Fue coger aire bien profundo hasta reventar los pulmones, limpiar la mente. Ver salir a Mario Soriano disparado y disparando con su dedo en la celebración del 2-0 fue un reseteo momentáneo, un viaje al pasado, a hace tan solo unos meses, cuando el Dépor mandaba y lucía fuerte, cuando tenía hechuras de ascenso. Su realidad es hoy otra, pero esta mañana plácida en Riazor hace albergar la esperanza de que otra vida es aún posible para este equipo que lleva meses dando tumbos. Es probable que no haya un mejor rival para dar segundas oportunidades que el DUX y su empecinamiento en sacar la pelota jugada desde atrás en un escenario y ante un equipo que le intimidaron. Ni dote ni presencia. Pero hay más, hay Dépor, ese que presionó como un reloj, que movió la pelota con sentido en vez de amasarla, ese que se hinchó a fabricar ocasiones y estuvo cómodo, ese que quiso más sin desesperarse con el asa del partido en la mano. El 3-0 alcanzó la cota de goleada, pudo ser de escándalo. Si el Dépor está en rehabilitación, hoy ha dado un paso firme. Le quedan muchos, cada partido será una prueba.

¿Quién fue el mejor del Deportivo ante el DUX?

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La insistencia en esa predilección de Borja por Jaime hacía despertar malos recuerdos cercanos en el deportivismo al conocer el once. En cambio, esa aparición de Aguirre abría un resquicio a algo nuevo, a esa incisión en banda que ofreció algún minuto destacado en Vigo. El Dépor fue torrente, sobre todo en los primeros 15 minutos. Incontenible hasta casi la primera media hora. Sin duda, le empujaron esa insistencia del DUX de sacar la pelota jugada desde su portero y al ataque, su buena presión y ese gol tempranero de Quiles, pero había más. El Dépor tomó el mando, la pelota y la utilizó para asaltar la meta de Badashile, uno de los mejores de los madrileños. Futbolistas tocando rápido, ansiosos en la defensa arriba, buscando la banda contraria tras combinar, reduciendo el campo, cómodos con la pelota, centrales superando líneas con balón, sociedades en las bandas. Todo iba bien, todo le ayudaba, no había nadie que le ayudase más que él mismo. Así destrozó el partido en diez minutos y la herida pudo ser aún más profunda.

Deportivo - DUX Pardellas

Aguirre metió el bisturí de fuera hacia a adentro por la derecha y su envío de GPS habilitó a Quiles. 1-0, minuto 6. Décimo quinto gol del onubense, inalcanzable para nadie en esta categoría, incluso jugando en banda, visitando el banquillo. ¡Cuánto se le ha desperdiciado esta temporada! Hoy le tocaba jugar sin Miku ni Noel. Ahí estaba, recogiendo la pelota de la red. Superado levemente el minuto 10, otra pérdida del DUX y un buen servicio de Juergen habilitaron y le regalaron el 2-0 a Mario Soriano. Riazor no se lo terminada de creer. Los siguientes minutos alumbraron a un Dépor imparable. La goleada pudo llegar en un cuarto de hora. No iba a ser tan fácil.

Tardó unos veinte minutos, pero por momentos el DUX empezó a ser consciente de lo que hacía mal, de que no hay mayor ruina que creerte más de lo que eres. El juego directo, aunque solo fuese para mezclarlo con su irrenunciable idea de juego, apareció. Le dio un respiro, también se lo concedió el equipo coruñés, que recuperaba cuándo y cómo quería, llegaba cuándo y cómo quería. Eso sí, ya no pisaba el acelerador ni marcaba. El único leve pero. Riazor aplaudía. Casi siempre con William en el centro de todas las jugadas. Fue un festival su primera parte, solo le faltó decidir mejor, pero sus maneras son de otra categoría.

Deportivo - DUX Madrid Pardellas

El DUX logró cerca de la media hora estirarse. David Barral, siempre en la foto con el Dépor, intentó un par de remates con más hechuras que peligro. El Dépor, a ratos, no cejaba en su idea de buscar el tercero. Fue un milagro que no lo consiguiese, tampoco perdía la actitud porque al filo del descanso aún se afanaba en la presión. Creía en lo que hacía, no hay nada mejor, solo quizás conseguir más goles.

Ya no era ese arrebato del primer acto, pero el Dépor siguió en modo martillo pilón tras el descanso. Volvía a estar William al mando de las operaciones en ese tramo. Todo crecía, afloraba a su alrededor con Villares descolgándose con Mario Soriano, Quiles o Aguirre asociándose. Como un grifo a media cerrar, las ocasiones fueron goteando ante la portería de Marathón. Sin premio.

Deportivo - DUX en Riazor Carlos Pardellas

El DUX movió el banquillo pronto, el Dépor también. Borja insistía en su mensaje de hace una semana: Yeremay vuelve a contar para él. Le dio minutos en Lezama y esta vez le otorgaba media hora en un Riazor deseoso de verlo. Doncel seguía en el banquillo. Nuevos tiempos.

Nada cambió, para bien. El Dépor seguía queriendo la pelota, pero no para sobarla. Buscaba el tercero sin prisa, sin pausa, siempre con la idea de protegerse acabando jugadas. Como en la primera parte, puso en el área del DUX una tienda de campaña. Incluso sin apretar en exceso en la presión, su rival se acababa metiendo en la trampa. Era cuestión de tiempo que llegase el 3-0.

Tardó más de lo previsible y más de lo consecuente por los méritos del Dépor en una mañana a pedir de boca. Finalmente, el recuperado Jaime mandaba la pelota a la red en la segunda jugada de un saque de esquina y tras un rebote en el que intervino Álex. Otro que va a más. También vale. 3-0, minuto 78. Y, por fin, a disfrutar y a dar minutos a quien los necesita. Más que festejar, se aliviaba Riazor con una sesión vermú para poner tiesas las orejas. ¿Aún hay esperanza para este Dépor