0-1 | La victoria de un adicto a sufrir
Un gol de Lebedenko le da el triunfo a un Deportivo obsesionado por blindarse tras fallar ocasiones en los primeros compases y antes de sufrir en la segunda parte | El liderato, a dos puntos tras el triunfo del Castilla

Talavera - Deportivo / LOF
Primero porque malgastaba una y otra ocasión, después porque se olvidó de atacar. El Deportivo, adicto a sufrir, crece en la supervivencia, las distancias cortas y el achique para acercarse más que nunca en esta liga al liderato. Tras varios disparos al aire, Lebedenko dio en la diana y se abrió el cielo para un equipo coruñés que supo capear los nubarrones de la segunda parte. Estaban más en su cabeza que en el potencial de un Talavera menor, aunque con esos también hay que saber lidiar. Es su primera victoria de 2023 y no pasará a la historia, pero son de las que dicen mucho de un equipo que pretender aspirar a lo máximo. Es corrección, superación, concentración... Lo que necesita un Dépor que ya mira a los ojos a sus rivales por el ascenso directo.
Fue un Dépor muy reconocible en todos los sentidos. Ya el once, salvo por Lebedenko y Lucas, podría haber sido una formación muy de Óscar Cano antes de la apertura del mercado de fichajes. Regresaban Villares y Rubén Díez, también los tres pivotes y estaba solo Lucas en punta. Como complemento ofensivo por la izquierda, aparecía de nuevo Mario Soriano, que le ha ganado la partida a Saverio en las últimas semanas. Del Dépor de los dos puntas y el fútbol directo ante el Sanse al de la posesión, la pelota y el balompié masticado. El equipo coruñés se puso un traje hoy que, de entrada, le suele sentar mejor. Registros, sí; también, esencia.

Talavera - Deportivo / LOF
No era su versión de Riazor, pero el equipo salió con idea de mandar en el partido ante un Talavera emergente. Buscaba sacar la pelota desde atrás con Olabe incrustado entre los centrales para atraer, para sacar de sitio a un rival al que se le vieron las costuras. El grupo blanquiazul era capaz de progresar, era el dueño del duelo, le faltaba colmillo, velocidad y finura al transitar. A los dos les interesaba en ese primer acto un ritmo lento, casi soporífero. El Talavera para alargar el duelo, el Dépor para cansar a su rival y atacar con paciencia. Lucas estaba ya un tanto desesperado. Su primer cabeceo fue con un disparo de Villares a placer que atajó Biel Ribas cuando la grada ya cantaba el 0-1. Era el minuto 12. Antes había podido marcar Pablo Martínez en un saque de esquina. Otro uy del francés.
Los coruñeses se movían con cierta soltura por dentro, algo que les suele costar. La presión de su rival, un tanto limitado, tampoco le ponía en excesivos aprietos. Cuando la pelota salía de nuevo para fuera para buscar zona de remate, a Lucas o a Quiles, era cuando se malgastaban las acciones. Así, el coruñés no se podía creer un mal centro de Antoñito y un pase en profundidad corto de Lebedenko. Frustrado.

Talavera - Deportivo / LOF
Justo el ucraniano, al que parecía faltarle un punto de claridad en sus acciones, alumbró de la nada el 0-1. Jugada de derecha a izquierda y le llegó una pelota a la frontal que clavó en la esquina de la portería de Biel Ribas. Minuto 29. El Dépor, por fin, ganaba. Había sido un tanto muy Dépor, casi pidiendo permiso, un pase a la red. Imposible para el meta local.
El último cuarto de hora fue más equilibrado. El Talavera pretendía empujar, le faltaban herramientas. El Dépor quería mandar con la pelota y no podía, tampoco sufría. Había mucho aún por disputar tras el descanso.
Nadie le iba a regalar nada al conjunto coruñés en el segundo acto, nadie dudaba de que la exigencia iba a subir. El Talavera, ya solo por empuje, le iba a poner en apuros. No marcar, renunciar en parte a ese 0-2 tranquilizador iba a deparar unos últimos minutos de sobresaltos por mucho que el conjunto local pareciese, de entrada, inofensivo. Todo se cumplió paso a paso.

Talavera - Deportivo / LOF
El Dépor, cómodo en el control y en la defensa del fuerte, dejó de tener la meta contraria como objetivo primordial y el escenario cambió para él. Solo tuvo una Lucas en un balón largo y las pocas contras que era capaz de originar el grupo de Cano eran malgastadas una y otra vez. Con una parte del campo casi vedada. Tocaba entonces fajarse, afanarse en los despejes, disputar cada pelota, cada misil tierra aire que se acercaba a las inmediaciones de Mackay. Pudo sufrir menos, salió victorioso, se curtió.
No se libró, eso sí, de algún sobresalto, pero no hubo ni siquiera una mano a destacar de Ian Mackay. Todo centro era foco de peligro, más por el pasado reciente, por el fatalismo que por lo que estaba ocurriendo de verdad en el terreno de juego. El técnico volvió a tardar de nuevo en hacer los cambios. No llegaron hasta pasada la media hora. Yeremay y Arturo para oxigenar al Dépor, a Quiles y a Soriano. Pepe Sánchez e Isi Gómez tocaron el césped ya con el tiempo cumplido. Los jugadores que debieron ser atendidos, la permisividad del colegiado con algún codo suelto del Talavera y la prolongación hasta el minuto 99 añadieron incertidumbre. Pero, en realidad, no había habido historia. El Dépor ganaba, quizás menos cómodo de lo que debería, pero cuando el liderato se pone tan cerca los matices importan menos.
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