Entrevista | Borja Granero Central del Alcoyano y exjugador de Deportivo y Castellón

Borja Granero: "He jugado con pocos con un talento callejero tan grande como Yeremay"

"Para mí el año pasado fue redondo, se cerró el círculo", asegura sobre los ascensos de Dépor y Castellón

Borja Granero, en un partido con el Alcoyano. |  CD Alcoyano

Borja Granero, en un partido con el Alcoyano. | CD Alcoyano

Marcos Otero

Marcos Otero

Borja Granero (Valencia, 1990) dejó hace casi dos años el Deportivo después de un calvario de lesiones. Aquel mes de enero de 2023, rumbo a Castellón, no se imaginaba que volvería a cruzarse con el club blanquiazul de la forma en la que lo hizo. Enrolado en el Alcoyano, donde antes ya jugaron su padre y su tío, repasa sus etapas en Dépor y Castellón, que mañana se encontrarán de nuevo en Riazor (21.15 horas).

¿Qué tal en el Alcoyano? ¿Diferente a dos proyectos ambiciosos como eran los del Deportivo y el Castellón?

Me lo tomo con la misma ambición de siempre. Este año el club, sabiendo que salían de la categoría equipos importantes, sabía que iba a estar todo muy cerrado, el último del play off y el primero de descenso están en pocos puntos. Esta ahí el objetivo de otro ascenso, al menos intentarlo. Cuando salen de la categoría proyectos fuertes se abre una ventana de oportunidad para equipos que igual en otras circunstancias lo tendrían más difícil. Este año todo el mundo, no solo nosotros, ha hecho un esfuerzo porque ha visto que hay más plazas a disputar.

¿Le da cierta envidia no estar mañana en Riazor y no haber podido seguir en el Castellón?

Acabé contrato y me vacié allí igual que en el Dépor. Intenté dejar al equipo mejor de lo que lo encontré y aportando mi identidad, que siempre fue la de trabajar y respetar al máximo a la entidad y a la gente que trabaja dentro. No es momento de echar cuentas, cuando lo deje lo haré, pero he jugado varias temporadas en Segunda División y ahora verlos ahí no es más que una alegría. El día que me fui de Castellón lo dije. Me senté con Bob [Voulgaris, propietario del Castellón] y con el míster [Dick Schreuder] y les dije que no era un día triste, que me alegraba de haber formado parte de ese proyecto. Mi carrera también me la he tomado así en todos los aspectos.

Siempre ha tratado de darle normalidad a su carrera, incluso cuando no jugaba como le ocurrió en el Dépor...

Tu forma de ser no la puede marcar el jugar o no. Evidentemente todos tenemos nuestro orgullo, y tienes que tenerlo, pero con el tiempo y la experiencia, aunque yo parto con la ventaja de que tengo un entrenador en casa y sé lo difícil que es; aprendes que tampoco hay que darle muchas vueltas. El sello tienes que tenerlo propio y ser profesional tienes que llevarlo hasta las últimas consecuencias. El último año en el Dépor arrastré mucho tiempo una lesión en el tendón de Aquiles que me limitó muchísimo, la fui arrastrando por toda la parte derecha del cuerpo, encadené muchas lesiones y eso no me ayudó a tener continuidad. El primer año en Castellón jugué mucho y el segundo el nivel de la plantilla subió, pero jugué muchos minutos y tuve mis momentos.

¿Cómo es jugar en este Castellón tan particular de Schreuder? ¿Es tan divertido como parece desde fuera?

Es algo muy atractivo. Lo que se ve es lo que se entrena. El año pasado lo comentábamos y nos daba la risa, porque aquí en España eso no se había visto mucho. Llegó, puso defensa de tres y carrileros, y nos decía que a él le daban igual las posiciones. El año pasado estuve algún partido hasta de mediapunta y te acaba convenciendo. Te prepara para eso y la semana es muy exigente a nivel físico por las presiones a todo el campo. No es casualidad, lo que se ve el domingo está muy trabajado. Durante la semana sufres mucho estrés a nivel competitivo y en el partido casi tienes más tiempo, siempre decíamos que lo más fácil era el domingo.

