Sin obviar que el play off es una opción más que real, Óscar Cano se agarra como un clavo ardiendo a la posibilidad de un ascenso directo o, al menos, a hacer todo lo que esté en su mano para no desperdiciar un fallo en cadena del resto de rivales. "Vamos a por el pleno, a por el nueve de nueve, y a ver qué ocurre. El fútbol está lleno de sorpresas. No me gustaría que tropezasen los demás y nosotros no hayamos hecho lo que teníamos que hacer. Y, además, no es lo mismo ser segundo que cuarto (para el play off). Si la temporada nos ha mostrado que somos fiables en casa y fuera perdemos poco, esas son las credenciales de este equipo y nos conviene jugar el segundo en casa, como a todos y por eso se pelea", asegura.

El Dépor regresa a ese potro de tortura que son para él los partidos a domicilio. Cano quiere generar un punto de inflexión, pero no a toda costa. Su equipo debe seguir siendo reconocible. "Los cambios con cosas raras no los veo. Hay que hacer cosas naturales para que el jugador sienta seguridad. Estas situaciones pueden hacer que los entrenadores no volvamos locos y probemos algo rococó a ver si sale bien. A los jugadores hay que usarlos en base a sus cualidades", relata.

A quien no sabe si podrá utilizar en Linares es a Lucas Pérez, aunque está más cerca hoy que ayer de regresar. "Su predisposición es absoluta a estar, a no parar. Sabe de la transcendencia que tiene en el equipo. A ver las próximas horas y decidiremos si puede viajar, si puede jugar y cuánto. Hay una operación reciente, una máscara y una adaptación. La máscara es un elemento extra y es antinatural y es molesto. Hay que ver si ves de cerca, de lejos, a los lados o a qué presión está. Son lesiones parecidas (las de Lucas y Quiles), pero en gravedad no tienen nada que ver. Quiles está bastante más fastidiado, pero va bien. Tiene un porcentaje reducido a visión y se irá corrigiendo. Está en los tiempos que se marcaron tras su cirugía. Lo de Lucas es distinto, aunque puedes hacer un buen entrenamiento y mañana tener inflamación. Hay protocolos, pero no exactitud", cierra. 

Salvo sorpresa mayúscula, Cano acabará la temporada en el banquillo blanquiazul. Esa firmeza por parte de la directiva y de la secretaría técnica no ha impedido que haya pitos y cánticos en Riazor pidiendo su marcha. Hace unos días le respaldó públicamente el presidente Antonio Couceiro: "Todo el mundo necesita el cariño de la gente, pero es cierto que hace tiempo aprendí que esto es así para lo bueno y lo malo. Sea por la vía rápida o menos rápida, busco que el equipo ascienda. Respeto la opinión de todo el mundo. Recibir el cariño de la gente con la que comparto espacio y tiempo es agradable".

Diego Gómez se ha convertido en habitual de los entrenamientos del primer equipo, incluso de las listas, en este final de temporada, aunque el andaluz echa el freno ante la posibilidad de que sea protagonista en la competición: "Nos puede aportar (Diego) y por eso confiamos en él. Hay otros compañeros deben dar paso al frente. Mal haríamos. Es muy joven y alternó Fabril con juvenil. Se le hizo ser importante y lo asumió. Lo primero es entrenar de la mejor manera y ya vendrá todo. Si empieza la obsesión por si va a jugar, por si qué va a aportar... Acaba de aterrizar y forma parte de nuestro día a día hasta final de temporada. Son otros compañeros los que tienen que dar la cara. No precipitemos. No quiero que aparezcan fantasmas y empezamos a meter la pata hasta el fondo", cuenta. Algo parecido ocurre con Dani Barcia: "Como Diego, tienen potencial y mucho que aprender. Creemos que ese margen de mejora se puede ir dando con el día a día del primer equipo. Tiene unas condiciones fabulosas. Los chicos de los filiales todos tienen que defensivamente mejorar muchísimo, pero va a ser un jugador que va a poder jugar en el primer equipo", finaliza.