Pocos como el Racing de Ferrol han incomodado tanto esta temporada al Deportivo, que ayer regresó de A Malata con un empate que quizá le sepa a algo más. Desdibujado y por momentos irreconocible, el equipo blanquiazul sobrevivió a un partido que se le atragantó casi desde el comienzo y en el que a punto estuvo de descarrilar. Un penalti fallado por Dani Nieto y el tanto posterior anulado en el rechace marcaron al final una igualada que permite garantizar una jornada más el liderato.

Quizá seguir al mando de la clasificación sea el mayor premio de la visita a Ferrol, porque el Dépor ayer se pareció poco al Dépor, al menos al que acostumbra. Borja Jiménez regresó a la versión del equipo que más ha empleado durante la liga después de la oportunidad que le concedió a los meritorios en la Copa. El técnico apenas alteró el bloque sobre el que se ha apoyado desde que arrancara el campeonato, salvo para introducir de nuevo a un William de Camargo que se revela como la única concesión a la inspiración que concede dentro de la propuesta que ha buscado implantar en su Deportivo. Fue de lo mejor el brasileño en una primera parte en la que el equipo no logró encontrarse.

El fútbol control que suele emplear el conjunto blanquiazul desapareció casi por completo en un primer acto incomodísimo para los de Borja. Huérfanos del balón, al Deportivo se le atragantó la propuesta del Racing. Nadie había colocado a los coruñeses en una situación así en toda la temporada, en la que han podido estar más o menos espesos, pero en la que nunca habían perdido de vista la pelota. Lo consiguió el equipo del extécnico deportivista Cristóbal Parralo, que no solo instruyó a los suyos para apretar al hombre en salida, sino que amenazó casi de manera constante por medio de Dani Nieto.

Su movilidad causó muchos problemas al Deportivo, especialmente a Álex Bergantiños. Encontró muchos huecos y a punto estuvo de sorprender al filo del cuarto de hora después de un desajuste entre Víctor García, Bergantiños y Lapeña. Los tres fueron a por Alayeto y desatendieron su espalda. Por ahí apareció Nieto, que solo ante Mackay quiso cruzar demasiado la pelota. Lo desvió lo justo el portero coruñés para salvar a su equipo, que sin embargo seguiría sufriendo.

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Llegada del Dépor a A Malata para el duelo ante el Racing de Ferrol Arcay | Roller Agencia

Tardó en ajustarse el Deportivo y eso se traducía en llegadas peligrosas de los locales. Lapeña ejemplificaría el padecimiento blanquiazul con una falta en la frontal, incapaz de frenar las llegadas racinguistas. Apenas encontró respiro el conjunto de Borja, que intentaba asomar la cabeza a través de la habilidad de William.

Fue la inspiración de Quiles, sin embargo, la que fabricaría la oportunidad más clara de la primera mitad. Sobre la línea de fondo se deshizo de dos rivales, pero su pase dentro del área lo consiguió desviar Fornos.

Había mostrado poco el Deportivo hasta entonces, pero después del descanso se acercó más a la propuesta que lo ha identificado a lo largo de este curso. El Racing se olvidó de la pelota y bajó revoluciones, pero aún así le costó armar el juego con fluidez.

Apenas encontró a sus centrocampistas el equipo de Borja, así que el técnico decidió prescindir de uno de ellos y comprobar si Yeremay todavía seguía de dulce después de su alumbramiento en la Copa. Funcionó el joven canario en lugar de Villares y el Dépor tuvo algo más de profundidad, pero el último tramo del partido estaría marcado por un penalti en el área blanquiazul.

El árbitro castigó un derribo de Álex Bergantiños que Dani Nieto no aprovechó. Su lanzamiento se estrelló en el larguero, pero Nathan recogería el rechace para adelantar al Racing. El colegiado, sin embargo, interpretó que el delantero brasileño había arrollado a un defensa y mantuvo la igualada en el marcador para alivio de los deportivistas.

Apenas se jugó a partir de ahí cuando quedaban aproximadamente siete minutos con el descuento. El conjunto blanquiazul dio por bueno el empate todavía con el miedo en el cuerpo y la sensación de haberse salvado de su partido más incómodo hasta la fecha. Casi no tuvo respuesta el Dépor, que no pudo tirar de sus recursos habituales y al final sobrevivió.