Diego Aguirre (Toledo, 1990) se convirtió en una de las primeras apuestas de la nueva secretaría técnica, pero no fue hasta el domingo que se estrenó como titular. Él y Menudo fueron capitales en el Numancia y les está costando encontrar un hueco en los planes de Borja. El lateral admite las dudas, los malos momentos y esa lucha contra la negatividad de todo suplente, pero todo lo que sobrelleva mejor por la marcha del equipo y por su hija que, con dos meses, le ha cambiado las prioridades. “Es mi minipsicólogo”, cuenta.

Ha pasado por siete equipos, uno de ellos de la liga chipriota. ¿Cómo ha llevado la adaptación al Deportivo y a A Coruña?

Estoy muy contento. Sabía a donde venía. Conozco a mucha gente en el mundo del fútbol y todos me decían que era un club fantástico porque tiene mucha historia, pero hasta que no llegas aquí, no te das cuenta realmente de lo grande que es. Por afición, por personas que trabajan alrededor del club, por cuerpo médico, por todo. Estoy encantado, me he hecho bien al Dépor y a la ciudad.

La situación del equipo ayuda a llevar esa llegada a un nuevo entorno y también las rachas en las que no hay minutos. ¿Es así?

Sí, es cierto. Cuando las cosas van muy bien, todo se acepta mejor porque, claro, con mi situación personal, al no estar jugando mucho... Se lleva con otra cara, con una sonrisa. A todos nos gusta jugar, pero el equipo es lo primero siempre y, mientras ganemos, todos estamos felices y contentos.

¿Cómo llevó la oportunidad que le llegó el pasado domingo? ¿Le alivió en esa situación?

Desde luego. Siempre es de agradecer. Yo estoy peleando todos los días y entrenándome a un nivel alto. No he bajado los brazos, porque sé que siempre puedes tener una ocasión de jugar. Me llegó y creo sinceramente que la aproveché. Soy un profesional del fútbol y cuando el míster decida, estaré ahí para ayudar a mis compañeros

¿Cómo llevó el reestreno? ¿Es fácil subirse a un coche en marcha que funciona tan bien?

Estás entrenándote fuerte y bien todos los días, pero el ritmo de competición es muy diferente. Voy a contar una anécdota (suspira). En los primeros cinco minutos pensé que no acababa el partido, me dije ‘como esto siga así...’. Pero luego fui cogiendo buenas sensaciones y más adelante ya mucho mejor.

“En los primeros cinco minutos ante el Rayo Majadahonda pensé que no acababa el partido”

¿Era inquietud por la titularidad o falta de ritmo de competición?

No, nervioso no estaba, eso no. En los primeros diez o quince minutos simplemente me faltaba esa intensidad que tienes cuando sueles jugar siempre. Luego ya estuve más tranquilo y se estabilizó todo en el partido. A medida que pasaban los minutos me iba haciendo más grande y fue todo mejor. Ya le dije al míster que podía haber seguido jugando al final, porque terminé mucho mejor de como había comenzado.

¿Le empujó mentalmente esa jugada ofensiva que casi acaba en gol?

Sí, claro. Cuando coges la pelota en el campo y te salen las cosas, ayuda mucho al jugador. Lo intentas, te sale y vas cogiendo confianza. Ayuda a sentirse liberado.

Menudo y usted venían de ser centrales en el Numancia y su rol en el Deportivo es menor. ¿Cómo se asume mentalmente ese cambio?

Cuesta, claro que cuesta. Tienes que hacerte fuerte de cabeza porque hay momentos en los que piensas ‘joder, no seré tan bueno como pienso que soy’. Empiezas a pensar en negativo y hay que luchar contra todo eso, contra pensar que eres malo o que no sabes hacer las cosas. Somos 24 jugadores en la plantilla del Dépor, el míster tiene que decidir y no porque escoja a uno u a otro es mejor o peor. Son decisiones suyas y ya está. Es fútbol y no debemos dejar de ser profesionales ni dejar de trabajar en el día a día. Me paso a mí, le puede pasar en el próximo partido a Menudo, que salga de titular y que deba dar la cara.

Este fin de semana pudo arrebatarle el puesto, pero Héctor se lo está poniendo difícil para que Borja apueste por usted. ¿Cómo lo está viendo en este inicio de liga?

Él aprovechó la oportunidad, lo está haciendo genial y esto es competencia. En el momento en el que baje, que yo espero que no lo haga, que siga igual, entraré yo y al revés. Si bajo yo, estará él ahí para jugar. Es una competencia sana, de las que todo míster desea tener.

“Héctor lo está haciendo genial. Cuando baje, que espero que no lo haga, entraré yo”

En ese sentido, ¿le ayudará mentalmente que Borja Jiménez ya ha hecho titular a muchos jugadores de la actual plantilla?

El míster tiene que lidiar con 24 futbolistas y creo que todos los que estamos somos competitivos y profesionales. El que salga lo va a hacer igual de bien y por esa parte lo está haciendo bien dando minutos a muchos, porque tenemos que tener a toda la gente en el mismo barco. En el momento que se caiga uno va a ser peor para el grupo. Si el míster lo consigue será un punto a favor de todo el equipo

Desde dentro, ¿se nota esa sensación de fortaleza del equipo?

Estamos haciendo muy bien las cosas, estamos trabajando muy bien desde la pelota. Defensivamente mejoramos mucho desde el principio de temporada.

¿Algún pero?

Por sacar alguno, quizás los últimos diez minutos de los partidos. No logramos hacer resultados de más de dos goles, que no sean tan justos y nos echamos un poco para atrás y ahí sufrimos. Pero, en realidad, estamos haciendo muy bien las cosas, los resultados están llegando y hay que alargar esta racha. Cuanto más dure, mejor. Nunca se sabe cuándo vendrán las malas.

Diego Aguirre intenta regatear con la pelota cercana a su pie a un defensor local. | // LOF Carlos MIranda

¿Qué pensó cuando vio en Majadahonda a más aficionados del Dépor que del equipo local?

Sabía que iba a venir gente a vernos, pero no tanta. La afición es de veinte. Sinceramente no hay palabras para describir lo que uno siente como jugador. Estábamos fuera de casa y había más gente del Dépor que del Rayo Majadahonda. Nosotros jugamos once en el campo, pero ellos fuera son uno más. Hay que darles las gracias porque no es moco de pavo chuparse horas y horas para ver al equipo. Pero, bueno, esto es cosa de todos. Cuando ascendamos, estaremos todos de fiesta (se ríe). Hay que poner todos un poquito.

Hay cierta unanimidad en torno al equipo por sus puntos y por las sensaciones que transmite. ¿Cómo llevan los elogios? ¿Hay que, en cierta manera, inmunizarse?

El elogio también es bueno. Hay que centrarse. Van a llegar halagos y críticas lo hagas bien o mal. Es una parte del oficio y hay que mentalizarse para ganar cada partido jugando bien o mal, eso es lo importante.

Acaba de ser padre hace tan solo dos meses. ¿Le cambia la perspectiva al saltar al campo o al sobrellevar la profesión?

Sí. La verdad es que me ha cambiado para bien. A lo mejor la situación esta de no jugar me pilla hace unos años y me lo hubiese tomado muy diferente a como me lo estoy tomando ahora. Llego a casa después de un partido sin haber jugado, veo a mi niña y ya se me han pasado todas las penas. Lo veo todo de otra manera y me está ayudando mucho. Es como mi minipsicólogo. Yo estoy, realmente, encantado.