que aprovechar. Está el caso de Villares o Gandoy, que está cedido. También Noel, Trilli. Hay que darles el voto de confianza, que puedan foguearse. El paso de juvenil a senior cuesta.

“Este Deportivo es más firme. Tiene una mezcla que le da aplomo y pegada”

¿Cómo ve al equipo en sí?

Ahora es más firme, saca resultados más allá del contexto. Este año, además, el grupo está más profesionalizado y le beneficia, es una categoría que se acerca a lo que es la Segunda. Tienen jugadores que rindieron muy bien en Segunda B y algunos con experiencia arriba. Esa mezcla es la que le da ese aplomo y esa pegada, esa sensación de bloque duro. Su gente de arriba es determinante, marca con media ocasión. Y no encaja, tiene ese equilibrio. Está preparado para hacer cosas grandes, pero esperemos que no sea este fin de semana. Ojalá que les ganemos porque hacemos un muy buen partido.

El Zamora no ha empezado como deseaban. ¿Qué les pasa?

Ha habido muchos partidos que se han perdido por la mínima y nos mataron detalles en las áreas. Encajamos lo poco que concedimos y generamos bastante y no entraron. La categoría ha subido bastante el nivel respecto a Segunda B y hay rivales que con media ocasión te vacunan, te matan, y hay que adaptarse.

Su técnico, Movilla, despierta interés en la categoría. ¿Cómo es?

Es trabajador, analiza todo mucho, prepara muy bien los partidos. Es de los que te hace crecer, de los que te saca tu mayor rendimiento.

¿En Zamora ya han visto al verdadero Mario Losada?

No, no estoy a la plenitud de otros sitios. Es la adaptación, coger confianza, que entre el primer gol...

“Luisito, cada vez que nos pesaba, era un ‘show’, se ponía como un sargento; como persona es un diez”

Si Movilla centra miradas, en su paso por el Fabril es imposible no detenerse en Luisito.

Le tengo mucho aprecio. Hay dos jugadores en el Zamora que también lo tuvieron de entrenador en el Pontevedra y recordamos muchas anécdotas y expresiones suyas. Es una persona maravillosa. Recuerdo todo bueno de él porque así me lo hacía ver. Nosotros tampoco es que ganásemos tantos partidos y nunca nos faltó de él un ánimo o una buena cara. Era un entrenador que lo que tenía que decirte te lo decía, pero siempre estaba ahí también para levantarte la cabeza. No salieron las cosas como queríamos a nivel deportivo, pero como persona era sincero, un diez.

¿Alguna anécdota que pueda contar o todas quedan en el cajón?

Todas esas expresiones que él tenía que eran muy suyas. A los más pequeños, como Iago Novo y Martí Vila, les llamaba tres patines. Y cada vez que nos pesábamos en la báscula era un show. Se ponía como un sargento. Con David Sánchez, que también era mi compañero de piso, he recordado muchas. Tanto a él como a Roberto (Feáns) les tenemos mucho cariño. Esa vena paternal les ayudó.

El mejor ejemplo es Mujaid.

Cierto. Es muy destacable lo que hizo con él. Intentó estar cerca para hacerle ver que debía estar comprometido. Luego ya rodó solo.