El año que deshilachó al Dépor invencible

Hace doce meses galopaba hacia un ascenso que no logró y hoy, con Cano por Borja, solo quedan cuatro titulares de entonces en el once | “Es el mejor ejemplo del inconformismo que rodea al club”

Borja Jiménez, hace un año con Lapeña y Óscar Cano, ayer con Pablo Martínez. |  // CARLOS PARDELLAS

Borja Jiménez, hace un año con Lapeña y Óscar Cano, ayer con Pablo Martínez. | // CARLOS PARDELLAS

Carlos Miranda

Carlos Miranda

Hace doce meses parecía un accidente y se acabó convirtiendo en el día que lo empezó a cambiar todo. 1-2 ante el Real Unión en Riazor. Aquella primera semana de febrero, el Dépor imbatible se convertía en terrenal y pronto llegaría el Racing para agravar la crisis interminable. Aquel equipo que hizo 46 puntos en 20 jornadas ya no se reconocía y se fue deshilachando hasta no ascender, cambiar de entrenador y tener hoy en día a titulares contados de entonces. Solo Mackay, Jaime, Villares y Quiles y alguno con su lugar en el once tambaleándose. Y eso que solo Juergen se fue motu propio. Un año, una vida entera para el Deportivo, sobre todo en Primera Federación.

“Es el mejor ejemplo del inconformismo que rodea al Dépor por estar en esta categoría”, apunta José Luis Lemos, hasta hace unas semanas entrenador del Bergantiños. “Hay que buscar soluciones donde sea, hay que cambiar de entrenador, de futbolistas... No hay paciencia porque a veces tampoco puede haberla. Ha sido un cambio radical”, sentencia de una metamorfosis tan gradual como imparable y profunda que tampoco puede negar el exdeportivista Maikel. “Es un síntoma de que las cosas no se hicieron bien, pero no solo por parte del club, también de los jugadores, que no dieron el nivel. Es normal porque hay que mejorar y ascender, que es lo único que vale”, asegura el que fuera delantero del primer equipo.

Entonces Mario Soriano rondaba el once y luego se hizo fijo para ser ahora, de nuevo, meritorio. Algunos fueron perdiendo peso en esa segunda vuelta como Miku o William de Camargo. A otros le lastraron las lesiones o recuperaciones inciertas como Víctor García o Trilli. También hay quien continúa y era un fijo, pero ha perdido su sitio como Lapeña o Álex Bergantiños. De aquel pasillo de seguridad con Mackay, el central de Logroño, el capitán, Juergen o Miku a mantenerse solo el portero y conformarlo hoy con Pablo Martínez, Olabe, Rubén Díez y Lucas. Muchas novedades dentro del rectángulo de juego y otra esencial al otro lado de la banda.

Borja Jiménez siguió contra todo pronóstico en verano, pero en octubre ya estaba fuera. Llegaba Óscar Cano a siete puntos del ascenso directo. Hoy, casi cuatro meses después y con altibajos, se encuentra a tan solo dos.

Han cambiado muchos nombres y en la propuesta hay continuidad en algunos aspectos y novedades en otros. “A los dos equipos les gusta jugar por dentro. Con Óscar (Cano) tiende a utilizar falso extremo que se meta hacia dentro, contar con más centrocampistas para tener más control. Borja utilizó a Mario Soriano, pero también a William de Camargo por la izquierda. Ahora también veo mejor al equipo atrás, en cómo se defiende de los centros laterales, ahí creo que les ha ayudado mucho Pablo Martínez”, relata Lemos antes de desgranar más puntos divergentes, incidiendo en los laterales. “Antoñito da profundidad y amplitud, pero le falta esa precisión que tenía el mejor Trilli, incluso haciendo paredes, no solo en el centro al área. Me acuerdo que ante el Racing de Santander en Riazor, aunque pasó lo que pasó, había hecho un partidazo. Por el otro lado, el equipo nunca ha vuelto a tener la llegada que tenía con Héctor (Hernández), pero ahora con Lebedenko es probable que vuelva a ganarla”. También nota diferencias en el enlace con el área. “Rubén Díez juega más arriba, enlaza más. Juergen se lateralizaba (echar a un lado su posición) hacia la izquierda para iniciar el juego”, rememora.

Más allá de los detalles que disecciona Lemos, Maikel cree que hay un punto de ambición en la propuesta de Óscar Cano, sobre todo en Riazor, que no veía en la de Borja Jiménez ni en los mejores momentos. “Ahora el equipo en casa sale a por el rival, antes no. A mí antes me llamaba la atención que en A Coruña con 20.000 personas no saliese a morder. Luego podías ganar o perder, pero al menos decir ‘aquí mando yo’. Ahora aprieta, va arriba, busca alguna transición rápida”, relata el ex de Compostela, Getafe o Tenerife, entre otros.

Óscar Cano ha querido agudizar esa pujanza que desea trasladar a los partidos de fuera de casa con las incorporaciones de Lebedenko y Saverio. Con el lateral hay cierta unanimidad, verbalizada también por Lemos, y con el italoecuatoriano pretende el técnico granadino reproducir aquella figura que tenía Borja en William de Camargo y que él no hallaba en el equipo que heredó en octubre. De momento, aún no está fino el ex de Osasuna en un equipo que también, reconoce Maikel, “tiene tendencia a jugar por dentro”, con un fútbol combinativo apoyado en jugadores como Mario Soriano, Quiles o Lucas Pérez.

La contratación del coruñés es la que ha acaparado todos los focos, pero el último día de mercado llegó Arturo, del Sanse. Aún no ha debutado y pocos han reparado en él, pero Maikel cree que, tras la salida de Gorka Santamaría, le puede aportar variantes interesantes al equipo y añadirle tanto el registro del fútbol directo como aprovechar mejor todo el caudal ofensivo que se pueda generar desde los costados. “Debo decir que yo no lo conocía, esa es la verdad”, admite después de quedarse maravillado al verlo en directo en el Dépor-Sanse de la primera vuelta, justo cuando reparó en aquella camiseta número 9. “Ese día se la lió parda a la defensa. Fue bien por arriba, por abajo. Prolongaba, daba continuidad, desahogo, llegaba a remate. El Dépor no tenía a uno como él”, sentencia.

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Con la baja segura de Rubén Díez por sanción, Óscar Cano ya empezó ayer a ensayar alternativas para suplirlo en la medular con Isi Gómez y Mario Soriano como candidatos con más opciones para jugar junto Olabe y Villares. La última vez que el maño fue baja (ante el Rayo Majadahonda) le sustituyó el ex del Atlético. La presencia de Raúl Carnero sobre el césped de Abegondo en la primera parte del entrenamiento fue ayer una de las novedades de la sesión de trabajo del primer equipo. El lateral aprovechará las siguientes jornadas para ir integrándose en la dinámica de grupo, aunque es baja segura para el duelo de este fin de semana. Se lesionó en el primer partido de 2023 ante Unionistas y su ausencia iba a ser, al menos, de un mes, con lo que este partido es el que aparecía, como muy pronto, marcado para su reaparición. Finalmente, tendrá que esperar una semana más.

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