Anuario 2024 | Un ascenso eterno para unir al Deportivismo

El cuadro coruñés logró su 14ª subida tras cuatro años de letargo en la categoría de bronce l Lucas Pérez, clave, agrandó su figura | Idiakez, el gestor, no llegó a final de año

El Deportivo festeja el ascenso

El Deportivo festeja el ascenso / Iago López

Xane Silveira

Xane Silveira

Cuatro años de larga odisea duró el trayecto del Deportivo fuera del fútbol profesional. No fue breve ni sencillo poner fin a una larga agonía que se cerró un 12 de mayo y quedará para siempre en la memoria de la afición. Por la unión entre la plantilla y la grada, otrora más difícil, y por cómo se produjo un ascenso que en diciembre parecía imposible y en mayo se culminó con dos jornadas de antelación. El 2024 será recordado por el 14º ascenso en la historia de la entidad coruñesa, uno de los más importantes.

La temporada fue un cúmulo de emociones y momentos vividos al límite. La plantilla conoció el lado más amargo del fútbol tras un inicio de temporada marcado por las lesiones, la irregularidad y la falta de triunfos. Pero el año natural comenzó con la reacción al vencer a la Real Sociedad B, primera piedra en un largo camino para dejar atrás la pesada mochila de puntos que arrastraba el equipo de Imanol Idiakez.

El Dépor se sumergió en una carrera por el liderato en el que la ventaja parecía insalvable. En marzo, sin embargo, la escuadra de Imanol Idiakez, invicta durante toda la segunda vuelta, asaltó el liderato para no soltarlo más. Las piñas se convirtieron en una tendencia que acabaron protagonizando las celebraciones de los goles, en una mezcla de locura y frenesí por parte de un deportivismo, que mostró su cara más pasional.

Lucas Pérez, a quien el gol se le resistió durante los meses anteriores, se coronó como máximo anotador del equipo con 12 goles y otros tres en la eliminatoria de campeones. El de Monelos cumplió con su gran deseo en un año en el que fue la figura indiscutible del equipo y del ascenso. Volvió al fútbol profesional, donde ya ha empezado a marcar goles, sobre todo, en esa inolvidable tarde de Cádiz. Otra vez erigiéndose como figura trascendental de la escuadra.

Por el camino se quedó Imanol Idiakez, cesado tras 12 jornadas de campeonato regular. El técnico easonense quedará en los libros de historia como el hombre que logró el regreso a Segunda División. Sin embargo, la falta de resultados llevó a la directiva a prescindir de sus servicios y confiar en la figura de Óscar Gilsanz, quien hasta el momento dirigía al Fabril. De cara al nuevo año, ya sin la Copa del Rey, el betanceiro se centra en lograr estabilidad de cara a cimentar las bases para un futuro ascenso a Primera División.

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