Forman una familia, la de los andaluces, dentro de otra más grande, la del Dépor. Cinco en total, más que gallegos con ficha de la primera plantilla blanquiazul: el gaditano Jaime Sánchez, el malagueño Rafa de Vicente, el onubense Alberto Quiles y los sevillanos Juan Carlos Menudo y Álvaro Rey. Las raíces les unen y a la vez despiertan entre ellos una sana y distendida rivalidad, “piques entre andaluces”, explica De Vicente delante de sus paisanos, todos sonrientes como él. “Tenemos a los sevillanos, Menudo y Álvaro, Quiles es de Huelva y Jaime, aunque parezca de Albacete, es de Chiclana —añade Rafa con su guasa malagueña—. Siempre estamos con los piques entre ciudades, que si la capital, que si para arriba o para abajo. Siempre nos estamos buscando, el tema es estar todo el día picándonos entre unos y otros para buscar las bromas. Así somos”. Da fe su compañero Jaime, de Chiclana de la Frontera. “Ellos me vacilan y me dicen que no soy andaluz porque llevo mucho tiempo fuera, pero soy andaluz de pura cepa —presume orgulloso el central gaditano—. Es bonito encontrarte con gente de tu tierra tan lejos”.

El último en llegar, Álvaro Rey, ya es uno más en la hermandad. “Siempre es bueno tener gente de la tierra cerquita cuando estás un poco lejos, y más como somos nosotros, que somos muy cercanos y muy unidos a nuestra tierra y a nuestra gente. Desde el primer día me siento fenomenal con todo el grupo”, argumenta el extremo natural de Sevilla, como Menudo. “Para nosotros es importante tener gente de nuestra tierra con la que en cualquier momento podemos hablar de todos los temas. Estamos unidos y eso le viene bien al grupo”, apunta el exjugador del Numancia tras posar con la blanquiverde en Riazor junto a sus paisanos.

Son futbolistas de talento y calidad, cualidades que siempre han caracterizado a la escuela andaluza. Prototipo de ella es Quiles, uno de los jugadores técnicamente más dotados no solo del Dépor, sino de toda la Primera RFEF. Puro arte al servicio del equipo. “Tenemos eso, que nos gusta mucho el balón y divertirnos en el campo, dentro de la responsabilidad que sabemos que tenemos —argumenta el exdelantero del Recreativo de Huelva—. De los canarios dicen que tienen esa magia y de los andaluces, que tenemos ese toque. Somos una gran familia aquí, tanto los andaluces como todo el grupo. Estoy muy contento de encontrarme a gente de la tierra”.

Aún tienen pendiente visitar la sede de la Casa de Andalucía de A Coruña, en la avenida del Ferrocarril. Allí les espera su presidenta, Encarna del Real, “cordobesa, como Paco Jémez”. “Cuando estaba en el Dépor nos visitó en el anterior local que teníamos en la ronda de Outeiro”, recuerda Encarna sobre el actual técnico del Ibiza, canario de nacimiento y andaluz de adopción. “Aldana fue vecino mío un tiempo cuando llegó, hasta que cogió una casa”, relata la presidenta, que lleva 37 años en A Coruña. “Tuvimos más visitas, por ejemplo de Caparrós o de Tristán, que vino a nuestra caseta en Méndez Núñez en la Feria de Abril”.

Su exvecino Adolfo Aldana, de San Roque (Cádiz), fue una de las grandes figuras del Superdépor e inauguró la época más brillante en la historia del club, la de los títulos. De ella también fueron partícipes el jerezano Enrique Romero, el algabeño Diego Tristán y el almeriense Héctor Berenguel. En 2006 los tres coincidieron con el onubense Juanma Delgado y el sevillano Paco Gallardo, que llegaron de la mano del utrerano Joaquín Caparrós. Cinco andaluces a sus órdenes, el mismo número que ahora con Borja Jiménez.

Rodolfo Bodipo (Dos Hermanas), Juan Rodríguez (Málaga), Jesús Vázquez (Huelva), Carlos Marchena (Las Cabezas de San Juan, Sevilla), Luis Alberto (San José del Valle, Cádiz), Juan Antonio Anquela (Linares, Jaén), Hugo Vallejo (Granada) o José Lara (Sevilla) son otros ejemplos de andaluces por el Dépor en las últimos años. Mucho flamenco en el vestuario de Riazor, sin rastro del acento euskaldun que dominó en los años 90 del siglo pasado y en el que ahora, tres décadas después y dos categorías más abajo, cecea el andaluz de Menudo, Álvaro Rey, De Vicente, Quiles y Jaime.

Aldana: "Hay mucho arte"

Adolfo Aldana, que jugó en el Deportivo entre 1992 y 1996 y actualmente es profesor de Tafad en Estepona, opina sobre ese talento natural tan característico de la escuela futbolística andaluza: "Históricamente los campos de fútbol del sur, en Canarias o Andalucía, siempre han estado en mejores condiciones que los del norte, más embarrados por la lluvia y en los que no era tan sencillo jugar el balón por abajo. Por eso en las comunidades del norte se gustaba más del jugador aguerrido, de raza y de fuerza, no tanto de calidad. Recuerdo que desde siempre en el Carranza o en el Villamarín, por citar los estadios emblemáticos de los equipos andaluces, el jugador que hacía dos regates, cuatro fintas o cinco amagos ponía al público en pie. En cambio, el de menos habilidad no era tan valorado. Y, ¿por qué no?, también están los genes. En Andalucía yo digo que hay mucho arte, mucho bailaor y cantaor. Al público le gusta el arte, ver ese tipo de cosas, también por la influencia árabe que tenemos en nuestra historia, por ese pasado de Al-Ándalus. Todos esos factores juntos pueden servir de explicación coherente a por qué el jugador andaluz opta por un fútbol más preciosista y de talento".