Llegan los puntos con regularidad, permanecen los males. Eternamente enfermo, eternamente tocado, el Dépor sale con un empate de Lezama, que le afianza en posiciones de play off, pero que confirma que desde hace semanas ha emprendido un viaje hacia no se sabe muy bien dónde y en el que casi nunca lleva el timón. El Bilbao Athletic, un filial en progresión que lucha por eludir la quema, fue otro rival que llevó el partido a lo que quiso. El equipo coruñés se adelantó, pudo ganar, siempre estuvo a merced de su oponente. Cuando vencía, cuando perdía... La travesía de este Dépor aún tiene singladura y acaba en una fase final en la que o se ahogará en la orilla o sonará la flauta. Mientras hay vida, todo puede pasar, pero en realidad parece una muerte en diferido. De momento, no hay atisbo de que llegue preparado a esa final a ocho.

Como si fuese un juego de la silla, Borja se limitó a retirar a Josep Calavera y dar entrada a un Quiles que necesitaba en ataque. El resto se movían buscando una nueva ubicación. Álex y Juergen se quedaban solos en la sala de máquinas, Noel abandonaba el ataque por momentos para cedérselo a su nuevo compañero, William cambiaba de costado y Mario Soriano centraba su posición. Son los hombres de Borja, a la espera de Miku, más allá de los dibujos tácticos. En defensa, los justos. Ni más ni menos.

El Dépor empezó tirante, tirante. Pocas veces se le vio tan incómodo en los primeros minutos de un partido esta temporada y eso que, en ese sentido, el muestrario es amplio. Un nuevo apagón en la salida de balón por la buena presión de los cachorros y el ahogo ya era infinito. Embotellados, perseguían sombras, achicaban. Tampoco había excesivos remilgos en emplear el juego directo, a pesar de estar en las antípodas de su ADN. Así, casi marca Artola en un pase filtrado por Guruzeta, así Luis Bilbao lanzó una falta que era como un cuchillo volando hacia una diana. Mackay respondió, como lo que es, en las dos acciones: uno de los mejores, sino el mejor meta de la categoría.

No encontraba vía de escape ni acomodo el equipo coruñés en ese tramo. Tuvo que pasar del ecuador del primer tiempo para empezar a hacerle horma al partido. Estaba lejos aún de crear ocasiones, al menos respiraba. Daba la sensación de que se iba igualando, por fin, el pulso. Poco a poco fue inclinando el campo.

Bilbao Athletic - Deportivo RCD

Ya no brillaban tanto Luis Bilbao, Malcolm o el resto de jóvenes rojiblancos. Era el momento de los robos y transiciones de Noel y Villares, de que Quiles probase suerte en el área, de que William fallase la más clara del Dépor sobre la hora. Algo estaba cambiado y lo mejor era que el Dépor no había llegado ya penando a ese tramo de partido. No perdía, no había nada que remontar. Estaba en el partido sin ninguna losa encima de él.

Habían pasado un par de minutos tras el descanso y ya era innegable que el Dépor había desandado el camino. Cualquier tipo de dominio que hubiera tenido sobre el encuentro en el tramo final de la primera parte había desaparecido. El equipo de Patxi Salinas volvía a campar a sus anchas. El grupo de Borja estaba encerrado y rezaba. Ni olía el balón ni trenzaba una jugada. No se sabía muy bien quién era, en teoría, el conjunto veterano. De nuevo Luis Bilbao, Malcolm y compañía se disponían a hacer diabluras, a llegar fácil por banda, a plantarse con sencillez en la frontal. Tuvieron varias de nuevo para adelantarse, la más clara un cabezazo de Paredes. Toda la suerte que no había tenido ante el Celta B se le estaba apareciendo aquí al Dépor.

Y, para redondear esa mañana de supuesto guion perfecto, Mario Soriano cazó un balón en tres cuarto y pudo trazar una diagonal y un pase que habilitaron a Quiles en el área. Control y definición de categoría. 0-1, minuto 60. El Dépor, en la primera que llegaba en la segunda parte, asaltaba la banca.

Para entonces Borja había retirado a Noel para darle la responsabilidad ofensiva a Quiles y para reforzar la media con Rafa de Vicente. Buscaba un cambio para generar una consecuencia y, posteriormente, un gol. Llegó primero lo último, el tanto. Tras esa diferencia en el marcador, hubo un par de escarceos de los blanquiazules, casi siempre después de una recuperación. Sin gol, sin ánimo de seguir esa línea. El filial estaba KO. Daba igual. El Dépor hace tiempo que no está para rematar a nadie.

Bilbao Athletic - Deportivo RCD

Poco a poco volvió a aparecer su inoperancia para dominar los partidos con la pelota y el Bilbao Athletic le encerró de nuevo. Hubo varias aproximaciones que olían a gol. La más clara una ante Mackay que envió fuera Malcolm. La siguiente ya no la fallaría. Varios rechaces sin despeje y su disparo con la zurda acababa en la red. 1-1, minuto 75. Había tentado demasiado a la suerte el Dépor. No todo se lo iba a arreglar el karma. El empate era el resultado más justo siendo incluso generosos con los coruñeses. 

El último cuarto de hora le pudo dar la victoria a cualquiera. Borja hasta rebuscó en el fondo de su armario para acabar el partido con Doncel, Rafa de Vicente y Yeremay sobre el campo. Irreconocible. Quizás fue el Dépor el que estuvo más cerca de ganar con el cabezazo de Álex Bergantiños, un disparo cruzado de Miku y ese mano a mano de Doncel, que desperdició con un mal control. Tampoco merecía más el Dépor. Ni hoy ni en las pasadas semanas. Está lejos de parecer un equipo que va a ascender.