2-2 | Un gol en el descuento ajusticia al Dépor de siempre

Acarició un triunfo que le iba a dejar a dos del liderato haciendo lo justo o menos | El equipo ni controló el duelo ni tumbó a su rival | Cano alineó a Lebedenko y Saverio y dio minutos a Pepe Sánchez

Carlos Miranda

Carlos Miranda

Dolió, a nadie le extraña. Cuando el cabezazo de José Carlos volaba hacia la red en el minuto 94 el deportivismo no maldecía al destino, juraba en arameo ante la enésima exhibición raquítica de su equipo fuera de casa. Van tantas... El empate en el descuento hace justicia y evita el 'robo' de un Dépor que haciendo lo justo o menos se iba a llevar el botín máximo de Cádiz. Sin control sin pegada sin imponerse. Un triunfo acariciado que le iba a dejar a dos del liderato y que, mas allá de los puntos siempre anhelados, iban a suponer un nuevo espejismo. Mientras el Dépor no sea un equipo mínimamente solvente a domicilio, le va a costar un mundo pelear por el ascenso directo, más allá de lo que digan los números, las cábalas. Solo hay que abrir los ojos y ver, no hace falta hacer ninguna cuenta. Óscar Cano quería ver un cambio en su equipo y, de momento, a pesar de poner a todos los fichajes sobre el césped, nada se ha movido ni un ápice.

San Fernando - Deportivo

San Fernando - Deportivo / LOF

Mismos nombres, pocas novedades. Al jefe del banquillo le ha costado ser intervencionista, tomar decisiones drásticas en su etapa coruñesa y quizás era porque no contaba con los futbolistas que deseaba. Fue llegar Lucas y jugó. Tampoco era asumir el más mínimo riesgo tomar esa decisión. Pero fue poner un pie Lebedenko y Saverio en el vestuario de Abegondo y, días después, ya estaban en la hoja de alineaciones. En San Fernando. Se esperaba que jugase el ucraniano para dar naturalidad y equilibrar al equipo, no así Saverio, porque suponía sentar de paso a un Mario Soriano que llevaba semanas reclamando un relevo, competencia real en el puesto. Pues esta vez sí se mostró decidido: banda izquierda enteramente nueva. Y Jaime le quitaba el sitio a Lapeña. En esta ocasión sí se movía el técnico. 

Ya a su equipo le costó más. Primero porque no se libra, ni aunque quiera, de una cabezada en los primeros minutos. Apenas pasaba de las cuatro de la tarde y un balón perdido desnudó a la defensa blanquiazul y achicó bajo palos a un Mackay que, al final, sacó una buena mano. Minuto dos y casi llega el 1-0. Siempre jugando con cerillas. El San Fernando, un equipo sin excesos, apretaba lo que podía, buscaba marcar territorio y desconectar al Dépor con el estado del campo y quitándole ritmo. Poco a poco lo fue consiguiendo, no sin llevarse también algún susto.

San Fernando - Deportivo

San Fernando - Deportivo / LOF

Un cabezazo de Quiles tras una jugada de Villares y Lucas, una combinación en solitario del zurdo de Monelos... De manera un tanto tímida, pero el Dépor iba enseñando los dientes. Presionaba de manera correcta, sin ser punzante. Con la pelota le pasaba lo mismo: cierta soltura sin profundidad. Esa horizontalidad y la incomodidad que generaban el escenario y su rival le fueron empequeñeciendo. Casi marca Del Campo tras otra imprecisión en la media coruñesa en torno al minuto 20.

Pasaba el tiempo y a los coruñeses ya les costaba hilvanar jugadas, el árbitro se guardaba las amarillas, el bote de balón en el césped era irregular. Nada ayudaba. Menos lo hizo una mano en el área blanquiazul que supuso el 1-0 en el minuto 39. Biabiany no falló desde los once metros. El Dépor volvía a las andadas.

San Fernando - Deportivo

San Fernando - Deportivo / LOF

Tuvo suerte antes del descanso. Casi sin insistir se encontró con una pelota en la frontal y un confuso disparo de Rubén Díez que acabó en la red. 1-1, minuto 45. A punto estuvo de logra el segundo. Pudo ser un Saverio al que se le vio un tanto perdido y desconectado, evitando los contactos. Su disparo se fue a un lado. El equipo coruñés salía indemne, no era poco.

En la segunda parte tampoco dio síntomas el Dépor desde el inicio de salir decidido a cambiar el rumbo del duelo. No se vislumbraba un final feliz, ni mucho menos. Todo lo contrario. El equipo coruñés, sin ningún control del duelo, la situación y las disputas, entró en el intercambio. Era todo ida y vuelta, se jugaba sin pausa, con vértigo, sin respiro. Si alguien paraba la pelota y buscaba darle algún orden era el San Fernando. Lo que podía. Siempre ha defendido Óscar Cano que este tipo de duelos no le sientan bien a su equipo, pero parecía esta vez, en cambio, con ganas de querer entrar en la guardia de su rival. ¿Un nuevo Dépor? Quizás.

San Fernando - Deportivo

San Fernando - Deportivo / LOF

Pronto el técnico sentó a Saverio. En vez de entrar Soriano le tocó a Kuki Zalazar. Quería lanzar a su equipo con él, con Quiles y, sobre todo, con Lucas, el único cambio real, el único que siempre huela a peligro, aunque no pase nada. Así llegaron varias contras, así le anularon un gol a Lucas en un fuera de juego más que dudoso, así mandó otra el coruñés al larguero. Su rival también atacaba, sobre todo, con Biabiany o Gabri Martínez como protagonistas. No había descanso. Se multiplican también las choques, los roces favorecidos por un árbitro que se había tragado el silbato.

Y cuando tampoco había hecho mucho para merecerlo. Un saque de esquina propició un par de rechaces en el área y Quiles acabó embocando a la red. Un partido de empate que ganaba 1-2 en el minuto 78. Más resultado que fútbol fuera de casa. Y no era la primera vez. Se puso a achicar en los últimos minutos y tampoco es que estuviese pasándolo excesivamente mal, aunque empezaban ya a prolongarle demasiados balones en la frontal. Y cuando acariciaba el triunfo llegó ese saque de esquina, el cabezazo y ese titubeo de Antoñito en el despeje. 2-2 en el último segundo. La pena no es el empate, es ver al Dépor.