La reputación del Deportivo iba unida desde el arranque de la temporada a ese equipo aseado al que no le gusta demasiado desmelenarse. Su pulcritud le convirtió en un conjunto fiable y sólido, lo suficientemente solvente como para no encajar apenas goles en contra y controlar los partidos a través de la pelota. Al conjunto de Borja Jiménez, sin embargo, le faltaba un punto de atrevimiento que en ocasiones le penalizó. Algo de diversión también es necesaria incluso para los más rectos, por eso el técnico ha orquestado una versión más alegre de su equipo.

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El Deportivo le gana 2-3 a la Cultural Leonesa LOF

Borja les pidió que tocaran “rock and roll”, como destacó ayer en la rueda de prensa posterior a la victoria en el Reino de León, que no se intimidaran ante el intercambio de golpes en el que podía convertirse el partido ante uno de los conjuntos más goleadores de la categoría. Por eso el entrenador deportivista repitió la apuesta de hace una semana en Riazor contra el filial del Valladolid y colocó de nuevo juntos en el ataque a Miku, Quiles, Noel y William de Camargo.

Eso implica perder un centrocampista y parte de ese control en el juego que siempre ha buscado armonizar el Dépor este curso, pero a cambio ganó profundidad y rematadores. Ayer siempre los hubo en el área para el equipo blanquiazul, sobre todo en la primera parte, para finalizar las jugadas que partían desde los costados. Así cazó Miku el primero tras un remate inicial de Héctor Hernández y así marcó Quiles el segundo tras un servicio del lateral izquierdo.

El colofón lo puso el propio delantero venezolano, el encargado de interpretar ese rock and roll que por momentos se le atragantó al Deportivo ayer, en León más en la segunda parte, y que lo convierten junto a Quiles en los pichichis del equipo y en dos de los máximo anotadores de toda la categoría con ocho dianas.