Todos afilaron la cuchilla y la cabeza acabó rodando. Ni lo mereció, ni acertó, ni le ayudan, ni es capaz de librarse de ese maleficio que le persigue en los últimos tiempos. Por partes o en conjunto, todo y nada explica la caída en Balaídos de un Dépor que ya no solo se complica el ascenso directo, sino también el play off. Ya le acechan a cuatro puntos. Del regalo de Borja Jiménez con el planteamiento inicial al golazo de Javi Gómez median uno y varios partidos. Uno que mostró a un Dépor sobrepasado y perdido, otro que enseñó a un Celta B superior a medio gas que terminó por desdibujarse, incluso un tercero con un Dépor fallón que acabó embocando un penalti y que olía la sangre de la remontada. El otro Alberola Rojas quiso salir en la foto del choque mañanero de Vigo y desde luego que lo logró. Buen encuadre. Cambió a su gusto el guion de un encuentro que el equipo vigués sentenció una jugada aislada, una genialidad de resúmenes televisivos. El Dépor ni se hunde ni resurge y, mientras tanto, se va desvaneciendo en esta liga. Una pena.

Celta B - Deportivo Arcay | Roller Agencia

Borja Jiménez, en el medio de la marejada por los resultados, por la caída del equipo y ante la amenaza de los que vienen por detrás a la caza, decidió coger la probeta en la jornada 29. Debió pensar que nunca es tarde. Una defensa de cinco que lleva semanas maquinando en Abegondo dejó la ciudad deportiva y pasó a un estadio de fútbol. Las bajas le empujaban, cierta fragilidad en la defensa de su área también. Fueron quince minutos tirados a la basura. Debió ser el único que creyó en su propia apuesta, porque su equipo, sus hombres desde luego que no. 1-0, gol de Fabricio en el minuto 13. El Dépor empezaba el partido con hándicap. Y no fue una jugada aislada, Miguel Rodríguez había tenido un doble remate instantes antes. Un tanto que fue, simplemente, una consecuencia.

El técnico guardó entonces su kit de laboratorio y regresó a lo conocido. Bueno o malo, al menos conocido, con rutas marcadas, sin jugadores extraviados. Le costó aún así al Deportivo que vio algunos minutos como el equipo celeste le seguía amenazando, a pesar de ir mostrando poco a poco una cara cada vez más menguante. Fue reduciendo el ritmo el Celta B como consciente de que no le interesaba el intercambio, como interiorizando una cierta debilidad. Iba a la vez perdiendo nivel en su fútbol, en su respuesta a los coruñeses..

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Acabó desperezándose finalmente el Dépor que cosechó un buen puñado de oportunidades hasta el descanso. Todas por la capacidad combinativa en la banda izquierda de Mario Soriano y Juergen o por el desborde de Diego Aguirre a pierna cambiada. Así la tuvo Alberto Quiles tras un saque de esquina, así pudo marcar el ex del Numancia en una cabalgada y así estuvo a punto de hacerlo, de nuevo, el onubense en una recuperación que cedió con maestría Mario Soriano, de lo que mejor de la primera parte en su regreso al once titular coruñés.

El celeste Fabricio también dispuso de una acción clara para el 2-0 en ese tramo. Aún así, la sensación era que, después de tirar un trozo de partido a la basura, los coruñeses ya iban por fin en ascenso. El empate hubiera sido lo más ajustado al descanso, aunque el Dépor ha fallado tantas esta temporada que quizás es simplemente falta de gol. Hay que asumirlo.

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El final de la primera parte parecía ser el atisbo para el Dépor de un nuevo horizonte en la segunda. Solo debía seguir la misma línea y crecer, contener al Celta B. Los vigueses, presagiando lo que podía pasar, adelantaron líneas a la salida y casi marcan al minuto de juego. Lo evitó Héctor Hernández cediendo un saque de esquina. Diego Aguirre replicó en nada. Los dos presentaban sus credenciales. Había partido.

Al grupo de Borja le costó, aún así, y seguía en muchas ocasiones cometiendo un doble pecado, el de la falta de profundidad y sobre todo de gol. Hubo un par de detalles que cambiaron entonces el envite. Las lesiones de Diego Pampín y Miguel Rodríguez y el consiguiente el desorden táctico con los cambios de Onésimo, y la entrada de William al campo que les destrozó por la banda derecha. Fruto de una de esas cabalgadas, Carlos Domínguez hizo una entrada clamorosa en el área, por la que extrañamente no vio la segunda amarilla. Cosas veredes. Quiles no fallaba. 1-1, minuto 69. Subía la marea, olía a remontada..

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Hasta que el otro Alberola Rojas decidió que tampoco era el día. Otra vez Quiles peleó un balón en el área en el que el portero celeste le contacta y cae. Era una jugada dudosa, fronteriza. Él dice que tropieza. ¿Es lícito ser tan drástico y condicionar un partido con una acción que no deja de generar dudas incluso viéndola repetida? Da igual. Cosas veredes. Tirar de exceso celo ante el Dépor cotiza al alza esta temporada en la Primera RFEF, que le tiene tanto aprecio al equipo coruñés que parece desear que no se vaya nunca de su vera.

Los siguientes minutos fueron los de un Deportivo en repliegue que añoró alguna vía más de salida en zona ofensiva, además de William, y que precisó también de haber desahogado con la pelota, tocando. Ni una cosa ni la otra. El Celta B, casi moribundo, recuperó el resuello y se vio obligado a atacar. Poco o nada inquietó al Dépor hasta que una genialidad de Javi Gómez quebró al duelo. El Dépor está en problemas, en serios problemas, y no por alejarse del ascenso directo. Lo que pasó después es incalificable. Muchas veces dice más de un equipo cómo se asume una victoria que cómo encaja una derrota.

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