3-1 | Ni Lucas salva al Dépor

Ni siquiera un golazo de falta del coruñés evitó una derrota dolorosa y justa que el Dépor maceró con el inmovilismo de Óscar Cano con la propuesta y los cambios y con la inocente roja de Mackay | El ascenso directo se queda a siete puntos, un mundo

Alcorcón - Deportivo

Alcorcón - Deportivo / LOF

Carlos Miranda

Carlos Miranda

Doloroso y justo. El Dépor ve cercenadas sus opciones de ascenso directo tras una derrota de las que dejan mella mucho tiempo. Quedará para el recuerdo el golazo de Berto que ajustició a los coruñeses sobre la hora, pero el equipo coruñés sale de vacío de Alcorcón por el abuso que hizo del fútbol interior y su ausencia de registros, por la roja inocente de Mackay, por el inmovilismo de su entrenador con los cambios y la propuesta y por la calidad de su rival en la definición. Ni Lucas pudo rescatarlo con un golazo de falta estratosférico ante un Alcorcón con más empaque y más versátil. Más equipo, en definitiva. El pasaporte a Segunda se queda a siete puntos y la segunda vuelta aparece ahora ante el Dépor como un camino espinoso. Todo es hoy negro, a pesar de su flamante fichaje estrella.  

A pesar de contar con bajas estratégicas y sensibles y con el atenuante de afrontar un partido casi de Segunda, Óscar Cano fue fiel a sí mismo y apenas tocó el once. A su juicio, no era el día para añadir incógnitas al equipo apostando por Trilli o Retuerta. Era una tarde para caminar sobre seguro con Diego Villares y Pablo Martínez, aunque las bandas se quedasen algo cortas, aunque fuesen carne de cañón para los ataques amarillos. 

Alcorcón - Deportivo

Alcorcón - Deportivo / LOF

Y pronto se lanzó el Alcorcón a aprovechar una de esas vetas. Se juntó Chiki a la zona de Villares y salió disparado hacia la portería mientras casi toda la defensa blanquiazul, menos Pablo Martínez, adelantaba la línea para forzar el fuera de juego. Minutos 2 y ya se mascaba el gol. Ante Mackay la mandaba fuera. El Dépor volvia a regalar el inicio del duelo y casi del partido. Marca de la casa. Esta vez se salvaba. El meta coruñés resoplaba y no terminaba de creérselo.

El Dépor se sentía cómodo en la presión arriba ante los temerarios riesgos del Alcorcón en la salida. La coordinación y los sudores coruñeses pusieron en algún aprieto a los locales, ninguno trascendental. El duelo tenía un ritmo de otra categoría, casi no había fallos ni espacios. No era muy vistoso, sí de alto nivel. Tras el susto inicial y por fases y agarrado a la pelota, el Dépor también pidió la palabra.

La más clara de sus oportunidades llegó en un balón en profundidad que Villares le ganó al lateral. Fallaba después el vilalbés ante el meta local Jesús Ruiz. Ahora era el Dépor el que perdonaba en el minuto 25. Cada vez en intervalos más pequeños, se iban disputando ambos equipos el control del partido. Toma y daca, toma y daca. El Alcorcón insistía por las bandas aprovechando la debilidad de sus futbolistas reconvertidos. Víctor García y Álvaro Bustos eran muy persistentes. Los locales empezaban a rondar demasiado el área coruñesa. Y así, casi sin querer y sin percibirlo, llegó la desgracia.

Alcorcón - Deportivo

Alcorcón - Deportivo / LOF

El gol del Alcorcón se tejió en un par de genialidades por la banda izquierda. Pase, desmarque, control, remate. El Dépor, entre Villares y Lapeña, dejó muy suelto en el área a Pablo García y sus maniobras fueron centelleantes y precisas. Mackay batido, 0-1, minuto 38. Durísimo golpe para el Dépor.

Los últimos minutos antes del descanso pudieron ser de naufragio absoluto. Olía a 2-0, el agua ya le llegaba al cuello a los coruñeses. Mackay hizo un paradón, Pablo Martínez salvó virtualmente bajo palos. Había estado igualado y, de repente, tenía que dar gracias de estar vivo. Es lo que suele pasar ante equipos de calidad y que penalizan de verdad los fallos.

Otra vez fiel a sí mismo, Óscar Cano no cambió nada al descanso. Perdía el equipo coruñés, pero al entrenador nazarí le seguía pudiendo más no romper el jarrón chino que ser intervencionista, que darle herramientas a su equipo. No tocó nada, como siempre. El equipo coruñés le ponía intención, le falta velocidad y juego por bandas, registros. Era tremendamente previsible. Es cierto que en alguna acción podía llegar el empate, pero no había cambios de ritmo, profundidad... Conseguía no sufrir en defensa, eso sí, apenas inquietaba en ataque.

Alcorcón -Deportivo

Alcorcón -Deportivo / LOF

Los cambios que pedía a gritos el Dépor llegaron pasado el cuarto de oro. Uno queriendo y el otro obligado. El técnico tampoco optó esta vez por deshacer el embudo al meter a Svensson por Isi Gómez. El joven atacante perico iba a ser el encargado de romper al espacio y de pegarse con los defensas y el de Monelos debía aprovecharse de ese trabajo sucio con, además, una mayor libertad para sumarse a la creación. Todo saltó por los aires en un minuto, el tiempo que tardó Mackay en replicar la jugada de la expulsión del meta de Unionistas de hace una semana. Mano fuera del área, roja justa. El partido se empinaba de manera irremediable.

Los siguientes minutos no permitieron al Dépor albergar excesivas esperanzas. El Alcorcón se volcó con Pedro Mosquera mandando en el partido y Javi Lara en la ofensiva. Edu Sousa, en frío, tuvo un par de manos de mérito y vio como Chiki fallaba incomprensiblemente el 2-0.

Al equipo coruñés, con la cabeza debajo de la guillotina, solo le podía salvar una jugada aislada o un fallo del Alcorcón. Para situaciones así se había fichado, en parte, a Lucas. Primero casi le saca la roja a Babin en un balón en profundidad y la falta posterior desde la frontal la clavó en la escuadra. Golazo. 1-1, minuto 72. Un milagro, 20 minutos aún de sufrimiento.

El equipo madrileño se lanzó de nuevo a por el triunfo. El Dépor no renunciaba al 1-2. Pudo lograrlo en una internada aislada de Lucas en el área. Los amarillos parecían entonces perder fuelle, pero los cambios le sentaron muy bien, sobre todo, el de Berto. Para el equipo coruñés era imposible que tuviesen ese efecto terapéutico, porque Cano seguía sin tocar nada. Si el gol de Lucas había sido una genialidad, el de Berto no fue menos. Desequilibrado en la frontal, se inventó un disparo en bote y ajustado al palo que desactivó a Edu Sousa. 2.-1, minuto 86. Golpe mortal. Ahora sí Cano daba entrada a Kuki. El Dépor, sin excesiva fe, fuerzas ni ideas, lo intentó animado por los miedos y las excesivas precauciones de un Alcorcón que quería defenderse en su área. El leve sufrimiento amarillo acabó, instantes después, cuando Mosquera cogió la pelota y Berto volvió a inventar en el área. 3-1, gol de Dalmau de penalti. Hoy son interminables los nubarrones que se ciernen sobre el proyecto coruñés.