Del caos del VAR a la euforia final

Apenas quince minutos de partido sirvieron para destapar muchas de las carencias que diariamente se le achacan al Videoarbitraje. Hasta el momento el Dépor había chocado poco con una herramienta que cada día queda más en duda. Pero en el Nuevo Mirandilla, los coruñeses vivieron una nueva jornada carente de sentido en cuanto a intervención y rearbitraje se refiere. Después de que Lucas anotase su primer gol, Álex Fernández no tardó en aprovechar un penalti en el que Lax Franco no dudó: interpretó como pena máxima el contacto de Helton en su salida de puños sobre Carlos Fernández. Una acción que no revisó y supuso el 2-2.

Poco después y tras señalar un penalti sobre Pablo Vázquez, desde la sala VOR David Gálvez Roscón llamó al árbitro principal para que revisase una acción en la que, suficiente o no, existía un contacto que Lax Franco había señalado. Lo anuló el trencilla, que apenas tres minutos más tarde expulsó a David Mella. El de Espasande entró duro al esférico, en una acción imprudente que no debería haber hecho teniendo ya una amarilla, pero si llegó a impactar al rival, el contacto fue mínimo en otra decisión rigurosa.

Lo del Nuevo Mirandilla fue el caos absoluto. El colegiado perdió el partido y ahí emergió la figura de Lucas Pérez y un Dépor que aprovechó los nervios locales. Pese a estar con diez jugadores, se impuso la calidad visitante. Nadie creyó tanto como Escudero, que conectó con Barbero y este con Lucas. Tampoco creía nadie que aquella falta tuviese gran peligro, hasta que el coruñés la enchufó.

Lax Franco se despidió con diez minutos de descuento y una amarilla para el de Monelos sobre la bocina, en el minuto 100.