El Deportivo se va de vacaciones con los deberes hechos y 37 puntazos en su casillero, que son un tesoro aunque no tan valioso como el grupo de futbolistas que Borja Jiménez tiene a sus órdenes. La continuidad de todos ellos, sin tener que lamentar ninguna sorpresa desagradable, sería el mejor regalo para el deportivismo y especialmente para el técnico abulense, que ha logrado armar un bloque siempre fiable y competitivo independientemente del rival, el escenario o las circunstancias. El Dépor se ha acostumbrado a ganar, con mayor o menor brillantez, pero acaba sacando los partidos adelante a base de orden, mucho trabajo y la pegada de dos futbolistas, Quiles y Miku, que personalizan la capacidad de todo el equipo para hacer daño con muy poco. Ocho goles cada uno. Tremendo. En León no necesitaron demasiadas ocasiones para marcar, uno el andaluz y dos el venezolano, que anotó el definitivo 2-3 en el minuto 90, cuando el partido olía a empate. Premio gordo para el conjunto blanquiazul, lanzado hacia una meta todavía lejana, pero al alcance siempre y cuando sea capaz de mantener este nivel tan alto de rendimiento y, sobre todo, de competitividad.

William cae derribado dentro del área por el portero Sotres en la primera parte. | // LOF

Nadie asciende en diciembre. Al Dépor todavía le queda mucho que remar hasta conseguir el billete a Segunda. Tendrá que pasar por momentos complicados. Es inevitable. A todos los equipos les pasa y será entonces cuando tendrá que aflorar la fortaleza de un grupo unido, que sabe dónde está y al que no le importa tener que remangarse, como ayer en León, para cumplir sus objetivos. De momento, acaba el año en lo más alto de la tabla, reconfortado por todo el trabajo bien hecho y con muchos motivos para celebrar. Hay equipo y es ganador. Lo festejan también los aficionados, los que ayer estaban en León y todos los deportivistas que cada fin de semana se sienten orgullosos de su equipo siempre, más allá del resultado final.

Noel lucha por el balón entre dos rivales de la Cultural Leonesa. | // LOF

El de ayer acompañó gracias al gol de Miku casi sobre la bocina pero perfectamente pudo ser un empate. Desde luego, no hubiera sido injusto. El Dépor no hizo muchos más méritos que la Cultural para llevarse los tres puntos, pero todo le sale de cara. En esa dinámica está, en la de los equipos fiables y ganadores que, de la forma que sea, son capaces de vencer.

El Reino de León reunía a los dos conjuntos más goleadores del grupo y Jiménez salió a buscar el intercambio de golpes juntando a cuatro delanteros a la vez: William, Quiles, Noel y Miku. Mucha pólvora para arrancar, pero apagada porque al Dépor le faltó precisión y calma para progresar con el balón hasta posiciones de remate. Juergen, más incómodo que otras veces, no acabó de iluminar el ataque blanquiazul. Solo Miku, con dos disparos seguidos que rechazó Sotres, fue el único capaz de llevar peligro a la portería local en un tramo inicial muy parejo en el que hubo un posible penalti a favor del Dépor por una caída dentro del área de William, trastabillado por el portero. De momento, sigue a cero ese capítulo de penas máximas. Ni un solo lanzamiento desde los once metros en toda la temporada.

El brasileño se asoció mucho y bien con Héctor desde el flanco izquierdo. Fue el sector del campo que más exploró el Dépor para crearle problemas a la Cultural. Así llegó el 0-1, de una combinación por banda que el lateral resolvió conectando un centro chut muy duro. El rechace del portero se lo acomodó Miku, pura sangre fría, para fusilar e inaugurar el marcador (m.28).

Pronto respondió la Cultural. Encontró el empate en una acción aislada, el golazo de Aarón Piñán, un soberbio disparo desde fuera del área. No se descompuso el Dépor, que volvió a cargar por el carril izquierdo para recuperar su ventaja en el marcador tras otra acción por banda entre Héctor y William. El lateral ganó de nuevo la línea de fondo y buscó a Quiles, que culminó la jugada con un remate inapelable. El Dépor tenía el partido donde quería y trató de bajar las revoluciones, pero sin acabar de conseguirlo porque el intercambio de ataques siguió siendo constante, con alternativas en el dominio y sin que ninguno de los dos equipos fuese capaz de adueñarse de la pelota. Muchas llegadas a las dos áreas, y pocas ocasiones claras pese a la insistencia de Noel por bajar a recibir y hacer de nexo con sus compañeros de ataque.

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Fiesta blanquiazul en la grada del Reino León tras ganarle 2-3 el Deportivo a la Cultural LOF

Tras el descanso la Cultural no encontró demasiadas vías para sorprender a la ordenada defensa coruñesa, de nuevo con Jaime y Lapeña muy efectivos. Los leoneses tuvieron que recurrir a las acciones a balón parado para asomarse a la portería visitante. Un cabezazo de Percan a la salida de un córner, más un disparo alto de Ander Vitoria, fueron las mejores ocasiones locales hasta que, de nuevo Aarón Piñán, volvió a sacarse de la nada el tanto del empate. Gran conducción del extremo hasta encarar a Héctor y culminar su acción personal con un gran disparo cruzado, imparable hasta para Mackay.

Con el 2-2 y veinte minutos por delante Jiménez decidió agitar más el ataque dando entrada a Doncel y Soriano. El canterano del Atlético fue el que más participó, sobre todo para lanzar rápidas contras. Tampoco la Cultural renunció a la victoria. Quiso más y primero Álvaro Juan y luego Ander Vitoria trataron buscaron portería con sendos disparos en la recta final, pero sin puntería. El encuentro parecía destinado al reparto de puntos hasta que en el minuto 90 el cazagoles Miku, siempre con la caña preparada, volvió a aparecer dentro del área. Víctor demostró su capacidad atlética evitando que el balón se perdiera por la línea de fondo y el venezolano transformó el servicio de su compañero en el definitivo 2-3 para adelantar las fiestas. Las suyas, las de sus compañeros y las de todo el deportivismo.