La Opinión de A Coruña

El Dépor ya conocía el camino

  • Logra su décimo cuarto ascenso
  • Siempre se saborean como la primera vez, pero se le puede considerar un experto en estas lides
  • Los años 40 y 60, los picos de una dulce costumbre
Carlos Miranda

No ha tenido ni mucho menos un vida lineal sin sobresaltos el Deportivo. Casi 118 años de alegrías, de tristezas, de haber tocado el cielo y de haberse instalado en las catacumbas. De todo. Los títulos son los que llenan las vitrinas, pero pocas felicidades más plenas que un ascenso, ya sea a Primera, a Segunda. Nervios, inquietud, temple en la recta final, festejos en la ciudad, en Riazor, en casi cualquier rincón. El Deportivo ha conseguido su décimo cuarto ascenso. El hormigueo parece el del primer día, el de las primeras veces, pero al equipo coruñés se le puede considerar un absoluto experto.

Todo empezó con ese cambio que se produjo en 1929 en el fútbol español. Del balompié regional, de enfrentarse de manera esporádica en los campeonatos de Galicia o de España, a medirse regularmente. La medalla de plata en Amberes había supuesto un boom para su práctica en el país y la consecuencia lógica era la creación de LaLiga, el paso real a un profesionalismo que, de facto, ya se estaba produciendo. El Dépor arrancó en Segunda, le costó muchísimo salir de ahí, catar la Primera División.

No fue hasta después de la Guerra Civil. Primero tropezó en una promoción en Chamartín con el Celta (1940), pero al año siguiente ya sí se coronó en Vallecas ante el Murcia (1941). La espera, cómo se vivió el partido y la celebración posterior fueron antológicas. Hubo casi una semana de festejos. En A Coruña, ya se sabe, nunca llega.

Riazor celebra el ascenso del Deportivo a Segunda División

Riazor celebra el ascenso del Deportivo a Segunda División

Después vinieron esas primeras experiencias del llamado Deportivo ascensor, que reafirmaría su nombre con todas las de la ley en los años 60. Bajó para subir al año siguiente en 1945 y 1946 y en 1947 y 1948. Dos de dos. Con el recordado gol del padronés Fabeiro en Ferrol y con una subida más holgada poco después.

Si en los años 40 fueron dos, en el lapso de diez años entre 1962 y 1971 lo consiguió en cinco ocasiones. Una locura, un carrusel interminable. De aquella temporada con Amancio y Veloso (1962) al ascenso contra el Celta (64) y otra subida más en derbi con los vigueses (66). Aún le quedaban esas dos citas más con la gloria en las que se hicieron omnipresentes Morilla (68) y Beci (71) con sus goles. Para entonces, ya había llegado Arsenio Iglesias al banquillo.

Idiakez, tras el ascenso del Dépor: "Esta afición es máximo nivel"

Idiakez, tras el ascenso del Dépor: "Esta afición es máximo nivel"

En aquellos tiempos los ascensos se veían, en parte, como normales, casi por decreto, sin que eso restase parte de mérito o de alegría. Esas dos décadas entre 1971 y 1991 lo cambiaron todo, lo hicieron todo más extremo. Pasaron 20 años entre un ascenso y otro a Primera. Por el camino el club coruñés bajó en dos ocasiones al tercer escalón nacional (1974 y 1980) para, como era entonces su costumbre, volver a la primera (1975 y 1981). Esta vez le ha costado más: cuatro años, una eternidad.

Los jugadores del Deportivo lo dan todo en la fiesta con su afición por el ascenso.

Los jugadores del Deportivo lo dan todo en la fiesta con su afición por el ascenso.

Luego llegaron Stoja, el incendio, los títulos... La mecha estaba más que encendida para una nueva generación. Otros 20 años después fue el momento de los equipos de Oltra (2012) y Fernando Vázquez (2014) en una versión renovada de ese Deportivo ascensor. Son momentos que han forjado recuerdos, fidelidades y que merecen ser vividos después de las miserias. Hoy le toca a una generación que ha visto a su equipo donde no debería (Segunda B y Primera RFEF) y que son más fieles que nunca. Es su momento.

