Deportivo-Unionistas

Lucas multiplica al Dépor

Inmejorable reestreno del delantero coruñés, pura eficacia con dos tantos y la sensación de que vendrán muchos más - Al equipo le costó bastante en la primera parte ante Unionistas, pero tras abrir la lata acabó disfrutando y goleando

Son tres puntos que suman como los demás, pero no tres puntos cualquiera. Los de ayer saben a esperanza y a ilusión desbordantes, las de una afición que tiene más motivos que nunca para creer en el objetivo del ascenso. Y todo por el arrollador efecto Lucas Pérez, cuyo reestreno en Riazor no pudo ser más satisfactorio. Dos goles, el primero y el tercero, y la sensación de que vendrán muchísimos más. Tuvo un par ocasiones, solo dos, y las aprovechó. Pura eficacia, la que tanta falta le hacía a este equipo. El coruñés vuelve para sumar, para dar pero también para compartir. Lo demostró varias veces, sobre todo tras el penalti cometido sobre Rubén Díez. Pudo lanzarlo él y dejó que lo tirara Quiles. Da igual quién marque. Todos ganan si gana el Dépor.

Alberto Quiles festeja su gol de penalti, tras marcar desde los once metros a lo Panenka. |  // CARLOS PARDELLAS

Alberto Quiles festeja su gol de penalti, tras marcar desde los once metros a lo Panenka. | // CARLOS PARDELLAS / Eugenio Cobas

Al final, 3-0 en una tarde soñada para Lucas y para todo el deportivismo, pero que empezó a escribirse con una línea torcida, la del lateral derecho. Lo de Trilli en el banquillo no lo entiende nadie, solo Óscar Cano. Estaba en todas las quinielas para ser titular como relevo natural del lesionado Antoñito, pero el técnico parcheó con Diego Villares . Difícil encajar decisiones así con el discurso machaconamente repetido por el club de que hay una apuesta decidida por la cantera y de que en Abegondo está el futuro del primer equipo. A estas alturas ya no se lo cree nadie. Tampoco el propio Cano, que se ha hecho fuerte en torno a un grupo muy definido y muy reducido de futbolistas. Son sus protagonistas, los que él ha elegido. Y uno de ellos es Villares, de mediocentro, de lateral o donde sea. El resto, secundarios sin apenas oportunidades, como Trilli o Retuerta, al que ni siquiera la tempranera lesión de Raúl Carnero le permitió debutar con el Dépor en el campeonato liguero.

Mario Soriano intenta regatear a un rival. |  // C. PARDELLAS

Mario Soriano intenta regatear a un rival. | // C. PARDELLAS / Eugenio Cobas

Cano le mandó calentar junto a Jaime, pero eligió al defensa andaluz para recomponer la zaga en vez de cambiar a un lateral izquierdo por otro, pasando a jugar con tres centrales a la vez, reubicando a Pablo Martínez en el carril izquierdo, más Villares, un pivote, en el derecho. Increíble, salvo porque es el Dépor. Da igual el resultado final y lo bien que lo hicieron tanto el francés como el lucense. El mensaje para Trilli y Retu es clarito, por si había alguna duda sobre cuál es su rol.

Solo diez minutos buenos hizo el Dépor en la primera parte, menos de un cuarto de hora en el que de verdad fue capaz de someter a Unionistas y crear ocasiones, entre el 10 y el 20, aproximadamente. El resto del tiempo se dedicó a amasar la posesión sin profundidad. Muchos pases y pocas oportunidades ante un rival bastante cómodo sin la pelota y que supo elegir los momentos adecuados para estirarse y pisar campo contrario explorando esos espacios que el Dépor dejó a sus espaldas. Los coruñeses venían de hacer un partido redondo en su despedida de 2022 en Riazor, el del convincente triunfo ante el Racing de Ferrol (2-0), pero ayer no apretaron tan arriba ni se mostraron tan intensos, como esperando a que el primer gol llegara casi por inercia, por el efecto Lucas. El de Monelos las peleó todas y bajó a ofrecerse para dar continuidad al juego, pero apenas recibió en posiciones de remate. Quiles, en cambio, sí apareció más veces en las inmediaciones de la portería contraria. Fue el que mas cerca estuvo de marcar hasta el descanso firmando varios disparos peligrosos, el primero al palo en el minuto 9. Isi también lo intentó con un par de lanzamientos sin potencia ni puntería justo en ese buen tramo del Dépor, que se esfumó con un par de acciones personales de Quiles, de nuevo sin premio.

Ahí se le acabaron las ideas al equipo coruñés hasta el intermedio. Fue un querer y no poder ante un rival muy bien plantado que no sufrió demasiado para mantener su portería imbatida. Incluso Unionistas se atrevió a finalizar alguna acción aislada en campo contrario, la más clara un lanzamiento lejano de Iván Chapela que no encontró portería. Definitivamente, el Deportivo estaba atascado en ataque. Necesitaba una marcha más para descolocar al rival y encontrar los caminos por los que conectar con Lucas cerca de la portería contraria y con ventaja, no solo de espaldas.

A la primera que tuvo, no falló el coruñés. Justo tras el descanso (m.49) Soriano le filtró un gran balón por encima de la defensa salmantina y el de Monelos definió ante el portero como lo que es, un delantero de Primera División. Encaró al meta De la Cruz, lo regateó y marcó a puerta vacía para poner en pie a Riazor por primera vez en esta su cuarta etapa de blanquiazul. Y las que quedan. Acaba de volver y ya gana partidos. Multiplica al Dépor, que ya no necesita crear diez ocasiones o más para conseguir el premio del gol. Ahora tiene muchísima más dinamita arriba. Evidente.

Aún más de cara pudo ponérsele el partido al Deportivo inmediatamente después del 1-0, con otro balón al espacio para que Lucas corriera. Pudo rematar él, pero esta vez prefirió asistir a Soriano. Le sobró generosidad y le faltó precisión. Unionistas no tuvo más remedio que dar un paso al frente y adelantar su línea defensiva. Riesgo grande ante un equipo como el Deportivo, con buenos pasadores y un delantero veloz como Lucas. En otro desajuste defensivo llegó la expulsión del portero De la Cruz, que cortó con la mano fuera del área otro ataque peligroso. Roja directa y a la calle.

Un escenario ideal para que el Dépor siguiera defendiendo su ventaja con solvencia, pero buscando un segundo tanto con el que dejar sentenciado el triunfo. Dicho y hecho, porque el 2-0 llegó en el 66, tras un penalti sobre Rubén Díez. Lucas dejó que lo lanzara Quiles, otro mago que se sacó de la manga uno de sus trucos marcando desde los once metros con un toque sutil, a lo Panenka. Ola en las gradas y fiesta total, redondeada por Lucas en el descuento con el 3-0 definitivo.

Suscríbete para seguir leyendo