Mal de altura para el Dépor

El equipo blanquiazul patina en su intento de asaltar el liderato con todo a su favor y extiende sus dudas ante rivales de la zona alta en un partido en el que por momentos se sintió muy inferior al Castilla

Lucas Pérez, presionado por Rafa Marín en el partido del domingo en Riazor. |  // CASTELEIRO / ROLLER AGENCIA

Lucas Pérez, presionado por Rafa Marín en el partido del domingo en Riazor. | // CASTELEIRO / ROLLER AGENCIA / M. Otero

Marcos Otero

Marcos Otero

El Deportivo recibía al Castilla el domingo con todo a su favor para asaltar el liderato, aunque fuera compartido, por primera vez en la temporada, pero patinó. Los resultados de la jornada, el ambiente que se respiraba en la ciudad y la racha positiva en Riazor en la que llegaba instalado al partido, todo le sonreía al equipo blanquiazul, que sin embargo acabó agradeciendo un empate después de sentirse inferior al filial del Real Madrid durante buena parte del encuentro. Mackay volvió a ser la figura tras una primera parte primorosa en la que al Dépor le salió prácticamente todo, pero que quedó empañada por la pobre imagen en el tramo anterior al descanso y sobre todo en la segunda mitad.

Atasco en la clasificación. El Deportivo había fiado buena parte de sus opciones de ascenso directo a su rendimiento en Riazor, donde hasta el domingo acumulaba cinco victorias consecutivas y seis partidos sin recibir ningún gol. De alguna manera había descuidado sus números a domicilio, dando por buenos empates insulsos ante equipos de la zona media-baja de la clasificación. El resultado contra el Castilla le obliga a replantearse algunas cosas, sobre todo el modo en el que enfoca los partidos fuera porque los triunfos en casa no están garantizados. La jornada de este fin de semana deja la clasificación un poco más apretada, con cuatro conjuntos concentrados en una distancia de cuatro puntos —Alcorcón, Deportivo, Castilla y Racing de Ferrol— y dos más que son los que en apariencia pelearán por las cuatro plazas de play off —Celta B y Córdoba—.

Un Deportivo inferior. Quizá lo peor para el equipo blanquiazul el domingo contra el Castilla, más allá del asalto frustrado al liderato, fue constatar que fue inferior al filial del Real Madrid. Óscar Cano aseguró en la víspera que el Dépor es “el mejor” equipo de la categoría, pero puntualizó que seguramente sea el conjunto que dirige Raúl González el que coloque más jugadores en la “elite” en un futuro más cercano. De ahí podría deducirse que el Castilla posee mejores jugadores que el Deportivo y cualquier análisis del encuentro debería partir de ello. En cuanto la influencia del espléndido ambiente que se respiró en Riazor se difuminó, el filial blanco se adueñó de un partido por el que en la primera media hora había pasado de puntillas. El equipo blanquiazul lo arrolló con un planteamiento perfecto que empezó a derrumbarse con ese mano a mano que falló Peter ante Mackay. El Castilla creció y, sobre todo, percibió que al Deportivo le habían entrado los miedos. Ya no hubo rastro de los de Cano, a pesar de los esfuerzos del técnico por reordenar a los suyos, y quedaron a merced de la velocidad del filial al ritmo que marcaba Sergio Arribas.

Dudas contra los ‘grandes’. El empate contra el Castilla, sobre todo por la imagen de inferioridad que trasladó el Dépor, acrecienta su rendimiento dubitativo contra los conjuntos de la parte alta de la clasificación. Tan solo ha conseguido ganarle al Racing de Ferrol (2-0) en el que quizá haya sido su partido más convincente de la temporada en Riazor junto a la goleada frente al Badajoz. Contra el resto —Alcorcón, Córdoba y Celta B— los resultados han sido más discretos y con el Castilla ya tiene perdido el golaveraje. La mayoría de esos rivales directos, salvo el Córdoba, tendrán que pasar por Riazor en lo que falta de campeonato. El estadio será un aliado como lo fue en el partido del domingo, en el que se alcanzó una entrada de casi 27.000 espectadores, pero se necesita algo más.

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