El arte de hacer que todo salga bien

El Dépor rozó la perfección en el primer tiempo y protegió su mejor renta en Riazor

José Ángel pugna por un balón ante un jugador del Almería. |  Carlos Pardellas | CARLOS PARDELLAS

José Ángel pugna por un balón ante un jugador del Almería. | Carlos Pardellas | CARLOS PARDELLAS

Xane Silveira

Xane Silveira

A Coruña

En la inexplicable temporada goleadora del Deportivo, la edad y el proceso de crecimiento de sus figuras son la respuesta trampa a los días malos en los que nada entra. El Dépor ha tenido muchos de esos en los que, pese a ser superior, la eficacia en ambas áreas le castigaron. Ante el Almería, los de Gilsanz crearon su propia suerte y todo se puso de cara.

Eddahchouri no tardó ni 20 minutos en mostrar su carta de presentación. El gol no entiende de categorías y el colmillo es un don. Se tiene o no, pero viene de serie. Como sus pequeñas rupturas que abrían espacio para los mediapuntas. Imperceptibles, pero necesarias. El Deportivo de Gilsanz ha pulido al máximo su salida de balón.

Al principio con algún problema, pero encontrando a Ximo y a Obrador libres una y otra vez en los malos saltos de Lázaro y Baptistao. Por la izquierda de Rafa llegó el segundo, con resbalón de Chumi para poner otra pizca de suerte. Y, en esos momentos de absoluta vorágine, Mella puso la sentencia. Como en Albacete, Cartagena, Cádiz o ante el Castellón: el Dépor agarra el bucle del momento para hacer sangre y no soltar a su víctima.

A partir de ahí defendió su marcador. Por momentos le faltaron fuerzas para plantear algo más que aguantar lo cosechado. Había salido todo tan bien que no había que tentar al potencial visitante, contrarrestado a partir del gol del neerlandés.

Al Deportivo le salió todo bien. Ofensiva y defensivamente. Y, cuando el Almería encontró algún resquicio, apareció Helton, ese hombre que pone su calidad por encima de la fortuna. Porque en cada gol blanquiazul hay un punto de acierto que otros días faltó, pero mucho talento que siempre estuvo.

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