 

Temporada 1940/41: Guimeráns, a lo Alfredo, le lleva por primera vez a la élite

Aún con los ecos de la Guerra Civil, el Dépor se quitó la espina de la promoción perdida un año antes con el Celta y ascendió un 4 de mayo de 1941 en la final por el ascenso disputada en Vallecas. Había hecho una gran liga regular, pero se le resistió la liguilla y se las tuvo que ver con el Murcia. Fueron a la prórroga y ahí Guimeráns marcó un gol histórico en una postura acrobática, a lo Alfredo Santaelena. Toda la ciudad lo escuchó por la radio y a la vuelta se celebró en Betanzos, en cada pueblo, en María Pita, en cada barrio.

Once del Deportivo que sube en Vallecas en 1941

Once del Deportivo que sube en Vallecas en 1941

Temporada 1945/46: El gol de Fabeiro en un Ferrol teñido de blanquiazul

El Dépor había sufrido su primer descenso en 1945, pero regresó unos meses después a Primera. De menos a más, un equipo comandado por Hilario Marrero, Acuña o Chacho remontó en la segunda vuelta y se vio con la posibilidad de subir un 24 de marzo de 1946 en un duelo en Ferrol. Fabeiro, con su gol desde fuera del área en la segunda parte, fue el héroe en O Inferniño en una tarde en la que Ferrol se tiñó de blanquiazul. La fiesta vino de allí y se prolongó durante días y días en A Coruña, una ciudad en la que la gesta se celebró casi en cada esquina.

Once del Deportivo que asciende a Primera en 1946.

Once del Deportivo que asciende a Primera en 1946.

Temporada 1947/48: Paseiro reina en el preludio del Dépor de Scopelli y la Canaro

Las apreturas de los dos primeros ascensos fueron holgura en el tercero. Aquel equipo, con un demoledor Paseiro en ataque, demarró casi desde el inicio de liga con el Valladolid y ambos certificaron su subida en el mes de marzo._Sirvió para enjugar la decepción del 3-3 ante el Athletic que le había mandado a Segunda en 1947. Logró la hazaña de manera virtual en un duelo ante el Castellón (7-0) un 14 de marzo, pero debió esperar dos semanas a que fallasen sus rivales para que fuese real. Fue el preludio del equipo de Scopelli y la Canaro.

Formación inicial del equipo que sube en 1948.

Formación inicial del equipo que sube en 1948.

Temporada 1961/62: Amancio y Veloso impulsan al equipo otra vez a Primera

El Dépor había estado en Primera entre 1948 y 1957, uno de los periodos más largos antes de la época dorada. Le estaba costando la vuelta, pero de repente terminó de cuajar una pareja superlativa en ataque, como era la que formaban Amancio y Veloso. Y fue inevitable. Se hincharon a meter goles, secundados por Jaime Blanco, y acabaron subiendo un 25 de marzo minutos antes del duelo ante el Indautxu tras el resultado favorable de un Plus Ultra-Valladolid. Nacía el Dépor ascensor. Esos tres puntales acabarían, de manera progresiva, jugando en el Real Madrid.

Equipo titular de la temporada 1961-62.

Equipo titular de la temporada 1961-62.

Temporada 1963/64: Sube en el derbi gallego en Riazor

Si hay algo que le pueda gustar más a un aficionado que subir o conquistar un título es lograrlo ante el eterno rival. Ese tipo de adrenalina fue la que vivió Riazor un 12 de abril de 1964. El Dépor había descendido unos meses antes en una dolorosa promoción ante el Levante y el proyecto del regreso inmediato se lo habían confiado a Roque Olsen, vieja gloria del Real Madrid que vivió dos etapas en el banquillo de Riazor. Ese equipo soportaba los rigores de haber perdido a Amancio en 1962, pero al menos conservaba todavía a Veloso, su líder natural. Le sumaba futbolistas de indudable nivel como Lamelo, Montalvo, Domínguez o Loureda. Estos dos últimos se convertirían en unos auténticos clásicos de Riazor. Arrancó como un tiro aquel proyecto y luego templó su marcha, pero se mantuvo firme hasta que se vio en la tesitura de cerrar el regreso a Primera en un duelo ante el Celta. Fue bronco, hubo permisividad arbitral, tensión, aunque se impuso el equipo blanquiazul. Marcaron Lamelo y Loureda

(2-1). La euforia se desbordó en Riazor Para la historia quedó una icónica imagen de Veloso y Padrón paseando a hombros a Olsen por el césped. Le seguían aficionados y jugadores.

Olsen, a hombros.

Olsen, a hombros.