¿Esperaba que la adaptación a la Segunda División le fuera tan bien?

Decir que lo sabía sería mentir, lo que sí sabía es que me iba a encontrar el mismo Castellón. Cuando han venido malos resultados, han insistido. Sabía que no iba a cambiar mucho el ADN, de hecho no lo ha cambiado. Ellos se habían dado cuenta que no podían cometer los mismos fallos y viene desde los dos partidos contra el Dépor. Sabían que con gente de nivel en el último tercio como tiene el Deportivo tenían que parar más el juego... Aprendieron cosas.

Al Dépor le está costando un poco más...

Ha habido partidos que se le han escapado por detalles. Por volumen de juego y ocasiones a mí no me ha dado la sensación de que lleve los puntos que merece. De momento se han tranquilizado un poco las cosas y han empezado a salir los talentos que tiene. De último tercio hacia adelante tiene a los jugadores con más talento y más juventud, acompañados del mejor jugador de la categoría. Tienes una mezcla perfecta. Lo que no se ve también es que el Castellón vuela por debajo del radar y al Dépor todo el mundo lo enfila. Viene de abajo, pero es el Dépor.

Menciona a los jóvenes talentos del Dépor, usted hizo un poco de tutor de Yeremay...

Hablo mucho con él. Con Mellita [David Mella] coincidí menos y se le veían cosas, pero lo de Yeremay... Para mí era evidente. He jugado con pocos que tuvieran un talento a nivel callejero tan grande como ese, pero es verdad que de lo otro no tenía nada. De todo lo que se le ve ahora, centrado, que se cuida…, pero es que era un niño. Nadie le había enseñado la otra parte y yo ya venía un poco de vuelta. Él se fijó un poco, lo fue entendiendo y entre todos le fuimos enseñando la otra parte, porque con el balón qué le vas a enseñar. Ahora está recogiendo los frutos.

¿Por qué tomó la decisión de dejar el Dépor?

Después de tanto tiempo lesionado, con malas sensaciones y entrenando con dolor llegó un momento en que eso no era sano. Me vi tan poco útil para el equipo, porque era incapaz de bajar la escalera, que acabé muy frustrado a nivel mental. Lo llevé bien, porque iba feliz a entrenar y estaba en el Dépor, pero 16 partidos fuera por lesión... Me ilusionó mucho ver a Lucas, de hecho fui a Riazor a la presentación porque vivía cerca del estadio y me intenté reenganchar como cualquier aficionado, pero sentí que tenía que buscar algo más para mí. Hice lo que hace mucha gente, volver a casa y pelear desde aquí.

Dépor y Castellón han terminado encontrándose después de cruzarse en un ‘play off’, ser campeones... ¿Se lo imaginaba cuando salió de A Coruña?

Para mí el año pasado fue redondo. Se cerró el círculo. Mi padre me dice que el fútbol tiene estas cosas, que es muy caprichoso. El primer año en Castellón recuerdo que siempre decía: ‘Que no me toque el Dépor en play off’. Estaba escrito que la primera eliminatoria iba a ser el Dépor. Encima cómo se dio la eliminatoria... Yo no podía parar de llorar. Estaba contento, pero pensaba en lo que estarían pasando en el vestuario del Dépor y la gente de A Coruña. Al final se cerró el círculo. Los dos para arriba, de celebración, todo el mundo contento...

¿Llegó a hablar con Mackay de aquella semifinal del ‘play off’?

Hablo bastante, pero después de eso hay poco que hablar. Ya sabía lo que sentía Mackay, que no había persona más hundida que él en ese momento que Ian. La gente puede decir lo que quiera, porque el aficionado es soberano, pero sé lo que sentía y cómo lo pasó. Estoy seguro que cuando subió el Dépor estaba pegando saltos de alegría.

Tracking Pixel Contents