El juego lo puso Riazor

La grada aporta el picante en un partido soso que acerca al Deportivo al liderato

Quiles intenta rematar entre varios jugadores del Celta B. |  // CASTELEIRO / ROLLER AGENCIA

Quiles intenta rematar entre varios jugadores del Celta B. | // CASTELEIRO / ROLLER AGENCIA / M. Otero

Marcos Otero

Marcos Otero

Puede que lo más interesante del partido de ayer entre el Deportivo y el Celta B sucediera en las gradas, porque sobre el césped tuvo poca historia. Los piques y pullas constantes entre la numerosísima afición blanquiazul y la representación celeste pusieron el picante a un encuentro soso, disputado a bajas revoluciones, en un duelo que debería ser de otra categoría y que para desgracia del deportivismo, y quizá también para el celtismo a pesar de sus mofas, se da en unas circunstancias que no le corresponden.

No hubo récord en Riazor a pesar de que las localidades a la venta estuvieron cerca de agotarse y la entrada ni siquiera superó a la del compromiso frente al Castilla. La asistencia se quedó en 25.135 espectadores en una tarde en la que el partido quizá no estuvo a la altura de la atmósfera.

Lo importante, sin embargo, es que la victoria permite al Deportivo acercarse al liderato y aprovechar el tropiezo del Alcorcón, que cedió un empate en su casa contra el sorprendente Ceuta. La cabeza queda ahora a tres puntos, un solo partido, tras un triunfo obligatorio, sobre todo para un Óscar Cano que llegaba en la diana.

Por si no lo sabía, Riazor se encargó de recordárselo con una pitada en cuanto sonó su nombre por la megafonía. Fue un aviso para el técnico, que ayer apostó por una versión más controladora de su equipo. Cada vez lo hace más a través de esos planteamientos posicionales monótonos alejados de esa propuesta más vertical con la que aterrizó en el banquillo. A Riazor no le dio tiempo a impacientarse porque el encuentro se le puso cuesta abajo con la expulsión de Medrano al filo del descanso.

El partido, sin embargo, acabaría de romperlo Svensson, el futbolista al que recurrió Cano a su llegada para dinamizar el equipo y de los pocos capaces de hacer rupturas en este Deportivo.

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