Tuvo Quiles que tocarle el hombro, frotar la lámpara y alumbrar un gol casi de la nada para darle el último empujón al Dépor. Una genialidad del onubense le hizo despertar del letargo de una primera parte calamitosa en la que se demostró que ese supuesto resurgir ante el DUX tiene mucho de espejismo. Un Talavera aseado y esforzado, pero justo lo desconectó casi con nada, con una facilidad preocupante. Resurgió tras el descanso y se quedó a medias en la remontada. Deja de nuevo patente esa falta de colmillo que le acompaña, acentuado por un juego, en muchos momentos, al trote, lineal. El Racing de Ferrol se acerca en la tabla, habrá pelea por la segunda plaza.

Borja casi no cambiaba nada en el once para que todo siguiese como hace una semana. Pronto el Talavera, a diferencia del DUX, dejó claro que se había dejado la alfombra roja en casa. Con muy poquito acabó diluyendo a un equipo blanquiazul que no tuvo ni siquiera esa primera fuerza de los bebidas gaseosas recién abiertas. En cuanto un rival se olvidó de una apuesta extrema por sacar la pelota desde atrás, en cuanto jugó rápido sin dar opción a segundas jugadas, en cuanto se replegó de manera correcta y tapó pasillos, el Dépor desapareció. Ni rastro de él en los radares. Otra primera parte tirada a la basura, otro madrugón inútil para sus aficionados.

Talavera - Deportivo LOF

Y eso que Borja no quiso guardarse nada y ya puso a Antoñito en el campo desde el inicio. No jugaba desde diciembre, llevaba casi tres meses sin equipo, era su primer partido en el once en toda la temporada. No fue ni mucho menos su culpa. Solo echó de menos un poco de finura, lo lógico. Su nivel fue más que aceptable. Falló el grupo en ese tramo de partido, no fue algo personal, ni de nombres. William y sobre todo Quiles eran los únicos futbolistas con algo de chispa. Estaban desasistidos. La distancia entre líneas para atacar no ayudaba. Juergen es la sombra de lo que fue. Mario Soriano se cansó de tomar malas decisiones en ese periodo. No pasaba nada, el Dépor era cada vez más menos. A veces es tan sencillo hacerlo empequeñecer...

Pronto el Talavera, allá por el minuto 20, empezó a estirarse. Eso sí, su prioridad era estar siempre protegido, no ofrecer opciones. Comenzaba a ganar segundas jugadas, a asomarse por el área de Mackay. Todo directo, sin complicaciones. Ya llegaría su momento. El equipo coruñés ni sufría, estaba durmiendo.

Hasta que en una jugada aislada, pero en parte consecuencia de ese cambio de tornas llegó el gol. El Dépor volvió a perder un par de disputas en una jugada larga, su rival se rehizo y un centro, incluso bombeado, fue cabeceado de manera inapelable picado por Pablo Monroy. 1-0, minuto 42. Al Dépor le despertaban de la siesta para decirle que ya iba perdiendo. Su contrincante había hecho lo justo, lo debido. Humilde, un equipo. En cambio, lo que tenía enfrente...  

Talavera - Deportivo LOF

El Dépor casi se echa un flotador a sí mismo con una ocasión de Villares antes del descanso. Confiaba, ya descansado en la caseta, en que todo virase con un leve cambio propio y con un descenso de nivel de un Talavera muy aseado en las disputas y en la colocación. El paso por vestuarios buscaba alentar una metamorfosis en la que casi llegó antes el gol que el juego. En una panorama en el que el equipo coruñés había subido líneas, se le atisbaba otro tono y empezaba a transitar, Álex dibujó un pase en profundidad que Quiles convirtió en oro puro. Ya había dado pistas de que era el indicado para maquillar el desastre y no falló. Su control y remate casi en un uno, dos de boxeo le daba el empate a los coruñeses. 1-1, minuto 50. Solo él, el pichichi, parecía capacitado. Casi despeinarse y aún desperezándose, el Dépor lograba la igualdad. Quedaba un mundo para certificar la remontada, el cielo se le abría.

Los siguientes minutos fueron los mejores de los coruñeses. Se subió a la ola de su gol y pudo llegar el segundo. La ocasión más clara fue, de nuevo, con Quiles de protagonista. El onubense mandó una pelota al palo que olía a gol. El grupo estaba más suelto, más dinámico, rondaba el área con facilidad, por ahí aparecía casi siempre William. Le faltó finura al equipo en el último pase, gol, algo que no le sobra con la excepción evidente de Quiles.

Poco a poco el Dépor fue decayendo, aunque el partido fue por regla general suyo en la segunda mitad. Le faltaba asaltar el duelo, meterle esa marcha más que siempre racanea. Antoñito se fue al banquillo, Yeremay tuvo de nuevo 20 minutos en un cambio de tendencia claro en su situación personal. Finalmente, no acabó doblegando la resistencia manchega, solo disfrutó de varios escarceos en el área y de un disparo lejano de Quiles. Edu Sousa tuvo que estirarse. Su rival firmaba el empate en el desenlace y nada se movió. El Dépor, a lomos de un Quiles en estado de gracia, despertó lo justo tras tirar la primera parte y casi vuelve a ganar. El gafe continua, su fútbol y sus constantes vitales como equipo tampoco ayudan mucho a romperlo.