Escudarse en el penalti no señalado en el área del Racing de Ferrol es lo peor que puede hacer el Dépor para salir del agujero negro al que ha caído. Fue una acción tan clave como clara y pudo cambiar el desenlace del encuentro, pero no debe desviar el foco del bajón creativo en el que sigue inmerso el equipo coruñés. Ayer volvió a estar tan espeso como en el último mes, sin recursos ofensivos para sorprender a un Racing de Ferrol muy bien plantado que cumplió a la perfección su plan de partido. El empate es insuficiente para los dos y al Dépor lo mete en un auténtico lío en su carrera por la primera plaza.

Borja Jiménez optó por con cuatro novedades con respecto a la alineación que venía de empatar en el campo del Sanse. Dos esperadas, los regresos de los lesionados Mackay y Trilli, y otras dos más llamativas, la apuesta por Álvaro Rey y, sobre todo, la entrada de Josep Calavera. El catalán, por primera vez titular en el campeonato liguero, trató de compactar el centro del campo juntándose con Villares para liberar algo más a Juergen de responsabilidades defensivas.

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Gran ambiente en las gradas de Riazor para el Deportivo - Racing de Ferrol Carlos Pardellas

El Dépor tenía la oportunidad de acostarse líder y meter presión al otro Racing, el de Santander, para su visita de este mediodía a Talavera. La mayor necesidad la tenía el equipo coruñés, sin más margen de error en Riazor para no perder el tren del ascenso directo. Por eso a los ferrolanos no les importó ceder la iniciativa. Su objetivo era plantear un partido cerrado y hacerlo lo largo posible para aprovechar la ansiedad creciente del Dépor a medida que fueran pasando los minutos.

Achicado el Racing en el arranque, dejó que se jugara casi todo el tiempo en su propio campo. Todo el balón para el Dépor, que exploró los laterales, el de Trilli y sobre todo el de Héctor, en busca de ocasiones. Un centro del vallisoletano lo recibió Miku en boca de gol, pero no fue capaz de girarse para rematar. Esa llegada, más un lanzamiento lejano de Trilli muy desviado, acabaron de volcar el terreno de juego hacia la portería visitante. Dominio claro, pero sin situaciones de remate.

No aflojaban en su presión adelantada los blanquiazules. Con más voluntad que fútbol, trataron de asfixiar al Racing robando la pelota lo más arriba posible. Era la mejor manera de acercarse al área y también de evitar las contras, una de las especialidades de los visitantes. Mucha posesión del Dépor, pero estéril en una primera media hora en la que también Juergen Elitim se animó a probar el disparo desde fuera del área.

Chutar desde lejos parecía una consigna para tratar de sorprender a una defensa tan ordenada como la ferrolana. Casi fue el único camino que encontró el equipo coruñés para finalizar jugadas en ese tramo. Pocos huecos dejaron los de Cristóbal Parralo, cómodos sin la pelota pero enfocados casi en exclusiva a mantener imbatida su portería. Y hasta el momento sin amarillas, porque solo los deportivistas las vieron en la primera media hora. Hasta cuatro, incluida una a Borja Jiménez. Desquiciante el colegiado Ruiz Álvarez, cuya primera equivocación grave fue situar tan bajo el listón de las tarjetas.

Entre protestas e imprecisiones, y sin nada destacado en las áreas, enfilaba su recta final una primera parte llena de emoción pero vacía de ocasiones claras. Al Deportivo le faltaba ritmo de balón, fluidez, profundidad, verticalidad y desequilibrio. Demasiadas cosas como para batir a un rival como el Racing, el segundo menos goleado de Primera RFEF después del Dépor. Faltaba imaginación, algo o alguien diferente. Poco desborde tuvo William. Ninguno Álvaro Rey. Antes del intermedio el Racing tuvo tiempo para estirarse en una contra liderada por Heber que David Rodríguez no pudo rematar. Los ferrolanos tenían el partido donde querían. Al Dépor, en cambio, le quedaba mucho que mejorar en la segunda parte para conseguir un triunfo obligatorio en su caza del liderato.

Tras la reanudación el Dépor no esperó para meterle una marcha más a su fútbol y a base de coraje logró encerrar al Racing en su área y conectar algún remate, el más claro un tiro de Villares ligeramente desviado. Los visitantes empezaban a sufrir para contener tanto ímpetu coruñés y no se asomaban al ataque, ni a la contra ni a balón parado, otra de sus grandes fortaleza, hasta que en el 66 Mackay tuvo que aparecer con una mano salvadora para rechazar un gran cabezazo de David Rodríguez. Esa ocasión tan clara, más un tiro de Álex López hicieron creer al Racing en la posibilidad de arañar algo más que un empate.

De pronto los ferrolanos se sacudieron ese dominio tan claro y le discutieron la posesión al Dépor en unos veinte minutos finales con llegadas para los dos. Tuvo la suya Soriano, aunque la mas clara fue de Juergen. Fusiló desde dentro del área y Yeferson hizo de Gazzaniga para rechazar el balón con la mano. Penalti claro y expulsión. Nada punible vio el colegiado asturiano. Otro lunar, el más grande, en su calamitosa actuación. Ya no hubo más oportunidades, solo una de Juergen en la que no se atrevió a disparar y prefirió centrar. Un punto para cada uno y un tren, el del ascenso directo, que se le escapa al Dépor.