Deportivo
Lebedenko, sobre el ‘hoyo’ del carril zurdo
El ucraniano llega dispuesto a “darlo todo para triunfar” en el Deportivo, un “club top” por cuyo lateral izquierdo desfilaron antes que él más de veinte futbolistas desde la salida de Filipe Luis en 2010, casi todos decepciones
Salió Alberto Retuerta sin llegar a estrenarse en liga con el Deportivo, igual que pasó en la temporada 2018-19 con Sebastián Dubarbier, quien solo jugó un partido de Copa de blanquiazul, lo mismo que pasó con el canterano del Madrid antes de su cesión al Hércules en este mercado invernal. Son dos de los muchos carrileros zurdos que han desfilado sin suerte por el Deportivo en los últimos años. Más de veinte futbolistas pasaron por el lateral izquierdo desde el traspaso de Filipe Luis al Atlético de Madrid en 2010. El último en llegar es el ucraniano Orest Lebedenko, que viene cargado de ilusión con tapar con éxito ese hoyo en el que últimamente se ha convertido su demarcación en Riazor. Promete “darlo todo para ganar cada partido” con un “club top” como el Deportivo, en el que ya se siente “muy contento”. “Voy a dar todo para triunfar aquí. Da igual la categoría. Vine a jugar al Dépor, no a jugar una categoría menos. Cuando llegué a España buscaba un club top y lo encontré”, afirmó Lebedenko ayer en Abegondo en su presentación como jugador blanquiazul.
El pasado verano el Dépor decidió acometer una reconstrucción total en la posición de lateral izquierdo, prescindiendo de Diego Aguirre y Héctor Hernández, y apostando por el retorno del coruñés Raúl Carnero, en teoría un valor seguro, más el fichaje de Retu como joven con un futuro prometedor. Sin embargo, hasta el momento Raúl, actualmente lesionado, no ha sido capaz de ofrecer el nivel que se le presuponía, mientras que Retu ni siquiera contó durante estos meses previos a su cesión al Hércules, ni para Borja Jiménez ni después para Óscar Cano. De hecho, el técnico andaluz llegó a utilizar a un central, Pablo Martínez, en el flanco izquierdo de la defensa. Incluso reubicó a un extremo como Víctor Narro en el carril zurdo el pasado sábado en el triunfo en Riazor frente al Rayo Majadahonda. Soluciones puntuales, como en su día fueron Seoane, Manuel Pablo, Laure o más recientemente Mollejo como improvisados laterales izquierdos.
Lebedenko se siente “más cómodo con tres centrales”, porque eso le permite desplegar todo su potencial ofensivo, y se define como un futbolista “bastante rápido, técnico y explosivo”. El joven de 24 años recalcó que un club como el Deportivo “no tiene que estar” en Primera RFEF y aventuró que “en pocos años estará en Primera División”.
En agosto de 2010, tras la venta de Filipe Luis al Atlético de Madrid, el Deportivo reconstruyó la posición con los fichajes de Morel y Rindaroy. Ambos decepcionaron, igual que Evaldo o Tiago Pinto, otros ejemplos de fiascos anteriores a Retuerta. Solo Luisinho, que llegó en 2013, consiguió asentarse con éxito en esa demarcación. En cambio, no lo lograron Canella, Fernando Navarro, Saúl, Caballo, Dubarbier, Salva ni Luis Ruiz. La pasada temporada, con Héctor y Aguirre, el Dépor armó una de las mejores parejas de laterales de la categoría, pero en verano decidió empezar de cero con Retuerta, que ya no está, y Raúl, a quien ahora se suma Lebedenko, listo para debutar el domingo (16.00 horas) en el campo del San Fernando.
Orest Lebedenko firmó con el Dépor hasta 2025. Quiere echar raíces en A Coruña, una ciudad que visitó y en la que soñaba con vivir cuando era futbolista del Lugo y pasaba por Abegondo en coche por la autovía, imaginándose cómo sería jugar en el Deportivo, un deseo que se acaba de hacer realidad. “Cuando fui a A Coruña a ver la ciudad siempre pasaba por la ciudad deportiva y la miraba desde la carretera. Ahora estoy aquí y me siento muy bien. Quiero dar todo para ayudar al equipo y mejorar como futbolista”, explicó el joven lateral, que también siente “mucho cariño y agradecimiento” hacia el Lugo, su anterior club. También se refirió Lebedenko a lo mucho que está sufriendo por la invasión de su país, Ucrania, por parte de Rusia. “Al principio me costó mucho. Estuve llorando en casa casi cada día tres semanas, muy incómodo. Perdí peso y estaba muy mal. Es muy difícil”, dijo el jugador zurdo, que vive con “mucha preocupación” la situación en su país.
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