Fútbol | Deportivo

80 años y una quinta vida para Riazor

Vista de Riazor en el España-Portugal de 1945. |  110% Blanquiaazul/Arquivo Municipal

Vista de Riazor en el España-Portugal de 1945. | 110% Blanquiaazul/Arquivo Municipal

Carlos Miranda

Carlos Miranda

Como si fuera un eterno joven, el estadio de Riazor sopla las 80 velas en un momento de cambio e incertidumbre ante la que puede ser su quinta vida. La primera la disfrutó con su reluciente inauguración en 1944, la segunda con el derribo de las arcos (Pórtico de Olimpia) en 1968 y la construcción del Palacio, la tercera con la reforma por el Mundial 82, la cuarta con el cerrado de su perímetro en los años 90 y una quinta y última que le aguarda para acondicionarse y acoger los partidos del Mundial 2030. Mil fisonomías, muchas caras, pero siempre el mismo sentido de hogar para el Dépor y el deportivismo.

El proyecto de un nuevo estadio de Riazor para el Dépor arrancó casi antes de que acabase la Guerra Civil. Ya por 1939 el arquitecto Santiago Rey Pedreira empieza a trabajar en el diseño de un recinto casi anexo al de Las Esclavas, que había sido la casa del Dépor desde 1909. Se había quedado obsoleto y A Coruña aspiraba a construir un estadio de los más modernos de España en unos terrenos que habían sido adquiridos por el Concello. Lo logró. En 1941 se dio impulso a la obra. Se inauguró hoy hace 80 años con un partido de liga ante el Valencia (2-3). Una jornada antes se celebró un acto oficial de entrega de la obra y, meses después, se produjo un estreno oficial con el España-Portugal, que se disputó el 6 de mayo de 1945.

La Torre de Marathón siempre mandando e incluida en el estadio, la pista de ceniza y esos arcos donde está hoy Pabellón le hacían lucir una silueta incomparable, consagrada al mar. Había nacido con una inspiración racionalista alemana. Poco a poco fue puliendo su estilo. En 1964 llegó la iluminación artificial, cuatro más tarde el derribo de la columnata y la construcción del Palacio, hoy protegido y que se inauguró en 1972. Años después le tocó una profunda renovación por el Mundial 1982, a la que el recinto llegó sobre la hora. El proyecto fue de Antonio Desmonts. El Dépor estuvo dos años jugando entre andamios, así logró el ascenso de 1981.

Paso a paso fue apareciendo más reconocible sin pistas y ya con la grada de Pabellón en pie casi en el cambio de siglo. El 11 de diciembre de 2024 se puede certificar su quinta vida con la ratificación de A Coruña como sede del Mundial. Llegarán entonces más obras y aforo de un proyecto de unos 100 millones de euros que sigue sin la financiación cerrada. 80 veces Riazor.

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