Fútbol - Deportivo

Así fueron los cinco meses sin fútbol y la vuelta de David Mella

Fue titular tras un largo periodo de baja | “En su cabeza, a estas edades, las ausencias duran más, hay más prisa, pero ya disfruta”, relata Gilsanz

David Mella, en un partido de esta temporada. |  // RCD

David Mella, en un partido de esta temporada. | // RCD / Carlos Miranda

Carlos Miranda

Carlos Miranda

Cuando hace año y medio David Mella se bajaba del autobús con sus compañeros y se daba un baño de masas a las puertas de Riazor, mientras se iban pasando la Copa de España de Juveniles de Marbella, apenas superaba los 16 años y aún no había terminado su etapa cadete. A pesar de su precocidad, no parecía querer detenerse ahí y ya empezaba a mirar de reojo al primer equipo. El idilio de la grada con sus niños le propulsaba hacia arriba, estaba lanzado. Pronto iba a llegar la pretemporada, el Dépor estaba en uno de los momentos más bajos de su historia... Pero, a la vuelta de las vacaciones, empezaron unas molestias de pubis que le acompañaron toda la temporada pasada y que este octubre le obligaron a parar. Cinco meses después, tras solitarias sesiones de gimnasio y tras conocer la cara menos agradable del fútbol, la gran promesa de Abegondo ha vuelto. Y feliz, y sin dolor.

David está ahora muy bien. Estuvo un tiempo sin disfrutar del día a día, de lo que más le gusta y está dando pasos”. Óscar Gilsanz ha tardado menos de una semana en hacer titular al zurdo de Rarís. Unos minutos ante el Rápido de Bouzas en Abegondo y titularidad el pasado fin de semana en Viveiro y eso que en Cantarrana, con su césped eternamente blando, “costaba mantenerse en pie”. Ese día Mella compartió once con otros dos juveniles como Martín Ochoa y Diego Gómez en un Fabril insultantemente joven. Quedaba por fin atrás un calvario de casi hace año y medio.

La pubalgia fue su compañera en la temporada 2021-22. Se estrenó con el filial, jugó un Europeo sub 17, deslumbró en la Youth League, jugó amistosos con el primer equipo, pero siempre tolerando mayor o menor grado de dolor. El inicio de esta campaña no fue diferente. De hecho, la decisión de parar llegó prácticamente después de un torneo con España sub 18 en el que Mella logró incluso un gol. Las molestias no remitían e incluso empezaban a afectar a su vida diaria, algo muy propio de la pubalgia cuando va a más. Lo que nadie deseaba era ya inevitable. Primero llegó un parón de diez días, se sometió a una resonancia y el club le diseñó un plan conservador en el que el gimnasio iba a ser el protagonista de la primera etapa con casi dos meses sin pisar un terreno de juego. La operación, salvo que todo fuese inesperadamente a peor, estaba descartada y más a su edad. Era una prueba psicológica y más para un joven de 17 años. “Vivir una situación así es fastidiado para cualquiera. Con su edad hay más prisa para todo, en su cabeza este tipo de periodos duran mucho más. Si te pillan con más años, quizás va todo más rápido, de otra forma, pero en un juvenil...”, relata Gilsanz.

El plan de los servicios médicos del Dépor fue poco a poco dando sus frutos y volvió al césped de la ciudad deportiva hace unos dos meses. Después se sumó al grupo y a las convocatorias antes de regresar a la competición con el Fabril en este final de febrero. “Ha sido una lesión larga, pero la gente del club ha hecho un gran trabajo. Ha vuelto muy bien”, reafirma el técnico del filial blanquiazul.

David Mella llega a tiempo de todo. De subirse a un carro que va camino del ascenso a Segunda RFEF, como es el del Fabril, e incluso de hacer dudar a un Óscar Cano que, de momento, no ha concedido oportunidades a la cantera. Más que por la calma, Gilsanz apuesta por la normalidad para afrontar lo que tiene ante sí el potente extremo. “Hay jugadores como David, en los que tenemos muchas ilusiones depositadas, y hay que darle normalidad a todo este proceso y el tiempo los irá colocando. Digo normalidad, porque ahora hablar de calma a veces se confunde. Normalidad para tener oportunidades arriba, para bajar, para vivir temporadas en el filial”, razona.

Ha sido un año y medio que no ha ido como todos deseaban. David Mella no ha dejado de quemar etapas, pero ha sentido todo este tiempo un freno interno que le ha impedido rendir a su mayor nivel. Este final de 2022 le ha servido para conocer la otra cara del fútbol, las de las recuperaciones, la que está alejada de esos focos que siempre le han perseguido. La gran noticia es no ha habido dolor en estos dos partidos con el Fabril y que en el último ya ha sido titular.

David Mella, a pesar de ser 2005 y que aún es juvenil la próxima temporada, no será refuerzo en la Copa del Rey de León porque ya está en otra etapa formativa y porque está inscrito con el Fabril. La promesa que ha rechazado en las seis últimas temporadas a los mejores clubes de España y Europa por seguir en A Coruña vuelve a colocarse en la rampa de despegue para aterrizar en Riazor. Ahora ya no le duele. El primer gran paso.

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El Deportivo, en plena ola de críticas por la poca apuesta por la cantera en el primer equipo, siempre ha defendido que, además de la cantidad de contratos profesionales que ha ido firmando con sus jóvenes, una de las muestras de su apuesta por la base es la juventud que ha ido introduciendo en los últimos años en el filial. Desde la época en la que Juan Carlos Valerón asumió el mando del Fabril y desde que Fran llegó a la coordinación de la base, se han ido quemando con mayor rapidez las etapas formativas para que las promesas de las generaciones de Abegondo de 2003, 2004 y 2005 se enfrente cuanto antes a profesionales y estén más cerca del primer equipo. El regreso de Mella tras cinco meses lesionado rejuvenece aún más a un filial que, a las órdenes de Gilsanz, alineó a tres juveniles en el partido de este pasado fin de semana en Viveiro, uno de los campos más complicados de la Tercera gallega. A los ya habituales Martín Ochoa (pichichi de la categoría) y Diego Gómez, ambos de 2004, se sumó Mella, que actuó por la izquierda, con lo que empujó al enganche de Amoeiro a jugar por el centro, donde más le gusta. También hay espacio para muchos senior de primer año, nacidos en 2003, como Hugo Ríos, Dani Barcia, Mario Nájera o Jairo Noriega, entre los habituales titulares. El resto de apuestas conocidas de Gilsanz son de 2002 o de 2001, no más allá. Y en las sesiones en Abegondo es común ver a gran cantidad de juveniles entrenándose cada día con el segundo equipo blanquiazul. La apuesta llega arriba, aunque de momento sin disfrutar de minutos. Barcia y Diego Gómez estuvieron en el banquillo en el Dépor-Badajoz del pasado sábado en Riazor.

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