Manu Berrocal, el lateral predestinado a jugar en Riazor

Llegó hace 10 años al Dépor y ahora, con contrato profesional, debuta con la sub 18

Manu Berrocal hace diez años y ahora

Manu Berrocal hace diez años y ahora / Cedida

Carlos Miranda

Carlos Miranda

Aquel niño que dijo antes la palabra “gol que mamá”, aquel lateral que formaba “la superbanda con David Mella”, aquel nieto al que su abuela predestinó al estadio de Riazor se hace justo hoy mayor de edad y en dos semanas se estrenará en Italia con la selección española sub 18, “uno de sus sueños desde que empezó a hablar”. Manu Berrocal Mata (Sada, 2005), genuino producto de la factoría Abegondo, es el último préstamo de las categorías inferiores del Deportivo a las camadas de Las Rozas. Se llevan por unos días a un deportivista desde la cuna, a un lateral casi desde que gateaba, a uno de los puntales del Juvenil A de Manuel Pablo.

Manu posa hace diez años vestido de blanquiazul. |  // CEDIDA

Manu posa hace diez años vestido de blanquiazul. | // CEDIDA / Carlos Miranda

“Con nueve meses comenzó a caminar y a correr y desde entonces fue todo balón, balón. Estaba todo el día pegado a él. La primera palabra que dijo es gol, no mamá. Siempre decía que quería ser jugolista, en vez de futbolista, porque él jugaba al gol”, recuerda entre risas su madre Patricia Mata, quien vive en casa unos días agitados por esta llamada y por la ilusión que genera este hito entre los vecinos de Bergondo, donde reside la familia. El bisnieto de los panaderos de Gandarío lleva ya diez años en Abegondo, firmó el pasado verano su primer contrato profesional hasta el 30 de junio 2024 (con opción de ampliarlo) y ahora empieza a vislumbrar la cima del primer equipo, donde siempre ha querido estar.

“Cuando Manu tenía un año nos mudamos a Madrid y allí le tentaron con equipaciones, con regalos del Real Madrid, pero él siempre quería al Dépor, siempre vestía sus colores"

Patricia Mato

— Madre de Manu Berrocal

Tentación blanca

“Cuando Manu tenía un año nos mudamos a Madrid y allí le tentaron con equipaciones, con regalos del Real Madrid, pero él siempre quería al Dépor, siempre vestía sus colores. No quería otra cosa. Le pusieron una pelota en la cuna y es deportivista hasta la muerte”, admite. Tres años después ya estaba de vuelta en casa y a los cuatro ya se enfundaba la camiseta del Rayo Sadense, donde “jugaba con mayores” para quemar tanta hiperactividad en torno a un esférico, “para que se cansase”. Pronto llamó a su puerta el Dépor para afrontar un proceso de selección que empezaba a imponer un poco a su familia. “Entró en primer año de Benjamín, con siete. Pasó unas pruebas. Primero eran cuarenta niños, luego veinte, al final quedaron quince. Nos daba un poco de miedo por la desilusión que podía llevarse si no lo cogían, pero ahí sigue”, relata.

Manu Berrocal

Manu Berrocal / RCD

La llamada a la selección española sub 18 es una recompensa después de varios reveses en los últimos tiempos. Había estado en prelistas de los combinados sub 15, 16 y 17, pero nunca había llegado a hacerse un hueco en las relaciones definitivas. Esas ausencias se debieron, en parte, a las lesiones, que le impidieron disfrutar de la Youth League. “Estuvo en el césped con sus compañeros cuando celebraban, pero no pudo jugar. Cuenta con esa deuda pendiente. También tenía la de la selección y ahora, por fin, lo ha logrado. Fue duro. Hace dos años tuvo una lesión de tobillo, de la que no se recuperaba y no se recuperaba. Estaba creciendo y el cuerpo tampoco le ayudaba. Cuando Mella iba (con España) siempre se alegraba por él, aunque le quedaba esa pena. Ahora ya no la tendrá”, cuenta aliviada.

“¿Contrato profesional? Es que cuando se lo pusieron delante ni titubeo. Siente los colores y cuando vio esa oferta creía que no aceptarla era como dejar tirado al club. Fue un orgullo"

Ese tiempo ha pasado y la apuesta del club por él es inequívoca. Es un fijo para Manuel Pablo para aportar seguridad y profundidad a la banda izquierda, justo después de que firmase su primer contrato profesional. “Es que cuando se lo pusieron delante ni titubeo. Siente los colores y cuando vio esa oferta creía que no aceptarla era como dejar tirado al club. Fue un orgullo”, sentencia haciendo partícipe de ese lealtad a toda la plantilla.

"Mi madre (la abuela de Berrocal) siempre decía que algún día tendría a un nieto jugando en Riazor y a ver ahora quién le dice algo con todo lo que le está pasando a Manu"

Un vaticinio por cumplir

Ya ha vivido dos pretemporadas con el Fabril, con el que tiene pendiente todavía el debut en partido oficial. Las últimas etapas de su formación en Abegondo empiezan a vislumbrarse y, por ahora, va encajando todo de manera natural en su vida. “Es muy maduro, está en Segundo de Bachillerato y está ahí la Selectividad. No es nada sencillo poder compatibilizar, intenta cumplir con todo”, asegura. Pronto llegará el momento de coquetear con el primer equipo y de cumplir un vaticinio familiar. “Mis padres siempre fueron del Dépor y yo iba al estadio y no me gustaba mucho. Mi madre siempre decía que algún día tendría a un nieto jugando en Riazor y a ver ahora quién le dice algo con todo lo que le está pasando a Manu”, reconoce entre risas, mientras completa la profecía: “Ahora que sufrimos con el Dépor siempre nos dice que estemos tranquilos, que no nos preocupemos, porque cuando llegue Manu, va a ascender”.

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