Y Álex Bergantiños dejó paso

Llevaba seis años sin estar tanto tiempo en el banquillo y se enfoca en otras tareas | “Es un proceso muy natural, comprometido. Se ha puesto al servicio de la causa, es la brújula del vestuario”, apunta Tito Ramallo

Álex Bergantiños disputa una pelota en un ejercicio del entrenamiento de ayer en Abegondo. |  // CASTELEIRO/ROLLER AGENCIA

Álex Bergantiños disputa una pelota en un ejercicio del entrenamiento de ayer en Abegondo. | // CASTELEIRO/ROLLER AGENCIA / Carlos Miranda

Carlos Miranda

Carlos Miranda

Si ha habido algo inevitable en el Dépor de los últimos diez años es la presencia de Álex Bergantiños en el once inicial. En Primera, en Segunda, en Segunda B, en Primera RFEF. A veces le costaba más hacerse un hueco, algún entrenador llegaba dudando de él y luego se terminaba entregando a su aportación. Pero, al final, uno a uno iban volviendo irremediablemente a la casilla de salida y recurriendo al pivote de La Sagrada. Todos menos Garitano hace seis años y ahora Óscar Cano. Álex lleva nueve partidos sin ser titular en liga con el Dépor y no se vislumbra en el horizonte una entrada inminente entre los elegidos, salvo escalada de lesiones en una medular superpoblada en la que no es, ni siquiera, el primer suplente o un cambio seguro. Con Borja había sido titular en cinco de los siete primeros partidos de esta campaña y ahora con el entrenador nazarí atraviesa su tercera peor racha desde que debutó en el primer equipo en 2011 con Oltra. Solo jugó menos con el vasco y, un año después, con Víctor Sánchez del Amo. Entonces eran avatares de juventud, dificultades en la plenitud de su carrera; ahora, a sus 37 años, esta nueva fase, este rol que le ha asignado Cano tiene otra significación.

“Está más cerca del final que del inicio de su carrera y está afrontando un proceso muy natural y comprometido con el club”, apunta Tito Ramallo, el entrenador que le guió en el Fabril antes de dar el salto al primer equipo. “De manera inteligente, se está poniendo al servicio de la causa al asumir un rol importante en el vestuario, al convertirse en la brújula ahí dentro. Y en el campo está listo para cuando se le requiere”, relata el coruñés. “Es una postura muy pro club que encaja mucho en lo que ha sido él siempre. Otros, en su situación, protestarían por jugar más o no. Él, la única manera en la que podría hacerlo, es entrenándose aún mejor e intentando convencer al míster”, asegura.

Manolete, presidente de los veteranos y último coruñés que debutó con la selección como blanquiazul, distingue el mismo patrón y saber estar. “Álex le ha dado mucho al Dépor, pero son situaciones que con el paso del tiempo se pueden dar. A todos nos tocó. Él sabrá perfectamente cómo seguir aportando fuera y dentro”, revela quien también jugaba en la medular y alternaba a veces como zaguero.

El propio Álex admite su nuevo rol. “Ahora estoy teniendo un papel de asegurar en las segundas partes, de intentar aportar en el día a día y en los entrenamientos mi experiencia o mi granito de arena para ayudar al entrenador y a mis compañeros. Hay que estar siempre preparado para cuando toque y luego intentar ser útil en el día a día”, razona.

Álex suele renovar temporada a temporada y cada verano decide, según sus sensaciones y su importancia en el equipo. Este año no será una excepción y, aunque quedan meses, el escenario será diferente. Llegará también algún día el momento de dar un paso al lado, no lejos del fútbol. “No sé el rol, en un banquillo o dentro del club, pero sí lo veo en este mundo”, vaticina Ramallo antes de reconocer en ese futuro al joven que entrenaba. “No preguntaba, pedía explicaciones, no muchas. Siempre fue listo, intuitivo”.

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En más de una década en torno al primer equipo Álex Bergantiños ha tenido tiempos de vivir ascensos, descensos, glorias, penas y, a sus 37 años, tiene un recuerdo para todo ese deportivismo que con el equipo en Primera RFEF ha logrado alcanzar los 24.000 socios. Todos merecen un resarcimiento, pero en sus pensamientos hay hueco sobre todo para un sector en concreto. “Ojalá podamos disfrutar y dejar de vivir los finales de temporada traumáticos de los últimos años, ojalá que los más jóvenes puedan vivir una alegría de deportivismo con ese ascenso que tanto deseamos. El esfuerzo de la afición aquí (en Riazor) y en los desplazamientos debe tener recompensa y vivir un momento bonito. Lo que vivimos es algo especial, diferente, que no se ve en ninguna parte y que une en los malos momentos. El máximo error que podríamos cometer es normalizarlo, no darle valor e importancia. El único activo que tiene el Dépor es su afición y el deportivismo”, razona. Para el capitán es inevitable que el año que acaba este marcado por lo que pasó en la promoción ante el Albacete, pero prefiere centrarse en el presente y en lo que le puede ofrecer un 2023 en el que el equipo es candidato a todo. Álex disecciona los méritos de Cano para que el Dépor tenga otra cara. “Sobre todo ha conseguido soltar al equipo”, avisa antes de adentrarse en detalles. “Ha incidido mucho en que tuviéramos conexiones nuevas, en que jugáramos un poco más libres en ciertas fases ofensivas y en que no permitamos contraataques. En eso hemos cortado un poco con relación a las primeras jornadas y se está viendo que concedemos menos, transitan menos y eso ocasiona que seamos de los equipos menos goleados. Hemos mejorado eso y ahora, a intentar seguir creciendo. Tiene que ser el proceso natural del equipo: el de ir sumando pequeñas cosas”, asienta. Hay claros, también oscuros, puntos a mejorar. “Tenemos que subir un punto fuera de casa, aunque estamos sacando buenos resultados y buenas victorias importantes, que creo que es un proceso que es parte de la evolución del equipo: ganar sin merecerlo tanto en algunos partidos fuera hará que cojamos confianza para que después de esos resultados venga la mejoría en el juego”, razona y se exige y exige: “Tenemos equipo y capacidad para tener fuera de casa mejoremos momentos con balón y para dominar más como hacemos en Riazor”.

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