Laure fue a presionar a donde pocos irían y Lassad tuvo la fe y la calidad para empotrar un derechazo en la red de la portería de Yoel. Pocos minutos antes había hecho Orellana el empate. El miedo dio paso a una de las grandes explosiones de júbilo de los últimos tiempos en Riazor. El tanto del francotunecino le acabaría dando el triunfo a los coruñeses en el primer derbi en cinco años entre Dépor-Celta (2-1), una velada muy recordada por el deportivismo, que el sábado cumple su primera década.

“Es imposible olvidarse de cómo vibraba Riazor aquel día”, confiesa aún emocionado José Luis Oltra, entonces técnico del Dépor y ahora al comando del Fuenlabrada, ya con 400 partidos en Segunda. “Lo ves desde fuera y te parece grande el derbi, pero vivir algo así desde dentro es absolutamente indescriptible. Solo puedo resoplar al recordarlo”, insiste el entrenador.

“El partido nos pilló maduros, Aspas demostró luego que era un gran delantero”

Diego Colotto

“Fechas así te alimentan la nostalgia”, apunta desde Argentina Diego Colotto, ahora director deportivo de Quilmes. “Me acuerdo de aquel partido, del abrazo al policía en el partido de vuelta, de infinidad de detalles”, cuenta el entonces central, que aún tiene en la mente sus mediáticos duelos con Aspas, de los que salió entonces victorioso. “Creo que aquellos partidos nos pillaron más maduros como equipo que el Celta. Iago demostró después que era un excelente jugador, un futbolista de nivel internacional”, relata de un jugador al que llegó a desesperar aquella temporada. Su relevo como desestabilizador lo pilló luego Carlos Marchena.

El primer gol

Diez años después, la memoria inmediata solo apunta al gol de Lassad, pero la secuencia de los hechos empezó aquel día muy pronto. A los cuatro minutos de partido Riki, un futbolista hipermotivado y productivo en estos encuentros ante el Celta, se colocaba entre los centrales para hacer el 1-0, ayudado del centro de Saúl y de un rebote. “Me lesioné en la celebración, me hice daño”, reconoce el delantero, ya retirado, y a caballo entre Granada y Madrid: “Fue un balón que remato de espuela. Había mucha rivalidad. Fueron partidos bonitos, pero sufridos. La afición del Dépor siempre estuvo con nosotros, hasta en el peores momentos, y en aquellos partidos más”.

“Es indescriptible vivirlo desde dentro, solo puedo resoplar”

José Luis Oltra

Otro de los protagonistas de aquel choque fue Juan Domínguez, ahora consolidado en el fútbol griego. El canterano, ojo derecho de Valerón, había comenzado la temporada a la sombra de Jesús Vázquez. El equipo tampoco había terminado de carburar en las jornadas previas y se le abrieron las puertas de la titularidad en un partido histórico. Ni él ni el Dépor defraudaron: “Recuerdo que aquel día tuve muy buenas sensaciones en el campo, me sentía cómodo. Ese partido me ayudó a seguir jugando y, a partir, me empecé a encontrar muy bien aquella temporada y pude ayudar al equipo”. Para él era llegar a la cúspide en esa escalera de los Dépor-Celta que había vivido desde niño. Se mantenía la esencia, pero el entorno los multiplicaba hasta el infinito. “Esa emoción de toda la semana previa, el ambiente en las calles, los piques previos... Vas por la calle, abres el móvil y no te aparecen más que mensajes del partido. La guinda fue ganar y cómo lo hicimos con el gol de Lassad y la piña de después celebrándolo, pero ya vivir todo lo anterior...”, desliza el mediocentro.

La visita al supermercado

El derbi se juega antes, durante y después. De eso también se enteró José Luis Oltra, que ya contaba con la experiencia previa de los Tenerife-Las Palmas. “Te lo hace notar muchísimo la gente. Vas al supermercado y el cajero, nada más verte, es lo primero que te recuerda, que hay que ganar, que lo demás no importa. Aumentan los actos, las entrevistas... Aunque fuese en Segunda, yo creo que el hecho de que los dos estuviesen arriba, que se encontrasen después de tanto tiempo y que peleasen por subir le dio aún más trascendencia”, contextualiza.

“Rematé de espuela en el gol y me lesioné en la celebración”

Riki

El técnico valenciano comparte la reflexión de Juan Domínguez. Él también cree que aquel partido marcó un punto de inflexión. “Los derbis marcan tendencia, lo digo siempre, y lo que pasó después de este Dépor-Celta me dio la razón. El equipo mejoró, fue a más, hasta ganamos en la vuelta en Balaídos y luego nos recibieron a la vuelta en Riazor y me levantaron en volandas. Iba por el aire, son recuerdos imborrables”, esboza.

“Aquel día me sentí muy bien en el campo, me ayudó a seguir jugando”

Juan Domínguez

“Teníamos un equipazo”. Riki no puede obviar el potencial aquel grupo de jugadores con nombres de Primera como Aranzubía, Valerón, Guardado o Colotto en una categoría errónea. Más allá del nivel del grupo y de esos partidos, Diego Colotto cree que aquel equipo de récord escondía mucho más. “Éramos un plantel comprometido. Demostramos que queríamos a la institución por encima de la categoría y de los contratos. Asumimos la responsabilidad de lo que había ocurrido (el descenso previo en 2011) y quisimos devolver al equipo donde debía estar. Lo hicimos”, asegura antes de reflexionar del pasado y sobre el futuro, siempre sobre el mismo eje rehabilitador. “Me genera nostalgia lo que vivimos y por lo que está pasando ahora el Deportivo. El otro día vi que había ido mucha gente a un partido de juveniles. Se está armando como institución, pronto saldrá del lugar equivocado”. Todo porque pronto vuelva a haber derbis de verdad.