Yeremay, silencio en el correcalles

Al más puro estilo Topuria-Holloway, Dépor y Racing se lanzaron un ataque tras otro en un encuentro que fue un puro correcalles. Divertido, entretenido y también mortal. Porque los locales se deshicieron en la primera media hora ante un líder que se mostró muy superior en el inicio y acabó encerrado, multiplicando efectivos para cubrir al joven canario que, por primera vez, fue suplente. Yeremay desató el encuentro, mejoró a los suyos y puso sentido al ida y vuelta. Aunque después de su gol, los de Idiakez, precisamente, carecieron de temple.

El Dépor necesitó media hora para reaccionar. Entonces ya perdía 0-2 ante el que hasta el momento es el mejor equipo de la categoría. Entonces plasmó parte de sus mejores virtudes. Se posicionó alto, a diferencia del inicio; se alejó de Helton, bordeó el área de Ezkieta y rozó una y otra vez el gol del empate. El acierto volvió a jugar en contra de un equipo que necesita demasiadas ocasiones para hacer gol. Dos largueros, tres disparos a portería y otros nueve que se fueron desviados.

El partido se jugó al ritmo que propuso el Racing. Todo en el eje vertical. Sin pausa y con mucha prisa. Idiakez movió rápido el banquillo, aunque su sala de máquinas acabó tan agotada le faltaron ideas en el final. Solo Yeremay encontró el camino al gol. Aunque, en realidad, se lo inventó. Había muchas piernas de por medio, pero no le importaron al canario. Le faltó algún socio más para que no dependiese todo de su inventiva. Sintió la suplencia como un estímulo. Aprovechó cada minuto de los casi 40 que dispuso. Incluso tuvo el segundo en sus botas en el descuento. Su figura es indiscutible. Y este Dépor, sin acierto, le necesita siempre.