Un Dépor justo, al que no le sobra, que le cuesta colocarse y ser punzante, que muestra sus limitaciones ante la exigencia. El Castilla desenmascó en muchas fases del partido al equipo que aún no se había marchado tras la carta de presentación de Óscar Cano ante el Linares. No todo es lo que destila en una primera cita. Del color de rosa a los grises del día a día, esos que muestran a un conjunto fuera de play off, por hacer y que ahora mismo parece lejos, por puntos y fútbol, de entrar en la lucha por el liderato y el ascenso. Se fue Borja Jiménez, el mal de momento se no se marchado.

1-0 | Deportivo - Castilla LOF

Óscar Cano se alejaba del calor de Riazor y, ante el frío de la meseta en Valdebebas, sentaba a Álex y le daba la alternativa a Villares. Buscaba un futbolista con más recorrido y piernas para las disputas y las correcciones, no tan posicional. El resto ni lo tocaba porque le había gustado lo que había visto siete días ante el Linares. Y eso fue lo mejor de los primeros 45 minutos: el pasado no el presente.

El Castilla arrolló a un Dépor pobre e inofensivo en el primer acto. El filial parecía el equipo de veteranos y el conjunto profesional se asemejaba más a un filial. La versión blanquiazul en la primera salida de su nuevo técnico recordó mucho a los estertores de la era Borja, agravada por el hecho de que tenía un buen rival enfrente, por enfrentarse a una de las salidas más complicadas de la temporada. El grupo de Raúl González Blanco le ganó en la primera parte en todo: en fútbol, en posicionamiento, en las disputas, en agilidad al correr y tocar... La incomodidad de los coruñeses se notó desde el pitido inicial. Y dos sustos en la salida de Pablo Martínez en la salida de balón fueron el preludio del gol de Álvaro Martín. Velocidad, caño y precisión. 1-0, minuto 9. Un golazo. El Dépor volvía a las andadas.

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El conjunto blanco cazaba pronto el botín y pasaba a una fase de tanteo. Le decía al Dépor que cogiese la pelota, que le enseñase de lo que era capaz si estaba al mando. Y fue poco. Se enredaba en pases horizontales cuando no perdía la pelota en la salida ante la gran presión de los cachorros de Valdebebas. Era la impotencia personificada y encima en cada choque, en cada pelea por un balón salía trasquilado. Mientras tanto, su rival se asomaba de vez en cuando. Todos temblaban cuando corrían los blancos. Villares y Olabe se llevaron un par de amarillas tácticas. Pudo haber, además, un penalti en el área de Mackay, varias pelotas volaron con peligro, el esbelto Álvaro Martín hacía lo que quería en el juego de espaldas... El Dépor estaba, como mínimo, muy desdibujado.

Es cierto que con el paso de los minutos y antes del último arreón del Castilla, el Dépor hizo algunos amagos de levantar la mano. En uno mandó una pelota al palo Mario Soriano y en otro Svensson cabeceó en ventaja tras un buen centro de Rubén Díez. Poco más. Solo había algún chispazo coruñés cuando Quiles y Mario Soriano entraban en juego por dentro e intentaban darle velocidad. Todo evitando siempre a un fallón Antoñito, que regresó a su versión anterior al Linares. El Dépor acabó agradeciendo el descanso, el 2-0 flotaba en el ambiente y más con esa jugada de Mackay en la que no vio la pelota y se metió la pelota dentro, aunque la acabase sacando. El árbitro pasó de puntillas sobre la jugada, en Primera o Segunda División habría sido gol con el VAR. Otra cosa que debe agradecer el equipo coruñés antes de pasar por vestuarios.

1-0 | Deportivo - Castilla LOF

El Dépor quiso ser otro en el inicio de la segunda parte y, por momentos, lo fue. Cuando más apretó fue en los diez primeros minutos. Como le ocurría también con Borja, ajustó y subió líneas, se rearmó y mostró otra cara. Ahí aparecieron Mario Soriano con una ocasión, Svensson con una gran jugada, y Quiles y Rubén Díez para dar sentido y lanzar el juego del equipo en los metros finales. Poco antes del cuarto de hora del segundo acto, el Castilla le dio réplica táctica y ya no le dejaba incrustarse en su entramado con tanta facilidad. Volvía a levantar su guardia.

Y cuando el Dépor buscaba un segundo aire, ya sin avasallar, y cuando el Castilla ya presentaba batalla, al menos en la resistencia, llegó el mazazo de la expulsión. La jugada puede ser dudosa, no es descabellado que Lapeña haya acabado en la calle. Álvaro Rodríguez, alto pero también potente y con maneras, le ganaba en el cuerpo a cuerpo y en la carrera. El central riojano le hacía falta cuando el ariete se acercaba ya en soledad a Mackay. Fue otra de las travesuras del delantero que se hinchó a hacerle la vida imposible a los blanquiazules. El partido quedaba roto, solo había vida por el resultado.

1-0 | Deportivo - Castilla LOF

Pronto Óscar Cano sentó a Villares y recuperó a Álex como bisagra. El Castilla, con mucha calidad, se gustó en lo que quedaba de duelo. Pudo hacer varios goles en ese periodo con uno más, pero entre sus propios enredos, las ganas de salir en la foto de sus futbolistas, varios paradones de Mackay y su falta de puntería iba e iba dándole aire al Dépor. Los coruñeses, ya con el versátil y vertical Isi Gómez, lo intentaban cuando podían, cuando les daba el aire y cuando les dejaban. No muchas veces, en realidad. Eso sí, la tuvo clarísima Kuki Zalazar al borde del descuento. Más de uno vio dentro ese balón. No hubiera sido justo. El Dépor debe ser primero un equipo, así llegarán las victorias. De momento, está lejos de mostrar una propuesta redonda, acorde a sus objetivos.