Temporada 1965/66: Otro clásico con el Celta para volver

El Dépor ascensor volvió a hacer de las suyas en 1965 regresando a Segunda. Aquella caída tuvo, además, la penitencia extra de perder a Veloso y a Jaime Blanco, pero aquel grupo, con incorporaciones, variaciones y matices, se había acostumbrado a ese vaivén y a regenerarse. Menos de doce meses después, volvió a la élite apoyado en unos imponentes Manolete y Loureda, en la seguridad bajo palos de Joanet, en la firmeza de Santos, en los goles de Lamelo y en los destellos de Montalvo. Las goleadas se convirtieron en habituales en Riazor y, poco a poco, se fue acercando el momento crucial en el que se la debió jugar con el Celta. Pero esta vez no como sujeto pasivo, sino como agente activo.

El Dépor consiguió el ascenso un 27 de marzo de 1966 en una matinal barcelonesa. Le llegó con un punto ante el Condal, filial del Barça con la camada de Rexach que luego rodearía a Cruyff en el título del 74. El Celta se medía al Europa y los celestes perdieron. El 2-2 de los coruñeses fue un trámite. A la vuelta el bus fue recibido en la plaza de Santa Catalina, donde estaba la sede del club, y la alegría se desbordó guardando imágenes como la de los jugadores encima del vehículo en el medio de una multitud.

Celebración en 1966.

Celebración en 1966.

Temporada 1967/68: Un gol de Morilla le lleva a la gloria

Otro descenso en 1967 y otro ascenso a Primera en 1968. Aquel Deportivo era así. Se le habían marchado Pellicer, Montalvo y Santos, pero le tocó rehacerse de nuevo con una base de gente de la casa. Recuperó a Beci y Cholo, fichó a Sertucha y Campanal, entre otros. Nombres que no eran menores y que la historia acabó recolocando. Precisamente, una de las contrataciones fue la que se llevó la gloria un 21 de abril de 1968. Aquel Dépor no había sido tan rotundo como en las anteriores ocasiones y se encontró un duelo a todo o nada, esta vez a domicilio y ante el Oviedo. El equipo sufrió lo indecible en el Viejo Tartiere, pero acabó ganando 0-1, gracias a un tanto de Morilla en el primer tiempo. El gol fue casi desde el medio del campo y al equipo coruñés le tocó aguantar casi una hora, pero obtuvo el premio mayor.

El regreso en bus y la recepción fueron una fiesta. Pararon en Vilalba y en Betanzos y, al llegar a Santa Catalina, se reeditaron las imágenes de dos años antes. Con la zona de San Andrés, Ensanche y alrededores, colapsada. A Coruña volvía a festejar por su Deportivo.

Once de la temporada 67-68.

Once de la temporada 67-68.

Temporada 1970/71: Arsenio guía, Beci cabecea

El Dépor había regresado de nuevo a Segunda, aunque esta vez no a las primeras de cambio. Cheché Martín tuvo tiempo en 1969 de alumbrar a un Dépor que casi se cuela en Europa. Un año después no pudo desviarse de su destino. De nuevo en la categoría de plata, en 1970, le confió el proyecto a Roque Olsen con el deseo de que repitiese la gesta de 1964, pero a final de ese año el barco torcía. La directiva acabó convenciendo a Arsenio para que se pusiese al frente de la nave en Navidad. Él no sabía decir que no, era la primera vez que se sentaba en el banquillo de Riazor.

Le costó a arrancar al equipo. Iba mezclando buenos resultados con otros no tan buenos y, finalmente, llegó dependiendo de sí mismo a la última jornada de liga. Debía ganarle al Rayo en Riazor. Tanto y tan poco. Lo logró aquel 6 de junio de 1971 cuando Beci cabeceaba a la red un centro de Cervera. Era el minuto 6, quedaba un mundo, pero supo resistir. A Coruña festejó como pocas veces y Arsenio empezaba a hacerse un hueco en el olimpo de entrenadores blanquiazules. Su leyenda en el banquillo acababa de comenzar.

Formación del ejercicio 70-71.

Formación del ejercicio 70-71.

