Víctor Narro (Palma de Mallorca, 1999) se ha convertido en uno de los fijos del Atlético Baleares desde su regreso a la isla, cedido por el Deportivo tras una operación exprés, concretada horas antes del cierre del mercado invernal. El talentoso extremo iba a continuar en Riazor, eso fue lo que le transmitió inicialmente el club, pero al final acabó saliendo: “Me sorprendió, creo que como a todos, porque todo fue muy rápido, el último día, pero no pongo pegas”
En el Atlético Baleares está jugando, que es lo que quería.
Exacto. Era lo que buscaba. Yo pienso que para que un futbolista crezca, y más teniendo 23 años, lo que necesita es jugar muchos minutos y sentirse importante en un equipo. Llevaba solo dos entrenamientos y ya el entrenador quiso sacarme y jugué media hora. Ahora llevo tres partidos titular y dos asistencias, o sea que estoy contento.
Solo falta que acompañen los resultados, porque están en descenso.
Sí. Cuando llegué a nivel psicológico el equipo estaba bastante hundido, porque estábamos jugando bien y los resultados no acompañaban, pero quedan 13 jornadas y estamos a 5 puntos de salir. Algunos pueden pensar que es mucho pero, viendo al equipo y la calidad que hay, estoy seguro de que lo vamos a sacar.
¿Cómo se cambia el chip de pelear por ascender con el Dépor a luchar por no bajar con el Baleares?
El Deportivo es un club grandísimo y ahora estoy en uno más humilde, aunque eso no quita que este equipo haya sido planificado a principio de temporada, con los jugadores que hay, para ascender, pero te toca estar ahí abajo. A nivel psicológico, de pensar que ibas a estar arriba, luchando por play off mínimo, a estar abajo, es un cambio y afecta, pero cada uno tiene que saber la situación en la que está. Si hay que luchar por no bajar, se lucha.
Usted es de Palma, ¿volver a casa fue decisivo a la hora de elegir club?
Siempre es de agradecer volver a casa, estar con tu familia, en un club de tu isla. También elegí el Baleares porque desde el principio del mercado ha estado detrás de mí. Me llamaron el presidente y el director deportivo, porque me querían. Yo ya les comenté la situación al principio de mercado, porque era muy complicado que me dejaran salir, y ellos me dijeron que esperarían hasta el último día del mercado. Eso fue lo que me hizo decidirme por venir aquí porque era un club que sabía que estaba muy interesado.
Llegó con Onésimo y ahora está al frente Tato Escudero, ¿su rol es el mismo que tenía en el Dépor?
Parecido. Yo soy un futbolista de banda. Con Tato estoy jugando por la derecha y en el Dépor lo hacía por la izquierda, pero es un rol similar. Lo que soy yo, un jugador rápido, con desborde y con buen último pase, y es lo que se me pide aquí.
Tiene un año más firmado con el Deportivo, ¿su idea es ayudar ahora al Baleares a salvarse y luego regresar a A Coruña para triunfar?
Exacto. Firmé dos años. Yo salgo de ahí para crecer como futbolista, para ganar minutos y, sobre todo, para mejorar y ganar confianza. Y el año que viene, si las dos partes queremos... Bueno, yo por mi parte sí, pero eso ya no es de mi mano, eso es de la mano de los directores deportivos [Carlos Rosende y Juan Giménez]. Yo, por mí, quiero volver, quiero triunfar en Riazor y sentir el cariño del público. Cuando salí allí, lo noté, y los mensajes de todos los aficionados... Eso es de agradecer.
A la afición del Deportivo le sorprendió mucho su salida, el último día del mercado y poco después de ser titular ante el Rayo Majadahonda, ¿a usted también?
Sí. A mí me sorprendió también, creo que como a todos, porque todo fue muy rápido, se hizo todo el último día. Al principio no me dejaban salir y el último día me dejan salir, todo a última hora. Yo pienso que si lo tenían claro, me lo podían haber dicho antes y podíamos haber negociado más, o sin tantas prisas, y no ser todo a última hora, pero bueno, yo no pongo pegas. Al final soy jugador del Dépor. Se ha decidido así, pues para adelante. Yo, muy contento.
Al inicio del mercado se reúne con el club para hablar de su situación y le dicen que no iba a salir.
Exacto. Me transmiten que cuentan conmigo, que están contentos conmigo, que me tengo que ganar un sitio, que tengo calidad para eso y que no me van a dejar salir de ninguna de las formas. En tu cabeza dices: ‘No hay otra solución que trabajar y seguir’. Sí me chocó un poco que luego a última hora me dejaran salir, pero estoy contento y también por cómo le va al Dépor, que está ahí segundo a un punto del primero. Lo sigo cada semana y veo que el equipo está preparado para ascender.
Si sube, ¿lo festejará en A Coruña?
Por supuesto que lo voy a celebrar y, si puedo desplazarme, lo haré, segurísimo. Ahí he dejado grandes amigos y estoy agradecido a todo lo que rodea el Dépor: aficionados, cuerpo técnico, fisios, a todos los que pertenecen al Dépor. Les deseo lo mejor y, si pueden ascender, será una alegría inmensa para mí.
Laure, Xisco y Dioni, compañeros con un “cariño inmenso al Dépor”
Vuelve a casa, a su tierra, ¿cómo lo han recibido en el vestuario del Atlético Baleares?
Vivo cerquísima del estadio, a cinco o diez minutos en coche. Conocía a algunos compañeros y la verdad es que es un vestuario de diez. Me acogieron como uno más desde el primer día. Coincidí con Onésimo los partidos ante Eldense y Cornellá, luego lo despidieron y entró Tato [Escudero]. Con Tato me llevo superbién, lo conozco de hace diez años. Él entrenaba en categorías inferiores a un equipo de aquí, de Mallorca. Hablé con él antes de firmar. Él estaba de entrenador en el Santanyí, que es el filial de aquí. Habló conmigo para intentar convencerme. Al final hemos coincidido. Él es el míster, así que contento y a muerte con él para sacar la situación.
Los exdeportivistas Laure, Xisco y Dioni son ahora sus compañeros, ¿ha hablado con ellos del Dépor?
Sí. No hablé antes de llegar, pero sí en este casi mes que llevo aquí. Sí que hablo mucho con ellos y le tienen un cariño inmenso al Deportivo, saben lo que es estar ahí. Me han dicho que la decisión de irme en verano al Dépor fue de lo mejor que podía hacer, porque es un club grande y se trabaja muy bien. Me han hablado muy bien y están contentísimos, sobre todo Laure, que me dice que va mucho por Coruña porque tiene ahí sus pequeños negocios y pisos.