Nadie diría que hoy por hoy hay dos categorías de diferencia entre Dépor y Osasuna después de ver el partidazo de ayer, parejo hasta en la intención. Los dos valientes, ofensivos, con la portería contraria entre ceja y ceja desde el arranque. El domingo, en León, es en donde el equipo coruñés se jugará de verdad las lentejas en busca de otro paso adelante hacia su único objetivo, el ascenso a Segunda, pero eso no impidió que ayer pusiera todo de su parte por cumplir el sueño de avanzar en la Copa. Era una noche para disfrutar dentro del campo y también desde la grada. Todos lo hicieron, los jugadores derrochando desparpajo y un hambre voraz por devorar a un rival de Primera, y también los aficionados, ilusionados por alentar a sus futbolistas para tratar de dar la campanada. No la hubo, pero el Deportivo tuteó a un rival de Primera. Le obligó a tener que exprimirse para ganar. Con eso deben quedarse los blanquiazules, que se despiden con la cabeza alta del torneo del KO.

Mario Soriano, entre dos jugadores de Osasuna. | // CARLOS PARDELLAS

La puesta en escena del Dépor fue muy alentadora, con Calavera dominador en la zona ancha y Trilli y Aguirre apareciendo bastante desde las bandas, más Noel bajando a recibir para dar continuidad al juego. En realidad, todos se atrevieron, nadie se escondió. Al contrario. Fue como si el fútbol fluyera de manera más natural en las botas de los blanquiazules, liberados por una vez de esa presión, tan incómoda como inevitable, de tener que ganar sí o sí. Cada fin de semana son el rival a batir en Primera RFEF, el favorito independientemente de dónde jueguen y de quién esté enfrente. Ayer la historia era diferente. Se trataba de competir, eso por encima de todo, pero también de jugarle sin complejos a uno de los equipos más en forma de la máxima categoría que venía de empatar nada más y nada menos que ante el Barça. Arrasate mantuvo en el once a tres de sus titulares en el anterior encuentro. Jiménez, a cuatro. Muchos cambios en los dos equipos, lo lógico para una eliminatoria de Copa que los dos se tomaron muy en serio.

Víctor García cabecea ante la portería visitante. | // C. PARDELLAS

Ontiveros y Budimir, dos viejos conocidos que ya se habían enfrentado al Dépor en Segunda con Málaga y Mallorca, respectivamente, fueron los visitantes más activos en una primera mitad de dominio coruñés y ocasiones para los dos. El Dépor salió convencido de que podía dar la sorpresa y solo tardó 23 minutos en ponerse por delante. Una falta sobre Doncel en el pico del área la convirtió él mismo en una maravilla de gol. Su zurdazo teledirigido, directo a la escuadra, hizo inútil la estirada de Sergio Herrera. El gol le sentó mal a Osasuna, que tardó en reaccionar, como queriendo que se llegara al descanso para recomponerse. Sin embargo, los navarros se encontraron con el empate en el descuento de la primera parte, cuando no hay que conceder nada, ni siquiera un saque de esquina. Kike García se sacó de encima a Villares, blandito en la marca, y voleó a gol el servicio desde el córner para devolver la igualdad al marcador justo antes de pasar por la caseta. Duro castigo para el Deportivo, que hizo méritos suficientes como para haber llegado al ecuador del partido con ventaja.

Volvió mejor Osasuna tras la reanudación y muy pronto, en el 48, Javi Martínez obligó a Mackay a responder con una gran parada para evitar el segundo de los rojillos, más cómodos con la pelota. Aun así respondió de inmediato el Dépor con una acción mal finalizada por Soriano en su mano a mano ante Herrera. También Doncel repitió como rematador para merodear el gol con un disparo que reanimó a su equipo y sirvió para sacudirse el dominio visitante. Los blanquiazules volvían a recuperar pronto la pelota y la movían con criterio hasta llegar al área con varios jugadores, entre ellos Soriano, al que le faltó puntería para aprovechar alguna de sus ocasiones. Cuando parecía que el Dépor recuperaba su mejor versión, llegó el mazazo del 1-2. Mackay lo evitó en primera instancia a disparo de Kike García pero Budimir recogió el rechace y, sin oposición, fusiló al meta coruñés para completar la remontada.

Jiménez buscó soluciones en el banquillo, entre ellas William, el que más encaró en una recta final en la que Osasuna también tuvo algunas llegadas para sentenciar, las más claras un disparo a las nubes de Budimir y un par de remates de Kike García, que se impuso por alto a los centrales. El Dépor no bajó nunca los brazos. Hasta Miku y Quiles recargaron el ataque en busca de la prórroga, pero ni ellos ni nadie encontraron el gol. El equipo coruñés vendió cara su primera derrota en Riazor desde enero. Se despidió de la Copa, pero plantando cara a un rival de Primera División.