La plantilla del Extremadura se planta y se niega a viajar para jugar en Riazor
Los jugadores y el cuerpo técnico convocan una huelga debido a los impagos y anuncian que no se presentarán al partido de mañana - El Deportivo ganaría por incomparecencia del rival

La plantilla y el cuerpo técnico del Extremadura, durante una comparecencia conjunta. | // R. MORÁN / M. Otero / R. Morán
M. Otero / R. Morán
La plantilla y el cuerpo técnico del Extremadura se plantaron ayer ante los reiterados incumplimientos por parte de la directiva del club, que les adeuda varias mensualidades de sus salarios, y no viajarán para enfrentarse mañana al Deportivo en Riazor. El partido, inicialmente previsto a las doce del mediodía no se disputaría. La consecuencia inmediata será una victoria blanquiazul por 3-0 y la pérdida de tres puntos para los extremeños por incomparecencia a pesar de los intentos de la directiva del Extremadura para desplazarse al menos hasta A Coruña.
El club de Almendralejo maniobró ayer para presentarse en Riazor con el filial después de que la primera plantilla anunciase por la mañana que iniciaría una huelga. Su propósito era esquivar la incomparecencia y el castigo de tres puntos que conlleva, además del partido perdido, y disputar el encuentro asumiendo que cometería alineación indebida. La Federación (RFEF), sin embargo, persuadió al Extremadura de que estaría cometiendo igualmente una incomparecencia al no tener sobre el césped al menos a siete jugadores pertenecientes al primer equipo.
El equipo extremeño trató por todos los medios de buscar alternativas porque se enfrenta a una situación límite. En el caso de que no encuentre una solución a sus problemas económicos y resuelva las deudas con sus jugadores y técnicos, podría ser expulsado de la competición si encadena una segunda jornada sin presentarse.
La huelga de la plantilla del Extremadura representa el último capítulo de la crisis en la que se encuentra inmerso el equipo de Almendralejo desde el verano, cuando rozó la expulsión del campeonato. Solo una decisión judicial, que entendía que los acreedores del club serían perjudicados si no se le permitía competir, frenó que se quedase fuera de la recién estrena Primera RFEF.
La directiva, sin embargo, no ha sido capaz en estos meses de solucionar sus graves problemas financieros y en las últimas semanas se precipitaron los acontecimientos. La plantilla y el cuerpo técnico habían dado un ultimátum al club en forma de huelga, convocada inicialmente para el partido del pasado fin de semana frente al DUX Internacional de Madrid. La posibilidad de la llegada de un inversor durante esta semana hizo que la plantilla retrasara el cese de actividad y diera de plazo al club hasta ayer para solucionar los impagos.
El dinero finalmente no llegó y los jugadores y el cuerpo técnico, encabezado por el coruñés y exdeportivista Manuel Mosquera, anunciaron ayer que no se entrenarían y que no viajarían hasta A Coruña para enfrentarse al Deportivo.
El conjunto blanquiazul deberá acudir igualmente mañana a Riazor para disputar el partido a pesar de que el Extremadura no se presente para que el árbitro lo refleje en el acta.
El conjunto extremeño, al borde de la expulsión de la competición
El Extremadura está prácticamente en el precipicio. La incomparecencia que se producirá mañana y la consiguiente derrota ante el Deportivo por 3-0, penalizada con la retirada de otros tres puntos más en la clasificación, deja al equipo en puestos de descenso en el Grupo 1 de Primera RFEF y al borde de la expulsión de la competición si hubiera otra incomparecencia más el fin de semana siguiente. El club tendrá hasta el sábado, día del partido fijado ante el Calahorra en el Francisco de la Hera, para buscar una solución en forma de inyección económica que haga levantar la huelga y pagar a los jugadores. La situación es límite. El abogado almendralejense Javier González Calvo fue muy directo y sincero con los jugadores, a los que les dio un porcentaje bajo de éxito para encontrar un inversor. Les señaló que el Extremadura tiene aspectos muy buenos para invertir, pero no les escondió que tiene otros aspectos no tan positivos. De momento, nadie ha querido entrar. Tiene un problema añadido el Extremadura: su deuda. La parte positiva es que gran parte de esa deuda ya está aplazada a diez años en el convenio de pago a acreedores. La parte negativa es que hay más parches que tapar y, por lo tanto, el inversor que llegue no tiene que poner sólo dinero para invertir, sino para limpiar el charco. Otra pregunta es: ¿quiere o no quiere vender el presidente el club? De momento, ha comentado en reiteradas ocasiones que no ha habido ofertas, pero fuentes del entorno del Extremadura sí señalan que ha habido el interés de grupos en comprar al Extremadura, eso sí, el cien por cien de las acciones para poder dirigir ellos el club y no el actual presidente. ¿Qué ocurrirá si la semana que viene llega una última oferta que pueda rescatar al Extremadura, pero exija sus condiciones? Eso está en el alero de la directiva que, de momento, no ha encontrado soluciones a los problemas. Primero fue un empresario portugués, luego Ramón Robert y Vekic. Luego el grupo Khalifa y los rusos de Aquila. Se acaban los boletos.
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