La trinchera, de nuevo una zancadilla para el Deportivo

El Dépor impuso su plan hasta que el duelo entró en una dimensión que sigue castigando

Pablo Vázquez se agarra la camiseta durante el partido ante el Málaga. |  LOF | LOF

Pablo Vázquez se agarra la camiseta durante el partido ante el Málaga. | LOF | LOF

Redacción

Las importantes bajas con las que el Dépor se presentó en La Rosaleda no fueron un impedimento para que Gilsanz impusiese su pizarra sobre Pellicer. El cuadro blanquiazul apostó su encuentro a atraer la presión abajo, lanzar a Yeremay y Mella con Mario Soriano como nexo y evitar excesos en los primeros pases. El canario se echó el equipo a las espaldas en un encuentro brillante que dejó encaminado cuando salió del campo. A su lado se retiró José Ángel, experto en los momentos difíciles. Ambos tuvieron que ver como la victoria se esfumaba en los minutos finales.

El Málaga tardó 86 minutos en ponerse por delante. Hasta ese momento, el cuadro coruñés había logrado lo más difícil. En una jugada de tiralíneas, Mario conectó con Yeremay, quien además de una lambreta para la galería regaló una definición para seguir engrosando sus cifras. Batir a Herrero era el gran reto ante el equipo que más porterías a cero deja y menos partidos pierde. Antes, el canario ya había explotado los espacios que el Dépor creaba partiendo dos bloques muy diferenciados para atacar: la zaga y el doble pivote, hundido y estable; por delante, vértigo e imaginación.

Los cambios cortaron el plan. Muchos de ellos forzados por agotamiento. El Dépor se desdibujó tras la salida de su figura y de un José Ángel que había sido una roomba hasta el momento. Se agotó. El encuentro entró en un momento de trincheras. De hundirse en área propia y resistir. Pero no lo logró. Chupe probó puntería primero y, tras calibrar, remató con un punto de fortuna un centro al primer palo que tocó en Pablo Vázquez. Se le esfumó la victoria a los coruñeses. Un empate que deja el vaso medio vacío.

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