En una extensa rueda de prensa de casi una hora de duración el técnico del Deportivo Abanca, Miguel Llorente, analizó “la pesadilla” que ha vivido durante casi dos semanas, desde que el pasado 24 de marzo el club le abrió un expediente y lo apartó de su cargo tras recibir una denuncia anónima relatando unas “conductas supuestamente realizadas” por él y que, según el resultado de la investigación, no existieron. “Lo que se me ha achacado no lo he hecho ni lo he dicho. No he hecho nada, ni he dicho nada. Estaba deseando volver y he dejado que el tiempo pusiera las cosas en su sitio”, zanjó el madrileño, que regresa “con la conciencia tranquila” con el objetivo de guiar al primer equipo femenino hacia el objetivo del ascenso a Primera Iberdrola.    

Relató Llorente que el pasado viernes 18 de marzo la segunda entrenadora, Ana González, le transmitió su deseo de “dejar el equipo por un tema de presión, de que no se sentía cómoda”. “Le digo que se tome dos días de descanso, que entiendo su postura y que el martes siguiente hablábamos y me decía qué había decidido. El martes tengo una reunión con el club para ver si podíamos mejorar algo y el club me notifica que Ana ha decidido dejar el cargo. Ese mismo día llego a Abegondo y las jugadoras tienen una carta que les ha dado Ana y que a día de hoy no sé lo que pone. Llega al club un email anónimo que entendemos que es muy similar a esa carta y, con sentido común, el club me aparta porque es el protocolo. Se abre una investigación en la que 25 o 26 personas hablan sobre el tema y se ha resuelto que no he cometido ningún acto irregular. He sido paciente y siempre estuve tranquilo porque sabía que había hecho las cosas como tenía que hacerlas. En una carta firmada por una persona puede poner de todo, pero se ha demostrado que no he cometido ninguna falta ni grave ni leve al código ético”, argumentó.

El madrileño mostró su “sorpresa” con la forma de actuar de Ana González y entiende la reacción inicial de sus jugadoras, que se negaron a entrenar tras leer ese texto que “les enfada mucho”. “Ellas deciden dar credibilidad a esa carta sin ningún tipo de prueba ni nada. La carta está hecha para que las jugadoras se amotinen”, explicó el entrenador, que en los últimos días llegó a recibir “mensajes con amenazas de muerte por Instagram”.

Inicialmente no quiso profundizar en los detalles de las acusaciones, porque considera que “es darle fuerza a algo que no se sostiene”. “No quiero entrar porque, si no, me enfado de verdad porque ahí sí que entiendo que hay una mala intención. Haría todo tal y como lo he hecho. Lo repetiría una y mil veces”, insistió Miguel Llorente antes de señalar que lo llegaron a acusar de “maltratador psicológico y acosador laboral”. “He vuelto sin ningún tipo de cargo y si he vuelto sin ningún tipo de cargo es porque no he hecho nada”, recalcó Llorente.

El club archivó el expediente sin apreciar ninguna actuación irregular ni sancionable, aunque sí lo amonestó verbalmente. “Todos sabemos la tensión que se vive en un descanso de un partido y si puedo decir por favor, mejor que hostia. Lo importante es que estoy otra vez en el equipo y no se ha encontrado nada. A partir de ahí, a entrenar y a competir”. Desde ayer Miguel Llorente se puso de nuevo al mando del equipo, una vez cerrado un asunto que considera que va a hacer más fuerte al grupo: “Creo sinceramente que esto nos refuerza”.