La Opinión de A Coruña

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DEPORTIVO

Mario Nájera, el eterno pichichi que busca su segunda Copa de juveniles

Jugó y fue rechazado por el Athletic, lo quisieron Eibar, Osasuna y Valladolid

Nájera, en el centro, celebra uno de sus goles esta temporada en la Youth League. | // CARLOS PARDELLAS

“Donde te quieren tienes que ir”. Mario Nájera (Logroño, 2003) y su familia lo tienen claro. Lo verbaliza su padre Enrique, lo sienten todos y todos los caminos le siguiendo conduciendo al Dépor, la casa desde hace tres años de esa mediapunta al que siempre se le han caído los goles de los bolsillos, de ese niño que rechazó el Athletic tras tenerlo seis temporadas en sus escuelas y de ese proyecto de crack que aspira a su segunda Copa de Campeones.

“El Betis es un equipazo, pero están con confianza, tienen un buen cuadro, quieren llegar a la final”. Será la primera experiencia para muchos, la segunda para algunos privilegiados como Mario Nájera y una reválida para otros a los que las lesiones les apartaron de la cita de Marbella, como Jairo. “Lo que vivieron allí es algo que les quedará para toda la vida, este año les puede ayudar la experiencia de la Youth League, ahí había más presión”, avisa.

El deportivista, como jugador del Comillas. | // CEDIDA Carlos Miranda

Serán los últimos partidos en categoría juvenil de un futbolista que, de facto, la abandonó hace tiempo, aunque lleva casi cinco años con apariciones intermitentes. “Ahora cuando baja, va con holgura, se nota que todo el año ha competido arriba. Él pelea, lucha, lo hace encantado”, apunta su padre. No es ni, mucho menos, la primera vez que tira de precocidad. Se estrenó con tres años en el equipo de la Fundación Cultural Recreativa Cantabria. Competía contra niños de cinco y seis. Se adaptó. Comillas, UD Logroñés... Siempre se medía a futbolistas, al menos, uno o dos años mayores. Con quince, segundo año cadete, fue pichichi en el grupo juvenil riojano y hasta debutó en Tercera con la UD Logroñés.

“Siempre jugó de mediapunta, siempre hizo goles. Era raro el año que no acababa como máximo goleador. Lleva haciéndolos toda la vida”, reconoce de quien coqueteó en aquella época con Eibar y Athletic, club en el que parecía predestinado a jugar hasta que llegó una de las mayores decepciones de su vida. “Llevaba seis años en las escuelas del Athletic, jugaba torneos con esa camiseta, disputó partidos en Lezama. Ya le tocaba irse, pero hubo un año que decidieron cambiar de filosofía y no fichar a ningún riojano. Fue un batacazo tremendo”, admite su padre. Y no solo para él, también para otros 150 niños de su centro de Oyón cuando en San Mamés habían jugado años atrás Llorente o Aranzubía, entre otros. La familia Nájera aún guarda recortes de prensa de aquella época, de aquel golpe personal.

Con la camiseta del Athletic de Bilbao. | // CEDIDA Carlos Miranda

Y apareció el Dépor. Todo, mientras el Eibar se lo quería llevar en juveniles por su convenio con la UD Logroñés y mientras otros equipos como Osasuna o Valladolid pujaban con fuerza. La familia tuvo pocas dudas. “Cuando un hijo se te va lejos, te preocupa y lo miras todo mucho. La otra alternativa era Osasuna, nos gustaba, pero el Dépor lo hizo muy bien. Apostó fuerte, a Mario le tiraba y hubo varios a aspectos que me gustaron mucho. Están muy encima de él en la residencia y con los estudios, tienen educadores de refuerzo y responsable de residencia. Iba a tener habitación individual. Y, además, la ciudad deportiva tiene siete campos de césped natural, una maravilla”, razona su progenitor, que no niega que el hecho de que otro riojano, como Martín Ochoa, también se marchase entonces al Deportivo acabó por empujarles. “De pequeños ya jugaban juntos y eran un espectáculo”, recuerda.

Llegó a juveniles, siguieron cayendo los goles, la adaptación fue magnífica. “Ahora hasta tiene algo de acento gallego”, tercia. El campeonato del norte, sumarse a la generación gloriosa del 2003, la final a cuatro de Marbella, el Fabril, la Youth League... Todo muy rápido, todo sobre ruedas. Ahora llega el broche a la era juvenil y la idea de tocar a las puertas del primer equipo. Por el medio, habrá que tomar decisiones. Acaba contrato en junio, en un mes, y “la sintonía es buena porque el trato del Dépor ha sido genial, él quiere quedarse”. El paso previo a seguir haciendo lo que ha hecho toda la vida, pero en otros escenarios. “Se le da bien Riazor, las tres veces que jugó allí siempre marcó”, avisa su padre, que hizo carrera como extremo hasta juveniles en el CD Berceo de La Rioja.

Debut en Tercera con la UD Logroñés con 15 años

Debut en Tercera con la UD Logroñés con 15 años Cedida

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