El deportivismo vive un idilio desde comienzos del verano. La llegada del otoño y las lluvias no lo han marchitado y sigue entregado a una generación de jugadores que le corresponden sobre el campo siempre que tienen ocasión. Desde ese título en la Copa de Campeones frente a las canteras más importantes del país, la afición blanquiazul entendió que tenía un tesoro entre manos que debía cuidar si de verdad quería empezar a pensar en un futuro más luminoso. El club también se abraza a ese grupo de juveniles que ayer reunió en Riazor a 12.189 aficionados para asombrar a todo el continente y establecer un nuevo récord de asistencia en una competición que no suele disputarse en escenarios tan imponentes como el estadio coruñés.

Tres aficionadas ayer en Riazor. | // C. PARDELLAS

Todo es poco para ese grupo de canteranos que ahora capitanea Manuel Pablo y que ha encontrado un aliado inmejorable en Riazor para colarse en la fase final de la Youth League. La meta era superar los más 8.500 aficionados que hace dos semanas se presentaron en el estadio en una tarde lluviosa para empujar en busca de un imposible. Aquella remontada contar el Pogon Szczecin polaco terminó de conectar a la grada con sus perlas de Abegondo, buena parte de ellas criadas en la ciudad deportiva desde benjamines. Ante el Maccabi ayer en el peldaño previo a poder codearse con las más potentes canteras europeas, la grada se propuso romper otro registro y se apuntó en masa a la cita.

Seguidores blanquiazules en la grada. | // C. PARDELLAS

Más de 15.000 deportivistas solicitaron una entrada para ayudar a sus canteranos y buena parte de ellos se presentaron de nuevo en Riazor en otra tarde lluviosa. Volvieron a disfrutar, aunque quizá sin la efervescencia de la remontada ante el Pogon Szczecin. Aquel día los goles fueron prendiendo a la grada hasta confirmar la comunión que existe entre los aficionados y esa generación a la que miran con esperanza de cara al futuro.

Aspecto de las gradas de Riazor ayer. | // CARLOS PARDELLAS

Lo de ayer no supone solo un éxito deportivo, sino que representa también un triunfo social. Nadie lo ha interpretado mejor que el club, que se ha lanzado a arropar a sus juveniles para que se recupere una parte de la identidad perdida en los últimos años debido a las continuas decepciones.

Los jugadores juveniles celebran la victoria con los aficionados. | // CARLOS PARDELLAS

En Riazor ayer había muchos niños y niñas, gran parte invitados por el Deportivo para crear afición, pero también acompañados de sus padres. Se trata también de eso, de trasladar el sentimiento a las nuevas generaciones y que se identifiquen con unos jugadores que son de la casa y que hasta no hace mucho veían desde la banda los partidos como recogepelotas. Ahora marcan goles y enamoran a una afición que sueña con otra tarde como la de ayer y como la de hace dos semanas, aunque vuelva a ser lluviosa. Todo sea por mantener ese idilio con una jugadores que empezó a principios del verano y que ojalá dure mucho tiempo más.

Los jugadores juveniles celebran la victoria con los aficionados. | // CARLOS PARDELLAS

Un idilio de récord en Riazor