Temporada 1974/75: Vuelve con modestos y cantera

El Deportivo inició una caída libre a principios de los 70 que, sin solución de continuidad, le llevó a bajar a Segunda División en 1973 y a descender a Tercera en 1974. Era la primera vez en su historia que jugaba en el tercer escalón del fútbol nacional. Tiró de gente de la casa y de algún histórico para retornar en un año a Segunda. Con Irulegui al mando, estaban en aquel equipo Pichichi Castro, Luis El Chato, Piño, Rabadeira, Pepe Vales, Seoane, Muñoz, Belló... Nombres muy reconocibles para una generación, muy apegados a la ciudad. El Dépor tuvo que jugar aquella campaña contra equipos como Gran Peña, Gernika, Turón... y llenarse de barro para, unos meses después, regresar a la categoría de plata._La jornada de gloria, aunque rebajada por la caída a los infiernos y porque saltó ascendido al campo por la victoria del Pontevedra ante el Ensidesa, fue un 18 de mayo de 1975. Ese día, con la vuelta ya consumada, jugó y perdió 1-0 ante el Sestao en Las Llanas, pero el objetivo ya estaba conseguido. El fin justificaba los medios y las circunstancias. 

Alfonso Castro y Juan Carlos

Alfonso Castro y Juan Carlos

Temporada 1980/81: Asciende de la mano de su gran rival

El Deportivo y el deportivismo creían que había sido un desliz esporádico aquel episodio de 1974, pero la historia es tozuda y recurrente y el club coruñés se veía, de nuevo, en el tercer escalón nacional en 1980. Esta vez no era la Tercera, sí una joven Segunda B. Fue uno de los momentos más bajos de la historia del fútbol gallego porque Celta y Deportivo coincidían en la categoría, no había nada por arriba. Los dos grandes referentes de Galicia camparon a sus anchas ese año en la Segunda B. Subieron ambos con el Celta primero y el Dépor segundo. Eran muy superiores y la presencia de uno y otro sirvió de acicate. Seguían en el equipo puntales como Piña, Pardo, Ballesta, Castro o Muñoz y se habían incorporado figuras como Pancho García o Traba, quien fue primordial aquella temporada con sus goles. El ascenso fue un tanto frío por la superioridad y porque Riazor estaba en obras para acoger el Mundial de 1982 y se encontraba entre andamios y sin una grada. Certificó la vuelta con un 5-1 ante el Pontevedra un 10 de mayo de 1981.

La plantilla con Riazor en obras.

La plantilla con Riazor en obras.

 

Temporada 1990/91: Se quemó ‘o meigallo’, otra vez ante el Murcia

Como si fuese parte de uno de tantos guiños del destino, el Dépor conseguía su ascenso más ansiado otra vez ante el Murcia y a Primera División. Si en 1941 el héroe había sido Guimeráns, esta vez la gloria estaba reservada para Zoran Stojadinovic, un ariete balcánico reclutado del Mallorca para llevar al equipo al cielo. Todo lo ocurrido antes, durante y después da para varias enciclopedias.

El Dépor venía de 18 años de penalidades tras el descenso a Segunda de 1973. Se había ido a Tercera en 1974 y a Segunda B en 1980. No levantaba cabeza. En los 80 empezó a coquetear con la parte alta, no paraba de llevarse disgustos. La derrota ante el Rayo (83), aquel viaje frustrante a Oviedo (86), la promoción del penalti de Alvelo (87), aquella eliminatoria con el Tenerife (90), la Copa frente al Valladolid (89)... Algo estaba pasando en A Coruña, pero no terminaba de cristalizar. Estuvo a nada de irse de nuevo a Segunda B, pero Vicente le salvó en el descuento ante el Racing en 1988.

Arde la grada de Preferencia antes del partido en el que el Dépor vence al Murcia y regresa a Primera.

Arde la grada de Preferencia antes del partido en el que el Dépor vence al Murcia y regresa a Primera.

Una figura recurrente, que no única, entonces era Arsenio. Había estado en varias etapas, volvió para salvarle de caer de nuevo y, con la llegada de Lendoiro, ambos relanzaron al equipo hacia Primera._Tarde o temprano iba a llegar su momento. La clave era el cómo.

Ahí el Dépor nunca fue un club cualquiera. El equipo de Arsenio, ya con el refuerzo de Djukic, apretó al final para depender de sí mismo en la última jornada. Aquel 9 de junio de 1991 el estadio ardió a los pocos minutos, los elementos parecían querer detener a aquel equipo, pero nadie pudo con él ni con el destino. Los dos goles de Stoja en la segunda parte devolvieron al Dépor a Primera y ahí, con Arsenio y Lendoiro, arrancó su época dorada. Tres años después rozó una liga, en cuatro ganó una Copa, en nueve se llevó el título máximo, en el 2000. La fiesta fue indescriptible y todo aquel proceso de sufrir y luego conquistar marcó a una generación.

