La Federación (RFEF) era consciente de que el aplazamiento del partido que debía enfrentar al Deportivo con el Fuenlabrada en la última jornada del campeonato de Segunda División de la temporada 2019-20 por un brote masivo de contagios por COVID en el club madrileño suponía adulterar la competición. Aquella decisión impidió al equipo blanquiazul competir en igualdad de condiciones que el resto de los conjuntos inmersos en la lucha por la permanencia y lo acabaría condenando al descenso a Segunda División B sin ni siquiera disputar su partido. La jornada unificada se rompió a sabiendas de que eso suponía alterar el desenlace de la competición, como se deduce de las conversaciones desveladas ayer por El Confidencial entre el presidente de la RFEF, Luis Rubiales, y sus colaboradores.

“Tenemos un marrón. Hemos adulterado la competición. Hay que asumirlo”, trasladó Rubiales al secretario general de la Federación, Andreu Camps, después de que trascendiera el brote de contagios en el Fuenlabrada horas antes de la disputa del partido. El mandatario incluso anticipó que se podrían encontrar con reclamaciones judiciales por una medida que alteró el desarrollo de la última jornada. “Van a venir demandas”, figura en las conversaciones del mandatario recogidas por el medio digital.

Desde la Federación asumieron desde el primer momento que la medida adoptada comprometía la competición, pero aún así siguieron adelante y trataron de que su responsabilidad quedara difuminada entre el resto de organismos que participaron en la decisión de aplazar tan solo el encuentro entre el Deportivo y el Fuenlabrada. LaLiga y el Consejo Superior de Deportes (CSD) fueron los otros responsables de que se disputara toda la jornada a excepción del partido den Riazor.

“Que propongan ellos y nosotros aceptamos, ¿no?”, figura en la conversación de Rubiales con Camps. “Pero que no nos afecte en nuestras competiciones”, continúa. “Creo que lo mejor es que recibamos una orden de sanidad de que no se puede jugar”, “Y así la orden viene de fuera”, “Y no es una decisión nuestra”, “No podemos asumir nosotros la decisión de jugar”, “Voy a proponer llevar la decisión de suspensión al Comité [de] Competición”, prosigue el intercambio de mensajes desvelado por El Confidencial.

En esas horas frenéticas que finalizarían en el aplazamiento del partido, que el Deportivo conoció cuando ya se encontraba en Riazor y comprobó que el Fuenlabrada no se había presentado, tanto Rubiales como Camps también trataron de anticipar las implicaciones que podía tener una decisión de esas características y sin precedentes en el fútbol español. El presidente de la RFEF y su segundo mencionan las demandas, pero al mismo tiempo destacan que cuentan con el beneplácito de LaLiga y el CSD. “No puede prosperar ninguna porque hay un acuerdo de RFEF, Liga y CSD a la una y porque lo ha acordado el Comité [de] Competición y porque quien debe resolver no va a resolver lo contrario”, se extrae de la conversación. “De entrada el CSD se va a declarar incompetente para sacárselo de encima”, “Y si se declara competente decidirá que está bien hecho”, “Tendrían que ir a [jurisdicción] Civil”, “Y Civil después de meses años”, añade.

Esa actitud de la Federación contrasta con la que adoptaría posteriormente, más beligerante, cuando se alinearía del lado del Deportivo en el conflicto abierto con LaLiga. El trasfondo era la lucha entre ambos organismos y el enfrentamiento personal que mantienen Rubiales y Javier Tebas. La RFEF defendería posteriormente que se le había ocultado la gravedad del brote de COVID en las filas del Fuenlabrada y que apoyó la decisión sin disponer de toda la información sobre lo ocurrido en las horas previas al viaje del equipo madrileño hacia A Coruña.

Algo parecido ocurrió con el CSD, que en un primer momento criticó duramente a LaLiga mediante un comunicado en el que censuró la gestión sanitaria de todo lo que posteriormente sería conocido como caso Fuenlabrada, pero que posteriormente se pondría del lado de Tebas y certificaría el descenso del Deportivo a Segunda B.

Del brote del Racing a la alineación indebida

Los caminos del Deportivo y la Federación (RFEF) se han vuelto a cruzar varias veces desde el caso Fuenlabrada. Esta temporada, sin ir más lejos, el organismo que preside Luis Rubiales ha tomado decisiones controvertidas con el equipo blanquiazul de por medio. La primera fue la de aplazar el partido contra el Racing de Santander en Riazor con tan solo dos contagios confirmados en las filas cántabras. El supuesto brote que justificó la decisión nunca fue tal y a partir de entonces el Dépor se hundiría frente al Racing en la lucha por el liderato. La otra, más reciente, tiene que ver con la alineación indebida en el partido contra el Bilbao Athletic, en la que los comités han desestimado las reclamaciones deportivistas a pesar de que contradicen las resoluciones adoptadas anteriormente en casos idénticos.