La Opinión de A Coruña

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Deportivo

Los cuatro de Arturo con el Dépor en la Copa

Hace justo 30 años el coruñés le marcó cuatro al Horadada en su último partido en Riazor: “Como despedida, no estuvo mal”

Arriba, Arturo Patiño, junto al escudo del Dépor en la Deportienda de Riazor; abajo, en su etapa como futbolista blanquiazul. | // V. ECHAVE / L. O.

“Claudio había marcado tres, vio que yo iba a entrar por él en el descanso y me dijo: ‘Venga, niño, a ver si me superas’. Pues sí. Lo superé”. El “niño” era un jovencísimo Arturo Patiño, que exprimió al máximo esos 45 minutos que le dio Arsenio Iglesias para sumarse a la fiesta copera en Riazor contra el Horadada (9-1) haciendo lo que mejor sabía hacer: goles. Marcó cuatro —el quinto, el sexto, el séptimo y el noveno— y forzó el penalti que Mujika transformó en el octavo. Una noche redonda para el delantero coruñés en el que, sin saberlo entonces, se acabaría convirtiendo en su último partido oficial con el Deportivo. Inmejorable despedida justo antes de salir cedido al Lugo en busca de minutos. 30 años se cumplieron ayer de aquel imborrable episodio que Arturo aún recuerda “como si fuera ayer”.

Arturo, en Riazor, en su etapa como futbolista del Deportivo. L. O.

Cuando saltó al campo la eliminatoria de tercera ronda de Copa ante el equipo alicantino ya estaba decidida, con un 4-0 al descanso tras el 1-1 de la ida, pero igualmente salió “a darlo todo” porque “eran 45 minutos de partido oficial”. Un caramelo para un jovencísimo Arturo, entonces con 22 añitos y tratando de hacerse un hueco en el fútbol profesional. “Yo sabía cuál era mi sitio y lo que tenía que hacer. Arsenio siempre fue honesto y cuidaba esos detalles. Esos 45 minutos son de agradecer, porque podía haber elegido otra opción. A mí me vinieron muy bien. Si el Lugo podía tener alguna duda para llevarme cedido, se le despejó”, argumenta el exfutbolista coruñés.

El Dépor empezaba a a hacerse Súper en Primera División y para los canteranos era casi imposible asomar la cabeza, y más para un delantero: “Estaban Bebeto y Claudio, había llegado Juanito… Yo lo que quería era jugar y en el Deportivo estaba muy complicado. Si quería pitar algo, tenía que hacer minutos. Era el momento de crecer. Me fui a Lugo y allí fui importante. Regresé a A Coruña al año siguiente e hice la pretemporada, pero ya me marché cedido a Las Palmas y ya no volví a jugar con el Dépor en partido oficial. Como despedida, no estuvo mal”, apunta al recordar aquellos cuatro goles en 45 minutos.

En el primero aprovechó un rechace del portero Yepes tras un disparo de José Ramón para anotar el 5-0 (m.50). En el 52 hizo el 6-0, “de anticipación” al cabecear en el primer palo un centro de Villa desde la izquierda. El asturiano volvió a servirle el 7-1, esta vez desde la derecha (m.61) y media hora después, en el 89, llegó el definitivo 9-1, el cuarto de Arturo, de nuevo atento a la segunda jugada tras un lanzamiento al palo de Aldana. “Había que estar ahí. Le pegaba igual de mal con la derecha que con la izquierda —bromea— pero tenía un instinto, sabía dónde iba a caer y vivía de eso”.

30 años después y dos categorías más abajo, el Dépor abrirá mañana en Guijuelo su participación en la Copa del Rey, una competición que, a juicio de Arturo, “no estorba a estas alturas de temporada” porque “todo lo que sea ganar partidos genera energía y dinámica positiva”.

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