Temporada 2011/2012: Riazor recupera la llama y el Dépor vuela a Primera

Más de un aficionado y un jugador de aquella época cree que el ascenso se empezó a conseguir con el apoyo de Riazor aquel día que el Dépor bajaba a Segunda ante el Valencia 20 años después. Aquella noche infausta, con Valerón o Manuel Pablo llorando sobre el césped, la grada seguía llena, nadie se iba, nadie dejaba de animar. Ese día y en los partidos previos nació una unión inquebrantable que lanzó como un cohete al Dépor a Primera y es la que sigue aún hoy vigente entre el deportivismo.

Esa es la teoría y el relato, pero la realidad es que el equipo coruñés, en un proyecto comandado por Lendoiro, Oltra y Valerón, tuvo que rascar y sufrir mucho en aquellos meses.

El presidente, ahogado por las deudas y con muchos de los derechos de los jugadores embargados, cerró la puerta de Riazor. De ahí no salía nadie. Fue un nuevo camina o revienta, a imagen y semejanza del de 1988, que dejó en casa a jugadores como Aranzubía, Colotto, Guardado, Riki o Lassad. Llegaron Bruno Gama, Morel o Borja, aportaban desde la base Juan Domínguez, Álex y Lassad.

Xisco celebra con sus compañeros el gol que le da el ascenso.

Xisco celebra con sus compañeros el gol que le da el ascenso.

Y le salió, no sin sobresaltos. El equipo no arrancó bien y sacó la cabeza en el derbi de la primera vuelta ante el Celta con el gol de Lassad. Luego agarró la cabeza y aquel ascenso, con Celta y Valladolid como aspirantes, se convirtió en un maratón al esprint. No se cansaban de ganar._Finalmente, la gloria estaba reservada para Xisco. Él hizo el 2-1 en aquel Dépor-Huesca del 27 de mayo de 2012. El equipo, la ciudad y el deportivismo celebraban como pocas veces. Más que nunca la grada festejaba aquel triunfo como suyo. Aquel equipo que había estado 20 años en Primera, que tanto le había dado, flaqueaba y era el momento de que su masa social llegase hasta donde él no podía, que le mostrase su agradecimiento. Aquel Dépor hizo récord de puntos en Segunda: 91.

Temporada 2013/14: Milagro con Fernando Vázquez y en el fin de la era Lendoiro

Si el ascenso de 2012 había sido la exuberancia, el récord de puntos y la abundancia, el proyecto que alcanzó la gloria en 2014 fue todo lo contrario. Unos meses antes, con el Dépor en Primera, a Lendoiro ya le fue imposible cerrar la puerta y se fueron muchos de los puntales de aquel equipo. El resultado es que en unos meses estaba de vuelta a Segunda porque se había debilitado, no había podido fichar y el club estaba aún más estrangulado económicamente. Aun así, casi se salva en otro de esos giros del destino con una remontada inconclusa tras la llegada de Fernando Vázquez. Él atendió el teléfono cuando nadie se atrevía y, aunque no llegó la salvación, Lendoiro consideró que debía comandar el proyecto del regreso.

El verano había sido dantesco. El Dépor casi no pudo inscribirse en la competición por las deudas, incluso se fue a jugar un amistoso a Portugal casi con el Fabril con A Coruña incendiada. Ficha como puede y sale a la competición como puede.

Fernando Vázquez festeja con la grada después de conseguir la subida a la máxima categoría.

Fernando Vázquez festeja con la grada después de conseguir la subida a la máxima categoría.

Para su sorpresa, una propuesta sólida y el paso al frente de la cantera con Juan Domínguez, Álex, Insua y Luis Fernández le sirven para instalarse en la cabeza e incluso para asaltar el liderato. Era un ejercicio de supervivencia y de sacar lo máximo de mínimos. Lendoiro se fue en invierno y llegó Tino Fernández. Intentaron reforzar el equipo, pero al grupo y su guía se le hizo larga la segunda vuelta. Parecía que iba a morir en la orilla, pero finalmente ascendió un 31 de mayo de 2014 ante el Huesca. El honor de ser el goleador del ascenso estaba reservado para Marchena y lo consiguió con una chilena. Riazor reventaba, la ciudad celebraba. El club, en pleno cambio de guardia, esperaba que fuera el inicio de una nueva era, aunque las deudas, ya reorganizadas, le seguían apretando. Fue el último ascenso, desde entonces han pasado casi diez años, demasiados para una ciudad y una afición a la que siempre les ha gustado una fiesta.

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