El nuevo Miku, el viejo Miku goleador y con ganas de aprender. Nicolás Ladislao Fedor Flores se ha hecho el amo del área de Riazor y ya se ha colocado como pichichi de Primera RFEF. Esos nueve goles, casi todos decisivos, suponen la mejor marca de su carrera en España. Ni en el Salamanca ni en el Rayo ni en el Getafe pudo perforar tantas veces las redes rivales a llegar al ecuador del campeonato. A sus 36 años, es otro y en parte vuelve a ser el mismo, con algunas de las señas de identidad en su juego y en su ética de trabajo que le han hecho labrarse un nombre en la península. “Siempre está aprendiendo. Es familiar, se cuida, no ha tenido lesiones graves. No me extraña su nivel. Es un jugador para crear un equipo en torno a él”, sentencia Paco Jémez, ahora técnico del Ibiza y que lo tuvo dos años a sus órdenes en el Rayo entre 2014 y 2016.

Una década antes daba sus primeros pasos en el profesionalismo. Había llegado a Valencia y acabó enrolándose en la cantera ché. Tras sus primeros pinitos, la temporada de su eclosión llegó en el Helmántico. Logró 18 goles y llevó al Salamanca a Segunda, algo que espera repetir con el Dépor. Ese año su entrenador, impulsor y moldeador fue Javi López, con amplia trayectoria en el fútbol español y que ahora está integrado en la secretaria técnica del Zaragoza. “Yo lo conocía del Alcoyano. Allí jugaba en la banda derecha, pero lo firmamos junto a Ángel Medina con la idea de jugar por dentro, en punta. Ahí se podían aprovechar más sus cualidades”, razona justificando ese movimiento que acabó alumbrando y confirmando al delantero que es hoy. “Atacaba los espacios, daba continuidad al juego, era un buen rematador. Le costó un poquito, también estaba Deus en aquel equipo. Nosotros hacíamos trabajo individualizado para que mejorase y luego había que tener la valentía de ponerlo y lo hicimos. Encajó bien y empezó a meter goles”, relata el técnico, considerado por Miku como uno de los más influyentes de su carrera.

Javi López, al igual que Jémez, enuncia las cualidades personales que se pueden apreciar cada día en el entorno de trabajo de Abegondo. Han pasado tres lustros, pero hay detalles que no han cambiado. “Tenía 20 años y era de carácter, pero muy responsable, con ganas de aprender, estaba muy atento a todo lo que le podías decir. Entonces tenía unas grandes condiciones y aún estaba por hacer, pero yo estaba seguro de que iba a llegar al fútbol profesional”, sentencia un López que, aunque ha perdido el contacto con él, lo tiene “muy presente” y hasta recuerda el “gran aprecio” que le tenía a su madre, que le acompañó en varios momentos de aquella etapa.

Miku, en su etapa en el Rayo Vallecano. | // AGENCIAS Carlos Miranda

Paco Jémez reconoce también a ese jugador “importante dentro y fuera del área, que caía a banda, que bajaba a tocar a la mediapunta, con un gran primer toque” y que sabía “interpretar muy bien el juego”. Eran sus cualidades físicas y sobre el césped y las que exhibía también fuera las que hicieron que ambos conectasen, a pesar de que su relación no había empezado con buen pie por un cruce de declaraciones cuando Miku estaba en el Celtic y Paco ya se encontraba en el banquillo de Vallecas. “Soy una persona que no me gusta estar con nadie si tengo algo que decirle y lo primero que hice fue sentarme con él. Lo hablamos y arreglado. Ahora tenemos una amistad”, relata antes de ahondar en ese feeling. “Antes que jugador es un chico fantástico. La gente que lo conoce sabe que es excepcional en todos los aspectos y a esta gente le agarras cariño”, confiesa.

El Miku de hoy no es el Miku de Salamanca o el de Vallecas, pero ha revelado un gran nivel cuando llevaba un tiempo fuera del foco del fútbol español. El venezolano achaca ese paso al frente al hecho de haber hecho su primera pretemporada en condiciones en cuatro años y por lo importante que se siente en el grupo y lo que cuida su salud mental. A Javi López no le sorprende esa longevidad. “Ahora hay muchos medios e información. Se cuida el aspecto psicológico, el entrenamiento invisible. Si eres muy meticuloso, no es una sorpresa. Hace muchos goles”, relata.

Paco Jémez no niega que “los años pasan para todos”, aunque está seguro de que “ha perdido en algunos aspectos de su juego, pero ha ganado en otros”. No se atreve a decir “cuánta cuerda le queda”, aunque para él “dependerá de la categoría” y de la cabeza, porque “cuando llegas a una edad en la que estás próximo a retirarte, lo que más te hace dejarlo no es el cansancio físico, sino el mental”, apunta. Eso sí, tiene claro lo útil que es en multitud de aspectos. “Tiene mucha experiencia y mucho que enseñar a los jóvenes. Los que están alrededor, si son inteligentes, aprenderán porque tiene muchas cosas que enseñar”, concluye.