David Mella, el cohete de una familia de pilotos

“Cuando llegaron ofertas, el proyecto más apetecible siempre fue el de casa. El Dépor le está dando todo lo que le ha propuesto y más”, asegura su padre, Gonzalo

David Mella con su padre tras el ascenso del Fabril e O Barco

David Mella con su padre tras el ascenso del Fabril e O Barco / LOC

Carlos Miranda

Carlos Miranda

Con una familia paterna acostumbrada a surcar los cielos, David Mella Boullón (Espasande, Teo, 2005) también ha querido volar, pero sobre el césped y quemando etapas de manera vertiginosa. La última cabalgada ya la hizo en Riazor y con la camiseta del primer equipo cuando ni siquiera había cumplido los 18 años. Fue el sábado ante el Algeciras y a los suyos, en la grada, se le agolparon los recuerdos y la emoción. “Vienen cosas a la cabeza. Esta familia lleva el deporte en la sangre y es inevitable”, admite su padre, Gonzalo, ex jugador del Dépor entre 1987 y 1990, quien responde junto a la madre, Chus Boullón, ex baloncestista de alto nivel en Autopistas, Compañía de María y Pío XII, club que ayudó a fundar el abuelo de David. “Ya antes de entrar lo veía en la banda calentando y me veía a mí calentando año atrás en el mismo lugar. Disfruté del momento por él y disfruté de lo bien que compitió”, relata Gonzalo, aún asimilando el último paso que ha dado, a tiempo para apuntarse a la lucha por el ascenso del primer equipo. Fue una noche de culminación, que acabó con un selfie y un abrazo en familia.

Queda lejos ya aquel niño al que “le costó engancharse a la pelota”, pero que desde que cumplió cinco años y se produjo el flechazo, “nunca más la soltó”. Esas primeras patadas llegaron en la casa familiar de Espasande, Luou, en los alrededores de Santiago y, posteriormente, en el Bertamiráns, el club que le acogió hasta que el Dépor se cruzó en su camino. “David fue criado en una aldea y en los primeros años a veces jugaba tres partidos en un mismo fin de semana. Le acompañábamos a todas partes, como ahora, siempre nos gustó”, recuerda y reflexiona Gonzalo antes de explicar cómo, al igual que le pasó a él a mediados de los 80, se cruzó el Dépor en la vida de David y cómo decidieron todos dar el salto.

David Mella con su familia en O Barco

David Mella con su familia en O Barco / Agostime

“Cuando se fue de casa, el Dépor fue la única oportunidad que surgió y, en realidad, pensábamos que era pequeño incluso para hacer ese viaje cada día de ida y vuelta para entrenarse en Abegondo”, recuerda reconociendo sus dudas. “Pero, al estar el equipo en Primera, jugaba torneos importantísimos en categoría alevín a nivel nacional e internacional. Era una experiencia muy importante, se lo propusimos y dijo que sí, que quería irse”, dice sobre ese cambio de vida que ocurrió en unas Navidades de hace seis años, cuando el pequeño sumaba once.

Las razones de ese primer punto de encuentro son las que han guiado la carrera de Mella, tutelada por sus padres y que ha avanzado firme de la mano del Dépor. Lo han querido equipos muy importantes de España y de Europa, ha llamado la atención al más alto nivel, pero su fidelidad ha sido plena al color blanquiazul. Su padre explica qué les ha llevado a no moverse de Galicia. “Hemos tenido que tomar decisiones, desde luego”, avanza. “A David le han aparecido oportunidades para salir y nosotros hemos sido muy transparentes, incluso con el Dépor. Cuando ha aparecido alguna posibilidad para que se marchase, el club lo ha sabido. Aquí entramos valorar las oportunidades, las de casa y las de fuera, y en los proyectos que se nos han planteado, y siempre pensando en él, el proyecto más apetecible era siempre el de casa, porque era a largo plazo e iba saltando escalones”, justifica. “El Dépor le ha puesto dificultades subiéndole de año y eso lo hemos valorado, otros te planteaban estar en la misma edad. Además, la formación era al lado de casa y era joven para dar ese salto, faltaba la madurez. Él siempre ha sido fuerte mentalmente, pero la madurez llega con la edad. Ahora está preparado para cosas mayores”, razona.

David Mella

El pequeño David Mella

Hasta ahora su futuro ha estado ligado al Dépor y, mientras el equipo coruñés siga escalando y continúe cumpliendo con sus promesas, nada debería alejar a corto plazo a David Mella de Riazor, según el sentir de la familia. “Tenemos un vínculo contractual que tiene una duración (2024) y que tiene una progresión y puedo decir que esa progresión se está llevando incluso de una manera adelantada. El Dépor le está dando a David todo lo que le ha propuesto y más”, reafirma. “Ahora llega un momento decisivo: debuta con el primer equipo y tiene la posibilidad de estar ahí, lo normal es que la progresión siga por ahí. Si eso se da, David no tendría por qué no verse (en el Dépor), aunque al final va a ser él el que lo decida, porque es mayor de edad. Nosotros le vamos a aconsejar. De momento, se dan las circunstancias para que la progresión vaya paralela al club. En dos o tres años, si el Dépor no está en el fútbol profesional o si está en Segunda y aparece un equipo de Primera, lo normal es que pienses un poco más en tu carrera, pero de momento es que no es ni eso. Ahora vamos de la mano y estamos contentos y agradecidos, porque se está dando todo como se había planteado e incluso por encima de las expectativas”, relata.

El fútbol y, sobre todo, su entorno es diametralmente opuesto al que se encontró Gonzalo cuando dio el salto a la élite hace 35 años. Su hijo ha llamado siempre la atención y no él, pero sí sus padres, han tenido que lidiar con los ofrecimientos de clubes y representantes. “Esta presión nunca ha llegado a David, porque lo hemos impedido. Él se dedica a entrenar y a disfrutar y hasta donde él quiera...”, avisa. “Nosotros sí que hemos vivido, desde que él tenía 14 o 15 años, la vorágine del fútbol de formación, que son los representantes intentando captar, que son los clubes que hablan de que están interesados. Y no solo es sufrir, es positivo que se fijen en él, pero había también que darle calma. Chus (Boullón, su madre) y yo venimos del deporte de alto rendimiento y eso nos ha ayudado a tomar decisiones idóneas”, asegura.

DNI de David Mella.

Carnet de David Mella en categorías inferiores.

El debut es la primera cima de una carrera en la que le parecen esperar muchas más. Sus padres y él mismo han tenido que lidiar con las expectativas y con los malos momentos. La lesión de pubis que le tuvo cinco meses fuera se convirtió en uno de esos episodios negativos, de los que también se aprende. “Son chicos jóvenes y habituados a jugarlo todo. Cuando te dan la noticia de que tienes que parar mucho tiempo, la primera semana es muy dura. David es fuerte mentalmente, aunque eso se lleva por dentro. Le dijimos que a la vuelta estaría mejor y que volvería a final de temporada a un nivel alto, pero no fue sencillo”, cuenta. Otro de sus cometidos es que siga teniendo la cabeza en su sitio ante tantas miradas sobre él. “Ya estamos los padres para decirle que esto es más difícil de lo que parece. Somos el colchón para hacerle ver que la realidad no es solo lo que él puede escuchar o lo que puede ver”, cuenta. Atrás quedan esos primeros temores, los viajes de Teo a Abegondo, los dos años de residencia y llega una nueva etapa en la que Riazor anhela que sea el dueño de la banda de Riazor y que lleve al Dépor disparado a Segunda y a Primera y así crecer de la mano, como han hecho siempre.