Riazor, como en los tiempos de Bebeto y Rivaldo

La presentación de Lucas iguala los 7.000 que recibieron al ex del Palmeiras | Al ariete brasileño, unos 10.000

Aldana, Juanito, Nando, Bebeto y Mauro, en la presentación del equipo en agosto de 1992. |  // EFE

Aldana, Juanito, Nando, Bebeto y Mauro, en la presentación del equipo en agosto de 1992. | // EFE / Carlos Miranda

Carlos Miranda

Carlos Miranda

Un jugador de otra categoría, una presentación de otro tiempo. A los deportivistas de carnet añejo, al ver las imágenes o al asistir en directo a la presentación de Lucas Pérez en el estadio de Riazor, les fue imposible no echar la vista atrás y retrotraerse a los veranos de 1992 y 1996. Bebeto, Mauro Silva y Rivaldo, los protagonistas.

Rivaldo saluda a Riazor desde el césped del estadio en 1996. |  // EFE

Rivaldo saluda a Riazor desde el césped del estadio en 1996. | // EFE / Carlos Miranda

Hace treinta años, aún con los sudores fríos de la salvación de la promoción ante el Betis, el deportivismo vio como Lendoiro se entregaba al todo o nada. Muchos fichajes, de calidad, y las joyas de la corona eran dos futbolistas aún por deslumbrar a Europa, como Mauro Silva y Bebeto. En ese verano de locura deportivista el estadio se abría cada vez que era necesario. El aperitivo fue la puesta de largo conjunta que disfrutó A Coruña el 29 de junio de 1992 con Adolfo Aldana y Mauro Silva bajo todos los focos. Uno venía del Madrid, otro del Bragantino. 3.500 espectadores en la Tribuna de Riazor para ver si eran de carne y hueso. “Estoy emocionado y expectante. Se abre una nueva etapa en mi carrera”, declaraba el brasileño, que no se marcharía de A Coruña hasta 2005 y ya para retirarse.

El plato fuerte llegó menos de tres semanas después. La sensación de estar ante algo grande se había extendido por A Coruña y poder arrebatarle a un internacional brasileño al Borussia Dortmund hizo el resto. El 16 de julio la afluencia fue aún mayor a las gradas de Riazor para darle la bienvenida a Bebeto y a Juanito, venido del Compostela. Hasta 10.000 espectadores se pudieron ver en las gradas del coliseo herculino. El que es el récord absoluto de una presentación individual, por encima de la avalancha de ilusión con el delantero de Monelos del pasado martes. “Estoy seguro de que la afición va a llevar al Dépor a donde merece”, proclamaba el brasileño entre los vítores de la grada, que había venido sobre todo a verlo a él. Al igual que ocurrió con Lucas hace dos días, centraba las miradas, también cargaba con la presión. Poco parecía importarle. “Es la historia de mi vida. La gente siempre ha esperado mucho de mí, estoy acostumbrado”, concedía.

El Dépor coqueteó con LaLiga, siguieron llegando estrellas, pero ninguna con el efecto llamada de Rivaldo. Otros 7.000 aficionados en la Tribuna de Riazor para recibirle y eso que se había hecho de rogar al participar con Brasil en los Juegos Olímpicos de Atlanta. Ya el día anterior, el 14 de agosto, habían acudido a Alvedro, como le pasó en una ocasión a Lucas. Han pasado 26 años y solo Guardado, a lo lejos, concitó tanta expectación. Y todo en Primera Federación. La llama del deportivismo está más viva que nunca.

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