Jorge Andrade: "En el Dépor muchos compañeros no se hablaban durante la semana y en las cenas eran los mejores amigos"
"Mauro Silva nunca me devolvió una pelota, siempre jugaba hacia adelante, era un jugador increíble"
"Pirlo dijo en un podcast (tras el 4-0 al Milan) que estábamos dopados. ¿Dopados en A Coruña? Estás loco. Lo único que nosotros teníamos era vino encima de la mesa"

Jorge Andrade / PODCALHAR
Redacción
Jorge Andrade, siempre entre risas y nostálgico, tuvo una larga charla en el podcast podcalhar en el que repasó su carrera con muchas opiniones y anécdotas, la mayoría centradas en el Dépor. La relación del vestuario, los mejores jugadores, la remontada al Milan, los rivales...
El portugués se detuvo primero en ese vestuario de estrellas que se encontró en 2002 cuando fichó por el Dépor. "Mauro Silva, Fran... Djalminha, cuando llegué estaba triste porque acababa de perder el Mundial. Aquel entrenador (Irureta) había tenido más episodios, pero eso había sido filmado y Felipao, como tenía una lista difícil... Mauro había ganado el Mundial del 94. Era un jugador increíble. Jugaba al frente de la defensa y nunca jugaba para atrás. Era increíble: cómo podía dar continuidad al juego siempre para adelante. Nunca me devolvió una pelota. Lo fácil era tocarla atrás, yo siempre conservaba la esperanza porque mi juego era correr hacia adelante. Era un crack", admitía entre carcajadas, mientras recitaba compañeros: "Romero, Molina, Manuel Pablo, Scaloni, Dusher, Sergio, Makaay, Tristán, Pandiani...". Aquel grupo tenía grandes futbolistas, también un exceso de jugadores. "Cuando llegué allá (al Dépor) eran 35, el autocar para ir a la concentración de pretemporada estaba lleno. Cinco se quedaron sin ficha ese año. Siempre tomaba un vino cada pretemporada con el Loco Abreu", apuntaba de una especie de ritual. "Lendoiro apostó para diez años, le duró quince y está contento", apunta del auge y caída de aquel Dépor.
A Andrade le siguen maravillando esa capacidad que se encontró en A Coruña de separar lo profesional y lo personal. "Siempre que iba a entrenar iba con alegría y en eso fue muy importante mi paso por el Dépor. Cambió mi personalidad. En Portugal era muy serio, abatido y concentrado en el juego y en España las cosas cambian. Allí cuando el jugador está en el campo, está ahí, y cuando no, es una persona normal. Nosotros teníamos cenas los jueves que desbloqueaban. Muchos compañeros no se hablaban durante la semana y en esas cenas eran los mejores amigos y si es posible, nos íbamos todos a casa abrazados y contentos, eso hace parte del juego", cuenta.
Muchas veces ha hablado Jorge Andrade de la remontada al Milan. Dio algún detalle más, pero sobre todo se centró en algún reproche posterior: "Hasta el aficionado estaba desconfiado. Cada día teníamos más fe. Ganamos todos los duelos aquel día. 3-0 al descanso. Más tarde vino Pirlo y dijo en un podcast que nosotros estábamos dopados. ¿Dopados en A Coruña? Estás loco. Lo único que nosotros teníamos era vino encima de la mesa. Podíamos estar bebidos, dopados no".
Esa temporada también jugó ante el Mónaco y perdieron 8-3. Contó alguna anécdota de lo que pasó aquel día y en aquel vestuario: "Perdemos 8-3. Fue increíble ese partido. Habíamos ganado 1-0 en A Coruña y le habíamos sacado 17 fueras de juego a Morientes y en Mónaco él no juega. Jugó Prso e hizo cuatro. En el descanso perdíamos cinco 5-1 o 5-2 y Molina pidió disculpas, dijo que estaba mal de la barriga y pidió salir. Y en la primera llegada de la segunda parte Manuel Pablo dejó una mala pelota y vuelven a marcar. Lo hizo Giuly. Yo esa semana habían nacido mis gemelos, estaba sin dormir, estaba en la luna. Naybet estaba de Ramadán. Romero estaba con problemas familiares. Y cuando llegamos al aeropuerto, vimos gente allí y dije 'ay, Dios, mío' y todos nos animaban. Era todo apoyo positivo". Se mostró nostálgico sobre aquel ambiente de fútbol en A Coruña: "El estadio, al pie de la playa, la vista es increíble. Aquella sensación de ser jugador... Allí se siente, ser un ídolo que estás cerca de la afición. Salíamos por la puerta a pie hacia el coche, ganando o perdiendo, y saludábamos a todo el mundo. Cuando perdíamos, debíamos dar la cara. Aquel ambiente era saludable. Tengo una gran relación con la ciudad, ahora haremos la comida de veteranos".
Habló también de tres cracks mundiales: Ronaldinho, Ronaldo y Zidane. "¿Mayor pesadilla? Ronaldinho Gaucho. Hubo un partido en A Coruña en el que Naybet, Scaloni y yo le caímos encima, el árbitro no sabía a quién sacarle la amarilla. Hacía todo sin esfuerzo, riéndose. Messi y Ronaldo con cara de esfuerzo y Ronaldiho se reía, así daba más rabia. Miraba para un lado y pasaba para otro", cuenta entre risas, mientras se detiene en una apuesta que le afectaba indirectamente. "El Real Madrid estuvo 17 años sin ganar en A Coruña, ya sabían que iban a perder. En Madrid Ronaldo y Djalminha apostaron a hacerle un caño al defensa. A mí me le podía hacer y me lo hizo, pero yo iba a recuperar la pelota, yo no sabía nada. Ya en A Coruña, a la vuelta, la pelota venía por el aire, vino a controlar la pelota y le di con todo, voló. Al caer le dije: 'Si te levantas y quedas aquí a mi lado, aún llevas otra'. Y se fue a otro lado. Y ganamos", cuenta. No tiene la misma opinión de Zidane. "Era malo. Trataba la pelota como una señora, era el Magic Johnson, pero era agresivo y bravo. Siempre protestaba. Parece un santo, pero era malo", apunta mientras cuenta Fernando Torres le tenía "pánico". "Manuel Pablo, ya en el túnel de vestuarios, le decía 'mira quién está allí' y yo ponía cara seria", asegura siempre con una sonrisa.
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