0-0 | Un punto que sabe a mucho y a poco para el Deportivo

Desaprovecha su superioridad y un penalti en la primera parte para acabar pidiendo hora tras el descanso | Helton Leite se resarce con dos paradas

Tenerife - Deportivo

Tenerife - Deportivo / LOF

Carlos Miranda

Carlos Miranda

El Dépor de la primera parte, el Dépor de la segunda mitad. El equipo coruñés regresa de la isla con un punto y con mucho que pensar. ¿Cómo fue capaz de no remachar a un Tenerife menor antes del descanso tras avasallarle futbolísticamente? ¿Cómo empequeñeció tanto como grupo después para acabar pidiendo la hora ante un contrincante poco más que voluntarioso? El vestuario y el deportivismo necesitan respuestas y ninguna va a ser tranquilizadora para un Deportivo que genera fútbol, pero que está lejos de tener pausa y de ser rotundo y decisivo en las áreas. Es, en cierta medida, un azucarillo. Le falta ese empaque que da tranquilidad a los proyectos, más sin Lucas Pérez y con una planificación fallida en posiciones clave. La segunda vuelta se puede hacer larga.

Sería por necesidad, pero el once de las rotaciones de Gilsanz en Tenerife llevaba aparejado un mensaje. Al Dépor le falta un lateral izquierdo y cuando tenga que descansar Obrador, como ayer, tocará recomponer con un puzle antinatural. Ximo Navarro regresaba a la izquierda y el equipo perdía a su jugador de mayor profundidad por la banda. Bouldini y Villares eran sus otras apuestas, Dani Barcia seguía esperando en el banquillo.

Más allá de esa recomposición a contra natura, al Dépor se le vio cómodo en los primeros compases. Dominaba, sacaba la pelota con cierta soltura. Se notaba sobre el césped la diferencia que dictaba la tabla. Uno flotaba, encontraba los espacios, las ocasiones. El otro parecía peleado con el partido y con la pelota. Desde esa salida más aseada, en la que el equipo coruñés ha mejorado de manera innegable con Gilsanz a partir de la pareja José Ángel-Mario Soriano, empezaron a reproducirse las ocasiones. Un desmarque en profundidad de Bouldini, un disparo de Mella, otra incursión del zurdo con Yeremay, un cabezazo de Pablo Vázquez... Todo en una docena de minutos. El tanto blanquiazul parecía cuestión de tiempo, como ese reloj de arena que se va descargando sin prisa, pero sin pausa.

Y llegó una de esas jugadas que marcan un partido. Del penalti reclamado por Mella al que se cobró por sorpresa el Dépor en una jugada previa por una mano invisible en directo. La grada pensaba que el colegiado iba al VAR para favorecerles y, de repente, se vieron con una pena máxima en contra. Con Lucas ya fuera, el elegido para el lanzamiento era Yeremay, el nuevo líder de este Dépor para todo. En un exceso de celo y de ajuste, lo mandó al larguero y tembló todo el estadio. Eso sí, la pelota no vio la red. La mejor ocasión posible, al limbo.

El Dépor acusó el fallo y el Tenerife se vio, de repente, revivido. El equipo chicharrero, más rudimentario, tiraba para adelante, buscaba ajustarse atrás y en la presión. Colgaba pelotas al área, pero ni siquiera cargaba el área. El conjunto coruñés era mejor y tenía más argumentos, le estaba dando vidas extra de una manera un tanto ilógica. Fue un cuarto de hora en el que el Dépor destiló cierta incomodidad, incluso con la pelota. Tampoco le ayudaba que Ximo Navarro no apurase la banda, ni Petxarroman tampoco. Yeremay y Mario Soriano, además, se solapaban por dentro. Había detalles que ajustar. En ese tramo, Diarra tuvo la más clara del Tenerife en la primera parte. Un cabezazo en un saque de esquina prolongado al segundo palo que casi emboca. Era un aviso serio.

A la media hora el Dépor volvió a recuperar un poco del fútbol y de la compostura que había lucido. Menos que en los primeros minutos, pero le llegaba para imponerse y para mandar. Mella y Yeremay tejieron una ocasión, el canario empezó a hacer daño por la banda. El Dépor era mejor, parecía mejor, pero el marcador no lo reflejaba y eso siempre un peligro.

Esa holgura y esa facilidad que encontró el Dépor en la primera parte para colarse en zonas intermedias fueron historia en la segunda. Si hubo alguien que ajustó a su equipo ese fue Álvaro Cervera. Siempre acostumbrado a que sus grupos fuesen relojes suizos, ahora lo que se veía sobre el terreno de juego se parecía un poco más a lo que se espera de sus apuestas.

Antes de que se empezase a jugar a lo que demandaban los chicharreros, Bouldini estuvo a punto de abrir el marcador en una contra. Remató la pierna del defensa. Era el minuto 47. Desde ese momento no hubo pausa ni control del partido por parte de los coruñeses. Helton vio como le probaron en varias ocasiones en el siguiente cuarto de hora. Gilsanz entró en ese juego de partir al equipo. Los cambios llegaron pronto y Villares regresó al lateral. De hecho, el capitán tuvo la más clara del equipo coruñés pasada la hora de partido en una contra muy bien llevada por Yeremay. Edgar Badia se hizo gigante sacando una pierna al tiro cruzado. Minuto 61, espadas el alto y el Deportivo mucho más incómodo.

El equipo coruñés fue un fantasma en el resto del partido. El Tenerife dominaba la escena, los espacios y el guion del duelo. Todos los rebotes y los rechaces eran suyos, las ocasiones también. Enric Gallego, quien salió por Ángel, tuvo una muy clara en el área pequeña que obligó a Helton Leite a sacar una buena mano de reflejos. Todo ese dominio de los primeros 45 minutos se esfumó, era un equipo desbordado y cansado. No aguantaba su entramado defensivo y, salvo Yeremay, nadie amenazaba en ataque.

Fue el momento en el que se hizo enorme bajo palos Leite. Primero le detuvo una a bocajarro a Enric Gallego y después sacó una buena mano a un cabezazo de Diarra. Dos paradas para resarcirse de la semana pasada y para que volviese el Helton de toda la temporada. Tuvo el triunfo Gauto en una contra en el descuento. Hubiera sido demasiado, el Dépor no lo mereció y debe captar el aviso.

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