El incierto futuro de la Primera RFEF
La Federación añade incertidumbre a la continuidad de una competición dividida de la que el Deportivo busca salir por todos los medios - Rubiales: “No vamos a seguir poniendo veintitantos millones”

Lucas Pérez intenta controlar el balón en el partido contra el Rayo Majadahonda. | // CARLOS PARDELLAS / M. Otero

La Primera RFEF cumple su segunda temporada de existencia con su futuro en el aire. La propia Federación, responsable de la competición, se ha encargado de alimentar en las últimas semanas la incertidumbre sobre su continuidad en medio de la división existente con los clubes. Con la viabilidad económica en entredicho, la RFEF desliza la posibilidad de regresar al antiguo modelo de Segunda División B y abortar un “experimento”, en palabras de su presidente, Luis Rubiales, del que el Deportivo busca escapar por todos los medios.
“Desde luego lo que no vamos a seguir es poniendo encima de la mesa cada año veintitantos millones de euros, cuestión que no hacen ni en Francia, ni en Inglaterra, ni en Italia, ni en Alemania, ni en Portugal... En ningún país. Nosotros lo hacemos y encima tenemos que escuchar que es deficitaria la categoría”, avisó ayer Rubiales sobre el futuro de la competición. “La categoría no es deficitaria, tú recibes un dinero y en función de eso gastas. Nosotros tenemos que ejercer como gobierno del fútbol una supervisión”, añadió.
Los clubes, sin embargo, consideran que las expectativas depositadas en la competición en el momento de su creación no se han alcanzado. Parte de esa aportación de la Federación procede de la venta fallida de los derechos de televisión, muy por debajo de las cifras que se manejaron inicialmente y como parte de las ayudas para adaptarse a las nuevas condiciones impuestas desde la RFEF.
“Ese dinero hay que ponerlo porque desde el primer año se pusieron una serie de requisitos, como en nuestro caso el cambio de césped, o la iluminación y el salario mínimo. Si pones requisitos a la competición, tienes que dar subvenciones para que se puedan cumplir. Hay algunos que afectan más a cada club, pero el salario mínimo es común. En Segunda División hay un salario mínimo porque todos los clubes se aseguran unos ingresos mínimos. No puede haber un salario fijado por la Federación y el sindicato cuando no tienes ingresos. Ahora mismo hablaríamos de un salario de 20.000 euros por 15 jugadores que es menor que lo que están ingresando los clubes por televisión. Suben los gastos de arbitraje, por tarjetas, se quitan las ayudas por desplazamientos...”, reflexiona el presidente de Unionistas, Miguel Ángel Sandoval sobre la viabilidad de una competición en entredicho.
El suyo es un caso muy particular, un club de carácter popular que funciona a través de las aportaciones de sus socios, y que cree en el potencial de la competición dentro de unos límites. “Nosotros creemos que la categoría es viable, pero porque la filosofía del club es así. Nosotros tenemos un compromiso de deuda cero, eso quiere decir que si al final de temporada el club acaba con deuda los directivos tenemos que poner el dinero. Tenemos el compromiso de no gastar más de lo que ingresamos, pero ahora estamos en una categoría en la que es muy atractivo gastar más de lo que se ingresa porque estás a las puertas de Segunda División”, expone Sandoval.
Como solución a esos males la Federación ha planteado articular un control económico, pero los clubes solicitan tiempo y ser parte activa en la negociación antes de implantarlo. Algunos, sin embargo, recelan de la autoridad que la RFEF pretende ejercer en cuestiones comerciales que llevaría aparejada esa medida y el plazo de 48 horas que les impuso para decidir el futuro de la categoría.
“Es falso que 20 clubes están en contra del control económico. La inmensa mayoría están a favor. Además la inmensa mayoría de esos clubes están a favor de que quien lo debe de implantar es la Federación”, aseguró ayer Rubiales.
“La categoría es viable, pero no es lógica. Esa viabilidad solo puede venir acompañada de un control económico. Si cada club solo puede gastar el 70% de lo que ingresa es viable para todos, pero si llegas al mercado de verano y un jugador que tú has tenido por 25.000 pasa a cobrar 60.000 o le hacen una oferta del triple que la tuya puede pasar que llegues al verano con 28 clubes de 40 que no están al día con sus nóminas. Ahí no es que sea viable o no la categoría, sino que se está pagando por encima de lo que puedes ingresar. Lo que se crea es una burbuja”, argumenta Sandoval.
Los desencuentros entre Federación y clubes han hecho que empiece a sobrevolar la posibilidad de regresar a la antigua Segunda División B en un plazo cercano. “Si hay alarma es porque hay quien quiere vender esto con alarma, pero la Primera Federación nació como una categoría experimental. No se engañó a nadie, se dijo desde el primer minuto a todos los clubes: vamos a poner sobre la mesa un nuevo modelo y si funciona bien y si no en dos, tres o cuatro años se volverá al modelo anterior”, avanzó ayer Rubiales.
Para los clubes, sin embargo, sería un paso atrás. “La Primera Federación es una categoría mucho más atractiva que Segunda B. Es como el paso anterior al fútbol profesional y tiene seguimiento, pero habrá que buscar modos de hacerla atractiva para el espectador. También hay que tener los pies en el suelo, si nadie pagaría por el paquete de Segunda División no se puede pedir lo mismo por el de Primera RFEF”, denuncia el presidente de Unionistas.
Un modelo pendiente de aprobación
La Federación planteó la semana pasada una votación para escoger el modelo de competición, pero un grupo de hasta 16 clubes pidió más tiempo para estudiar la propuesta y a la vez negociarla con la RFEF. “Lo lógico es que se termine haciendo una asamblea en la que los clubes puedan exponer sus inquietudes. Falta escuchar a los clubes, somos la patronal y los que trabajamos en el día a día en esto. No puede ser que si no se consigue lo que se quiere se hable de volver a la Segunda B, que era un pozo”, apunta el presidente de Unionistas, Miguel Ángel Sandoval. La Federación dio 48 horas a los clubes para escoger una propuesta que incluye un control económico, pero también concesiones a la RFEF. “Los clubes tienen que ser una parte activa en esa negociación”, insiste Sandoval sobre el futuro.
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