La tendencia actual peca en ocasiones de sobreanalizar el fútbol, de desmenuzarlo por completo para encontrar todas las posibles respuestas a lo que ocurre en el campo. La influencia tecnológica es cada vez mayor y con ella la ambición de limitar al máximo el poder del azar. Hay ocasiones, sin embargo, en que simplificar se presenta como la herramienta más eficaz. Veces en las que es más útil explicar una victoria como la de ayer del Deportivo a través de lo simple. Concentró todas sus virtudes en un tramo de apenas 10 minutos en los que abusó del Talavera y después se acomodó. Casi se arrepiente, pero lo básico es que Miku y Mackay llegan allí donde ni sueñan los rivales. Luego se podría discutir si el equipo tiene las herramientas para algo más o qué sistema le sienta mejor.

El Deportivo se encontraba más que cómodo en su versión más controladora, se había amoldado a la perfección a ese traje que había confeccionado Borja Jiménez para dominar sin sobresaltos los encuentros, pero el técnico decidió antes del paréntesis navideño buscar otro estilo. No es que a la anterior versión se le vieran las costuras o que estuviese desgastado, pero entendió que era necesario una fórmula más vistosa, menos monótona. La encontró prescindiendo de uno de los centrocampistas y colocando un atacante más, de manera que llegó a juntar en los partidos previos a las vacaciones a Miku, Quiles, Noel y William en la alineación.

Había dudas sobre si con el comienzo del año Borja insistiría en una apuesta que le ha funcionado. Sorprendió a medias. Mantuvo el sistema, pero con nombres diferentes. Entró Soriano como mediapunta y Villares como acompañante de Juergen en el doble pivote en lugar de Álex Bergantiños. La sensación es que el técnico trató de equilibrar la alineación con aquellos que al regreso de las vacaciones se perdieron parte de los entrenamientos, porque también regresó Trilli al lateral derecho frente a Víctor García.

No parecía que el guion fuera a ser muy diferente a otros partidos en Riazor, con el Deportivo en busca de un dominio que le permitiera ir madurando sus oportunidades e inclinar el campo hacia el área del Talavera, pero en el primer minuto se encontró con un susto. Héctor se resbaló en un despeje en apariencia sencillo, aunque reclamó un empujón, y los visitantes tuvieron una oportunidad inesperada que desperdiciaron.

Mantuvo la calma el Deportivo, que respondería con un balón en profundidad hacia Quiles que el delantero estuvo a punto de aprovechar con un disparo ajustadísimo al palo que el portero rival consiguió desviar a saque de esquina. Fue acomodándose a partir de entonces el conjunto de Borja Jiménez, que empezó a encontrar a Mario Soriano entre líneas. Quizá ayer fuera la primera ocasión en la que el equipo blanquiazul encajaba un mediapunta en el sistema, aunque no se trató del que en un principio estaba destinado a ocupar ese papel en la plantilla.

Menudo se cayó incluso de la convocatoria después de perderse la primera semana de entrenamientos tras las vacaciones navideñas y para hacerle hueco también al recién incorporado Álvaro Rey. En su lugar Soriano dejó mejores sensaciones de las que había trasladado como interior. De su asociación con William nacieron las mejores oportunidades del Deportivo, especialmente cuando el equipo pudo combinar con mayor fluidez.

Fue al filo del cuarto de hora, pero se trató de un tramo efímero, sin demasiada continuidad para un Deportivo que dio la sensación el resto del primer tiempo de jugar con el piloto automático conectado. Aparecieron Juergen y Villares para ofrecerse, al mismo tiempo que Trilli y Héctor aprovechaban las bandas para generar superioridades.

Primero lo probó el juvenil con un disparo que rechazó el portero y después Soriano con otro remate desde fuera del área, pero lo que realmente expuso los muchos recursos con los que cuenta el equipo y el engranaje construido por Borja fue el tanto de Miku.

William y Soriano trenzaron una combinación en el balcón del área en apenas un puñado de toques y despejaron el horizonte para el delantero venezolano, que con un amago se desembarazó del defensa que le salió al paso para colocar la pelota lejos de la estirada del portero. La superioridad técnica y la riqueza de soluciones del Deportivo se aliaron en esa acción para lograr la ventaja en el marcador y desactivar al Talavera.

Apenas había pasado apuros el Deportivo hasta entonces, pero se encontró con otro sobresalto por un despiste de Héctor. El lateral se olvidó de su espalda y le colaron una pelota en la que Mackay tuvo que achicar, atento para enmendar el error de su compañero.

El equipo no se fue con las mejores sensaciones al descanso y todavía empeorarían al principio de la segunda mitad. El Dépor estuvo indefinido por momentos, trataba de controlar el partido con las herramientas para lo contrario. Podía poner una marcha más a medida que el Talavera se exponía más, pero se aturulló y estuvo a punto de pagarlo. En esos momentos de zozobra se agigantó Mackay para mantener la ventaja en el marcador con una serie de intervenciones decisivas.

La incertidumbre la pudo despejar Miku con un penalti ya en el descuento, pero no acertó para ampliar su renta de goles. No solo ganó el Dépor, sino que además se afianza como líder, alcanza los 40 puntos a falta de una jornada para el final de la primera vuelta, amplía su ventaja sobre el Racing de Santander y se garantiza el título honorífico de campeón de invierno.